lunes, 28 de julio de 2008

LATIDO

Latido
MANUEL VICENT 05/01/1992

Cualquier acto que uno realice, por miserable que parezca, siempre será un acto universal: en ese momento lo están ejecutando millones de seres en todas las partes del mundo. Vicios, sentimientos y tragedias íntimas participan igualmente de una corriente planetaria que actúa como una fisiología, y arrastrado por ella alguien puede sentirse un asesino muy selecto o un monje lleno de sabiduría, pero no es sino otra de tantas criaturas unívocas que baila al son de una melodía compuesta por todos los placeres y sufrimientos de la humanidad junto con sus ambiciones. Sólo los héroes y los santos captan el sentido de esta música: son conscientes de que la acción o el sacrificio personal se prolonga a través de un inmenso campo de almas, hasta crear una unidad, y sólo dentro de ella se sienten libres o redimidos. Todo cuanto sucede forma una masa. El conjunto de blasfemias y plegarias engendra un cántico que se eleva hacia las esferas, y hasta allí también llega el grito unánime de todos los orgasmos, el sonido de todos los látigos, el rumor de innumerables frustraciones, de idénticas esperanzas, de estertores y carcajadas semejantes, que son reflejos de las mismas pasiones acompañadas por los mismos gestos. Sentir indefinidamente multiplicado el placer sabiendo que de él participan todos los mortales; diluir las desgracias que uno tenga en el acervo común del dolor, en eso consiste la santidad nueva, del mismo modo que el heroísmo de hoy no es más que un ejercicio de humildad: entender que toda la humanidad está haciendo fuerza cuando levantas un papel del suelo. El asesino que campa triunfalmente en un barrio de Nueva York y el monje con la bata de azafrán que a la sombra de un magnolio imparte enseñanzas analgésicas en la ladera del Tíbet, ambos constituyen dos caras de un poliedro, en cuyo interior la crueldad del mundo y la vastedad de su gloria conviven formando una misma sustancia. No estás solo. Infinitos seres se alimentan de tu angustia, infinitos seres generan la dulzura que te sustenta.

domingo, 27 de julio de 2008

TERROR

Terror
MANUEL VICENT 27/07/2008

Al final todas las películas son de terror, porque los actores y actrices que trabajan en ellas han muerto. En la niñez fueron tus héroes. Trababas de imitar sus gestos cuando eras adolescente. Te enamoraste de aquellas mujeres seductoras en tu juventud. Hubo un tiempo en que Gary Cooper, Ingrid Bergman, Montgomery Clift, Audrey Hepburn, Steve McQueen, fueron maravillosos seres vivos junto a otros personajes fascinantes que llenaron tu vida de sueños imposibles. Si ves en televisión una película de cine clásico y estás solo en casa al poco rato te darás cuenta de que eres el único que sigue vivo en un mundo de fantasmas. Hubo un tiempo en que en la pantalla sólo morían los malos, los patilludos de mirada torva, los indios y los cuatreros. Nunca se daba el caso que ese lance le sucediera al guapo. Ningún público hubiera tolerado que Gary Cooper muriera de mala manera. De hecho, todos los actores a los que amábamos eran inmortales. Pero la vida es esa película de aventuras en que al final Gary Cooper muere de verdad. Para saber si te estás volviendo viejo existe una prueba irrebatible. Empieza a contar cuántos actores y actrices que llenaron de fascinación tu juventud viven todavía. Tuve esa experiencia una noche del pasado invierno. Para aliviar el insomnio me puse una película, la primera que salió de la estantería al alargar la mano. Resultó ser Casablanca. Todo iba bien al principio, pero agitada mi imaginación por el viento oscuro que silbaba en la ventana caí en la cuenta de que Bogart en realidad ya no existía y tampoco Peter Lorre ni Ingrid Bergman ni el negro que tocaba el piano ni el policía ni ninguno de aquellos espías alemanes ni nadie de aquellos franceses que puestos en pie cantaban a coro la Marsellesa. Todos habían muerto y yo me estaba moviendo entre ellos dentro de un panteón. Casablanca se había convertido en una película de terror. Tal vez no habría sido lo mismo si hubiera visto la película en un cine de verano bajo las estrellas. Porque envuelto en el aroma de jazmines habría imaginado que aquellos héroes que adornaron nuestra juventud seguían vivos fuera de la pantalla formando una nueva constelación, como seguían vivos los personajes de los libros que leímos un día tumbados en una hamaca.

lunes, 21 de julio de 2008

LOS DADOS

Los dados
MANUEL VICENT 03/01/1993

El azar significa una cara determinada del dado. En ella no estaba grabado un número, sino una flor, y puesto que el vocablo es árabe, los jugadores que en la antigüedad apostaban en círculo bajo la mirada de Alá, cuando arrojaban el dado en una encrucijada del desierto sabían que si esa flor se revelaba sobre la arena, cualquier camino que eligiera el jefe de la caravana sería favorable. Seis caras tiene el dado, pero siete veces, al día cambia el corazón de los humanos, y cada vuelco que da esa víscera supone también una jugada distinta, una baraja nueva. El azar, o azahar, equivale a una flor y a un dado: ambos impulsados por los latidos de la sangre, marcan el destino. Hay que recordarlo ahora, en el tiempo de la epifanía, cuando el sol inicia la rueda. Muy pronto se van a manifestar las flores del almendro y de los prunos, que sin duda darán una gran cosecha de dados y naipes, con alguna reina de corazones colgada igualmente de las ramas. En medio de la iniquidad de este mundo están llegando ya los erizos perfumados por la mar, en las calmas de enero, y después, entre más flores y apuestas, subirá la savia desde el fondo de la tierra hasta llenar innumerables muslos de nácar, y todo irá bien si al echar el dado sobre el polvo v es abrirse los ojos verdes de las habas, que crecen mientras Dios muere y resucita en el primer plenilunio de primavera. Con el deshielo aparecerá el cuerpo de Ofelia hibernado en todos los valles, junto a un juego de dados abierto por la misma cara donde estaba inscrita una rosa. La suerte es una mujer inconstante, pero siempre quedará alguien que quiera regresar contigo a Itaca en verano, cuando los largartos palpitan, aunque sólo sea navegando la sombra de una higuera bajo el sonido de las chicharras. Luego habrá que quemar las páginas amarillas que caen de los árboles, en compañía de las barajas usadas, y cubrir con las flores podridas de otoño los dados de marfil; entonces quedará tan solo tu corazón latiendo, y cada uno de suslatidos será una jugada nueva.

SIN CADÁVERES

Sin cadáveres
MANUEL VICENT 10/01/1993

No ha aparecido todavía el cuerpo de un banquero español colgado de un puente en Londres, ni una beata española ha sacado del armarlo al hijo sacrílego que obtuvo de sus amores con un obispo forzándolo a huir a la selva. Aquí la vida pública apesta a amoniaco, pero este país no ha producido aún grandes cadáveres, sino alguna morralla cosida a navaja, un trabajo muy rudimentario, cosa de teloneros. La verdadera función no ha comenzado, aunque el teatro ya tiene todo el aforo vendido. En otros lugares criminalmente más evolucionados se descorcha el cráneo de un presidente con un rifle de matar bisontes, se envenena a un papa con una tizana durante la lectura del Kempis o se acribilla por riguroso turno al pez más gordo de la mafia con la cara enjabonada en una barbería y, mientras con una cadencia exacta estos asesinatos artísticos se suceden, nadie en la radio habla de corrupción. Sólo suena Bach. Tampoco la prensa de esos países más elaborados se pone histérica ante cualquier escándalo financiero. Allí se sabe muy bien que cada cierto tiempo aparece en escena el fiambre de un prócer balanceándose por el cuello en una viga o flotando boca abajo en el mar junto a su yate fantasma. La representación de estos protagonistas muertos purifica las pasiones del público. Al menos ésa es la función que Aristóteles atribuía a la tragedia. En España corre mucha sangre que es fruto del fanatismo nacionalista, un oficio religioso, pero no existen todavía cadáveres de categoría ni casos de sexo y política que estén a la altura de la época. No obstante, dado el tufo espeso que trae el aire, en nuestro territorio todo parece dispuesto para que se presenten en sociedad los primeros fiambres exquisitos, políticos suicidados, financieros ahorcados componiendo magníficos bodegones de caza. El telón no se ha levantado, si bien los espectadores previamente calentados esperan tocando palmas de tango que aparezcan esos grandes cadáveres hechos fríamente con mucho dinero que nuestra modernidad se merece.

ROGATIVAS

Rogativas
MANUEL VICENT 17/01/1993

Las rogativas constituyen nuestra tecnología punta. En este país gobernado por el anticiclón de las Azores, que es el rabo seco de Jehová, se habla mucho de fibra óptica y de ordenadores de la cuarta generación pero al final, para que salga agua por los grifos, hay que sacar a una Virgen en procesión o pasear bajo el cielo de esparto a un santo incorrupto. En la Exposición Universal de Sevilla se han exhibido con orgullo los más refinados diseños de la ciencia: entre ellos no estaba el brazo de santa Teresa ni el tubo con sangre licuada de san Pantaleón. Ha sido un atraso. Recién clausurada esa gran muestra tecnológica que introdujo a los españoles oficialmente en la modernidad, en Sevilla ha habido que forzar de nuevo a la Virgen de los Reyes a darse una vuelta alrededor de la catedral en compañía del clero para pedir a Dios que se digne llover. Sin duda, la oración es una fuente de, energía que puede hacer saltar en pedazos el calendario zaragozano, nuestro último bastión ontológico, y creo igualmente que las mojamas de los santos que se conservan en los sarcófagos medievales concentran una increíble carga radiactiva que se podría utilizar para mover centrales nucleares. Si se agarra el brazo incorrupto de santa Teresa a modo de barra de uranio enriquecido por tantas plegarias y se introduce en la olla de un reactor generaría millones de kilovatios para iluminar y calentar a todos los demócratas. Hemos vendido demasiado pronto aquel pollino cuyos rebuznos se dilataban por la ardiente luz de la sequía. Dentro de ese resplandor muchos fanáticos todavía esperan que la fe condense las nubes mediante una zarabanda de reliquias, isobaras, exvotos, borrascas y vírgenes. Esta superstición no es para la Iglesia católica una parte del folclor sino una tecnología punta que los obispos estimulan y los fieles desarrollan con el cirio en la mano mirando este cielo exhausto donde Dios se niega a convertirse en agua. La voz de los pollinos ibéricos antiguamente también presagiaba la lluvia. Ésa era otra plegaria. Y la hemos cambiado por la fibra óptica.

MEMBRILLERO

Membrillero
MANUEL VICENT 24/01/1993

Hay una lentísima fuga de la luz que va resbalando por las hojas del membrillero, y al pie del árbol, como un cazador, está Antonio López con un lienzo en el caballete que parece una trampa tendida para atraparla. Esa luz es otro río de Heráclito, en el cual nadie podría bañarse nunca dos veces. Ella fluyendo transforma la sustancia de todos los seres, y el tiempo no es sino la copa de cristal donde la luz se teje y se desteje siempre a sí misma. Intentar captarla en el lienzo es el trabajo imposible de este pintor que en la película convierte su propia impotencia en una obra de arte. Es una tarde de otoño, y los membrillos ya están dorados. Se oyen pitidos de trenes que parten hacia su destino o llegan a la ciudad desde lugares desconocidos. La vida pasa. En la superficie de las cosas, la vida va dejando minuciosas heridas, una memoria amarilla, imágenes de una fotografía de juventud que ya se ha perdido. La cámara de Víctor Erice analiza los ojos del artista apostado junto al membrillero cuando en sus ramas se posa la luz en forma de ave que nunca se dejará cazar. Mientras espera el momento de fijarla en el lienzo también se escucha la ciudad respirando a través del sonido de las ambulancias, y el sol rueda por la tapia camino ya del invierno, que trae aguaceros sobre el cobre de todos los árboles, pero cada membrillo es el mundo y también el alma entera del pintor. La pasión, según Víctor Erice, consiste en que el pintor desee la luz hasta el fondo de la materia; que la imposibilidad de poseerla se convierta en amor o tal vez en melancolía; que al final esa impotencia se transforme en un sueño; que sólo dentro del sueño el artista sea capaz de soñarla; la fusión del sol con el membrillo equivale a un tiempo capturado: ese que te destruye después de haberte hecho inmortal un instante, el que te permite exhalar el mejor perfume un momento antes de que se inicie tu putrefacción. Víctor Erice y Antonio López han realizado con esta película una obra maestra. El sol del membrillo o la impotencia del genio.

VÉRTIGO

Vértigo
MANUEL VICENT 31/01/1993

Sin duda, todos los perturbados sexuales seguirán muy excitados después de haberse saciado al máximo con ese banquete de noticias e imágenes de las tres niñas violadas, torturadas y asesinadas. La luna llena altera la mente de los lobos. También este crimen ritual servido a las masas como un cuento de terror habrá tocado la raíz oscura que en muchos cerebros conecta todavía al hombre con su riera interior. Los próximos violadores estarán ahora relamiéndose de gusto al conocer los pormenores de la autopsia, y cada uno de esos detalles macabros les hará aullar de placer ante el espejo donde se acicalan de noche antes de salir de cacería. La gente se siente redimida con las desgracias de los demás. Contemplar desde este lado las tragedias de los otros consuela mucho. Las desdichas ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la catástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez. Debido a eso, todas las desgracias son noticia. Para purgarse de la propia infelicidad, el público se convierte en un espectador sediento de sangre, y cada uno saca de la violencia el bálsamo de la piedad, la, atracción del sadismo o el remedio del dolor. Ante los tres cadáveres de esas niñas descuartizadas en una ceremonia sexual han, aflorado los posos más turbios del alma colectiva. Madres llorosas abrazaron a sus hijas que no habían caído en las garras del lobo; adustos labriegos pedían, venganza calderoniana; anónimos vampiros que parecían honrados padres de familia descubrían un abismo dentro de sí mismos; adolescentes con la cara llena de granos clamaban por la pena de muerte sin ahorrarse el vértigo del propio terror. El sacrificio de esas tres víctimas se ha convertido en una materia de consumo, pero frente a innumerables espejos hay ahora violadores nuevos y asesinos inminentes que se sienten excitados por ese espectáculo y sonriendo imaginan que ellos podrían superarlo.

ESPERPENTO

Esperpento
MANUEL VICENT 07/02/1993

En el espejo cóncavo del callejón del Gato se reflejaba la España de Valle-Inclán: curas, toreros de naipe, aristócratas apolillados, letrados sacamantecas. El espejo cóncavo devolvía también una imagen esperpéntica del mundo de palacio, de los trajinantes y boteros, de los sacristanes y matarifes, de los poetas hambrientos y chulos de gomina. Estos personajes de la España negra han desaparecido pero ahora :nuevos ejemplares se pasean por otro callejón del Gato que ya no se halla en un Madrid de tocino rancio sino tal vez al pie de un magnífico hormigón de Sainz de Oiza para oficinas donde campan los modernos rufianes, delincuentes con Rolex de oro, mangantes y comisionistas vestidos por Toni Miró que se reflejan en las cristaleras de un rascacielos de cualquier arquitecto japonés. Antes la derecha clásica se movía entre la sala de banderas y la sacristía; cambiaba el cirio por el sable según su conveniencia. La oligarquía no tenía necesidad de robar nada ya que todo el país le pertenecía. Con el detritus que iba dejando aquella política se alimentó nuestra historia. Las figuras del espadón, del cacique, del clérigo trabucaire seguidas posteriormente por el estraperlista de posguerra, el sindicalista vertical y el tecnócrata con voto de castidad formaron una galería de esperpentos que después con la llegada de los socialistas al poder se fue completando con los nuevos elementos de la España negra actual que ahora se mira en el espejo deformante del diseño y de la tecnología punta, la cual refleja a algunos políticos de antigua pana con el maletero de] coche atiborrado de billetes, viejos marxistas convertidos en expertos golpistas de ingeniería financiera, los felipones barbuditos atiborrándose en la pastelería del Boletín Oficial. El desfile por el callejón del Gato continúa. Ved ya los rostros de la derecha, idénticas máscaras de antaño dispuestas a tomar el relevo ante el espejo cóncavo. ¿Quién que votara a los socialistas con ilusión hace 10 años les podrá perdonar nunca lo que han hecho?

LA HUIDA

La huida
MANUEL VICENT 14/02/1993

Había carros de labranza en la playa y a la sombra de los toldos la gente comía carne con tomate, abría sandías y bebía con los ojos cerrados levantando el botijo a contraluz. Los niños lloraban o lanzaban gritos de felicidad que se fundían con la claridad del firmamento hasta hacerse de su misma naturaleza. Mujeres vestidas de negro alrededor de un paño con las viandas no cesaban de hablar excitadas a pleno sol con las pantorrillas quemadas. También se desarrollaban largos silencios. Muchos dormían. Había algunos caballos dentro de la mar con los ijares llenos de espuma y el amo les pasaba la mano por allí sin quitarse el cigarrillo de la boca. Aquellos huertanos con sombrero de paja, la camisa blanca y los pantalones arremangados refrescaban a las caballerías con cubos de agua y algunas relinchaban o piafaban entre las muchachas que tomaban el baño con enaguas sujetándose los volantes para que las olas no descubrieran sus muslos, aunque al salir del agua llevaban la tela pegada a la curva del vientre con el triángulo del pubis marcado por una sombra mojada que atraía las miradas de los adolescentes. Dormido en medio de la playa bajo un cúmulo tan alto de sol dentro del sueño oías los golpes del oleaje y el fragor de la resaca junto a los párpados traspasados por la luz de la arena, si bien toda la mar se iba hundiendo en la oscuridad del inconsciente hasta desaparecer, y al final del sueño aún permanecías dormido, pero el oleaje volvía a golpear tus cinco sentidos incluyendo los labios hinchados por la sal y el olor de las algas; dentro de ellos comenzaban a oírse de nuevo los gritos de otros niños con una resonancia neumática y al despertar por completo el sol ya se había ido y entonces sentías un escalofrío de dicha en la médula junto a la barca varada con nombre de virgen donde habías caído derrotado aquella tarde de verano. Para que esos días tan felices puedan volver bastará con que lo sueñes con el corazón limpio, dispuesto a huir de esta ciudad que te ha herido con otros placeres.

REMATAR

Rematar
MANUEL VICENT 21/02/1993

¿Acaso Dios es un científico? No lo creo en absoluto. La carnicería de Sarajevo se realiza sobre una extensión de nieve muy pura. Sin duda Dios es un poeta. Cuando comience el deshielo también hará florecer los almendros en medio de aquel festín de sangre. Allí los cadáveres se siembran desnudos como semillas que germinarán muy pronto. En primavera sacarán sus brazos de la sepultura en compañía de todas las jaras amarillas y entre ellas las balas silbarán buscando nuevos corazones, que son las frutas que dan los humanos, pero los muertos hoy ya no se convierten en árboles llenos de flores, como ha sucedido desde muy antiguo. La última modernidad se caracteriza por otra clase de resurrección. Ahora los cadáveres acuchillados en la ciudad, la gente que ha sido masacrada por las bombas y todos los que mueren de hambre son sembrados sin féretro en el lugar exacto donde han expirado, y, cumpliendo el misterio agrario, estos muertos a los 21 días sacan las extremidades en forma de tallos y después aparece la cabeza y el tronco, el cual se va desarrollando hasta que los pies del resucitado llegan a la superficie de la tierra y en ella permanecen para siempre arraigados sin poderse desplazar aunque el viento los agite con violencia. Existen ya muchos bosques humanos. En aquellos lugares donde la sangre se vierte con generosidad crecen los muertos siguiendo el ciclo de la naturaleza. Inmóviles en las aceras de las grandes urbes o agrupados en algunos valles fértiles, estos seres pueden llevar una existencia muy feliz. Dios obliga a los perros de la ciudad a abonarlos con sus excrementos y derrama igualmente sobre estos cadáveres redivivos la luz más hermosa de abril, los cubre de amor en mayo y hace que sus corazones, que son frutas muy dulces, lleguen a la sazón durante el tiempo de los membrillos, pero en Sarajevo estos muertos vuelven a ser bombardeados y en otros lugares mueren de hambre otra vez. Esta es la mayor crueldad: matar de nuevo a los muertos que ya habían resucitado.

DOMINGO

Domingo
MANUEL VICENT 28/02/1993

Los domingos los hizo Dios para bostezar. Aunque las cosas vayan muy mal, los domingos fueron hechos también para rascarse la espalda por debajo del pijama. Dios creó este mundo lleno de corrupción, y al séptimo día descansó, esto es, apagó la radio, dejó a un lado los periódicos y ni siquiera puso el telediario de las tres. Durante toda esta jornada quiso olvidar el engendro que había realizado. A la hora del desayuno, Dios se preparó unas tostadas con mantequilla y eligió una mermelada de fresa mientras todo el cielo ya olía a café. Se sentó en un sillón de orejas frente a la bandeja y sólo se permitió' hojear muy por encima un suplemento dominical donde venían recetas para adelgazar y la última moda que en ese momento se llevaba en el paraíso. No se había quitado el pijama todavía. En chancletas, Dios anduvo de acá para allá toda la mañana por sus aposentos privados, que tenían doble cristal en las ventanas para ahorrarse los aullidos que llegaban desde el fondo del universo. Tal vez escuchó un poco de música de Bach y al mismo tiempo se entretuvo leyendo algún reportaje sobre ecología o se fue en chándal al supermercado a comprar comida dietética o aún amodorrado dejó que llegara mediodía y entonces se dispuso a cocinar. Preparó una ensalada muy completa, en la cual volcó toda la sabiduría y bondad que no había utilizado al crear el mundo. Se componía de berros, pepinillos, apio, arenques, salmón ahumado, aceite y orégano. Dios sabía que la Tierra estaba llena de violencia. Un coche bomba acababa de reventar el World Trade Center de Nueva York, pero eso no impidió que degustara delicadamente la ensalada sin prisas, puesto que era domingo. Después se echó una siesta, y al final de la tarde vio por televisión un partido de fútbol o algo de rugby tomando una copa muy relajado. Toda la corrupción de este planeta acumulada durante el fin de semana comenzó a airearse de nuevo por la radio en la madrugada del lunes, y Dios, ya bien bostezado ahora, tenía fuerzas para soportarla.

VIOLENCIA

Violencia
MANUEL VICENT 07/03/1993

De la misma forma que en tina galería de espejos el tigre y los cuchillos de Borges se multiplican indefinidamente, así también la violencia se reproduce a sí misma hasta el infinito al reflejarse en la pantalla de televisión, en la radio y en los periódicos cada día. La capacidad de información ha cambiado la naturaleza de las cosas. Las cámaras penetran ahora por el mismo boquete que acaba de abrir la navaja del homicida. Los reporteros ponen el micrófono en la boca de los asesinos en un pasillo del juzgado, los cuales ofrecen al mundo su punto de vista con una sonrisa plácida. Ninguna matanza, se considera válida si no es televisada en directo. Cualquier desgracia que suceda en el rincón más apartado del planeta ya no se distingue de la sopa de menudillos que uno toma en la comida. La niña que en la vida real esviolada y descuartizada sólo lana vez, en los medios de comunicación sigue siendo violada y descuartizada de la mañana a la noche con todo detalle durante la semana entera. Los informes del forense constituyen hoy la única fuente de la filosofía. La sustancia de las cosas cambió aquel día en que las imágenes nos sirvieron a la carta, como una degustación, el asesinato de Kennedy y, a renglón seguido la muerte de su asesino. A partir de ese momento el poder de la información no ha cesado de cabalgar con toda su furia sobre la antigua concepción del mundo hasta producir ese salto cualitativo que en nuestros días ha cambiado la naturaleza de la realidad. La sobrecarga de información ha creado un universo paralelo habitado por ciudadanos cebados de noticias que se multiplican hasta el infinito en la galería de espejos reflejando un solo hecho sangriento hasta formar con él una sola. catástrofe planetaria. No obstante, el mundo ahí fuera nunca ha sido tan feliz como ahora. Lo que está mal sólo son las imágenes que han generado este principio de modernidad: nadie se puede considerar un héroe si no asesina, o es asesinado a tiempo para alcanzar la cabecera del primer telediario.

POSITIVO

Positivo
MANUEL VICENT 14/03/1993

Soy un paseante asiduo de la ciudad. Conozco toda clase de excrementos de perro y a pesar de eso no soy pesimista. Creo que la humanidad está viviendo el mejor momento. Nunca en la historia ha habido tanta justicia, tanto placer. También el dolor de este planeta hoy es inmenso, pero la gente ahora se conmueve ante cualquier desgracia, envía mantas para los terremotos, organiza equipos de salvamento en las riadas, acoge a los refugiados de la guerra, protesta contra la tortura, se escandaliza por la pena de muerte, tapa con una manta los cadáveres en las cunetas, se enternece cuando los asesinos miran directamente a la cámara. Todos los grandes poemas de la antigüedad aún están chorreando sangre. Los libros sagrados de cualquier religión no son sino un trayecto repleto de profetas feroces, de castigos asoladores, de guerreros que pasan a cuchillo a niños y mujeres, de dioses que se comen unos a otros. Todos esos miserables se ofrecían como ejemplo a los mortales. Sin duda, Virgilio y Horacio tenían una extraordinaria sensibilidad. No obstante, podían pasear sin inmutarse por la Vía Apia, llena de reos crucificados, departiendo sobre los recentales. También ellos mismos eran capaces de azotar a cualquier esclavo, rebelde hasta desollarlo y a continuación enhebrar el verso más sublime. A través de todas las pestes de la Edad Media, que parecían consustanciales a la naturaleza humana, los supervivientes alcanzaron el Renacimiento, donde para llegar a Papa había que ser un gran experto en venenos. Cualquier patán de nuestro tiempo, si no es un psicópata, posee sentimientos más refinados frente al dolor y la injusticia que Dante y Petrarca juntos, tan acostumbrados a ver pasar por delante de su casa cuerdas de condenados camino de la horca sin dejar de bostezar. Hoy un rufián llora por una desdicha ajena de la cual el mismo Cervantes se hubiera reído a carcajadas. Pienso en estas cosas paria consolarme mientras paseo por la ciudad esquivando heces de perro de todas clases.

ECOLOGÍA

Ecología
MANUEL VICENT 21/03/1993

Durante una excursión de primavera por la sierra de Aitana arranqué un tomillo y ascendí aspirando su perfume; después con él me restregué las manos para extraer lo que restaba de su alma antes de desecharlo. Creí que había realizado con eso un acto de amor a la naturaleza, pero acababa de cometer un crimen.. Una niña de diez años que me acompañaba lo recogió de tierra para besarlo con gran sentimiento: " ¿Qué te había hecho el tomillo?, me dijo. "Lo has matado". Han pasado algunos años. Ignoro qué ha sido de aquella criatura tan sensible y qué habrán visto desde entonces sus ojos tan limpios. No he sabido nada de ella, Puedo pensar que hoy será una militante ecologista. Amará a los animales, tal vez se habrá encadenado frente a una central nuclear, habrá transportado en brazos a un enfermo de sida y creerá que la clorofila es el primero de los derechos humanos. Será una vegetariana de las que comulgan con mucha unción en saladas, filetes de espinacas y zumos de zanahorias, creando entre las. verduras y su propia carne una mística. Era pura como el aire de aquella montaña, y al llegar a la cumbre su mirada se hizo sólida y sustituyó a la nieve que no había. No he dejado de pensar en los ojos de esa niña desde aquel momento. Todo se corrompe. A lo largo de la adolescencia existe un instante crucial en que la mirada de los inocentes adquiere un punto de malicia, recelo o humillación que expresa algo turbio e impúdico. Es el producto de la primera contaminación de la vida, del primer peldaño que han bajado. Los ojos limpios de aquella niña que hace una década ascendía por la sierra de Aitana constituían la primera materia de la ecología. ¿Habrá existido algún bellaco que los haya ensuciado? ¿Quién habrá vertido en ellos la misma basura que se arroja en los terraplenes? Tal vez la corrupción de todos los ideales le habrá puesto una sombra en la mirada. Tal vez hoy será una joven dispuesta a luchar aún contra la injusticia, pero yo la recuerdo, sin conocerla, como una niña que lloró porque yo había asesinado a un tomillo.

REACCIÓN

Reacción
MANUEL VICENT 04/04/1993

En un sector de esta sociedad está surgiendo ya una asociación clandestina de ciudadanos que se han conjurado para no leer jamás un best seller, no escuchar la radio, no comprar periódicos, no ver la televisión, no llevar vida social de ninguna clase, no comer en restaurantes, no usar ropa con etiquetas visibles, no guardar la línea, no seguir los consejos médicos que se dan en las revistas, no adquirir ningún objeto de marca, no hablar de la corrupción, no pronunciar nunca el nombre de un político, no referirse para nada a la crisis económica ni mencionar el paro. Este movimiento clandestino conoce de sobra que estamos viviendo un tiempo de desbarajuste general sin que exista un solo referente ético al que acogerse, pero ha decidido reaccionar ante la basura que nos rodea, cuyo volumen no cesa de crecer cada día, y para eso ha puesto su libre albedrío al servicio del instinto de conservación. Son personas que fían todo su placer en el anonimato, en el gusto por las cosas bien acabadas, en los sentimientos nobles preservados, en el amor a la belleza, en la lectura sosegada de libros antiguos, con láminas carcomidas. Pueden ser catedráticos o labradores con una cortesía a la vieja usanza que creen en la bondad universal como fuente de energía. Los militantes de este movimiento no buscan el éxito ni la fama; desprecian el peso ideal, el cuerpo desnatado, el dinero rápido, el sexo deglutido, pero no permiten que nadie los toque. Sólo la ascética los guarda. El descrédito de los políticos está generando un movimiento reaccionario en medio de este descalabro moral algunos fascistas han vuelto -a sacar el pechito. Sin embargo, la corrupción con que esta sociedad ha sido investida también ha comenzado a producir una reacción estética favorable, y ya son muchos los que por simple buen gusto han organizado su vida en una cálida intimidad al margen de la basura. Son seres desconocidos. De ellos se percibe un aliento secreto que les impulsa a no ceder y sólo por eso forman ya un horizonte de mármol.

FONTANERÍA

Fontanería
MANUEL VICENT 11/04/1993

Soy un patriota que pide muy poco: me conformo con encontrar en mi país un bar limpio sin cáscaras de mejillones en el suelo. Me levanto cada día con la necesidad de admirar a alguien, y puesto que los políticos ya han sido convertidos en carne para albóndigas y los intelectuales están todos en el bingo, busco en las páginas amarillas a los héroes del momento. Ante la crisis de los viejos valores debo iniciar mi admiración otra vez por abajo. Soy un patriota que pide muy poco: me conformo con un carpintero que haga una buena silla, con un fontanero que arregle el grifo perfectamente, con un panadero que fabrique con amor un pan románico. Las cosas sencillas bien construidas, cobradas a un precio razonable y conservadas con gusto forman la estructura fundamental de una sociedad. Prestar los servicios más simples con honradez, poner un tornillo a conciencia, acudir a una cita puntualmente, constituye la máxima categoría mental de un individuo desarrollado. Del mismo modo que la felicidad abstracta es el resultado de una sucesión de pequeños actos félices, así también la solidez de un país se consigue por medio de una trama de ínfimos acontecimientos sólidos: el labrador que injerta el frutal meticulosamente, el albañil que coloca el ladrillo justo en el lugar preciso, el deudor que cumple los plazos con exactitud, el lechero que llega a las cinco en punto de la madrugada. El regeneracionismo que se inició en España con los krausistas en el siglo pasado sólo trató de incidir en los políticos y en las instituciones del Estado, sin caer en la cuenta de que la vida pública tiene su base en el plornero, el ordenanza, la verdulera. Frente a la descomposición moral de esta sociedad, uno necesita agarrarse a los valores firmes, a los primitivos héroes. Éstos se han refugiado hoy en las páginas amarillas, donde está la gente que con su trabajo sustenta toda la política y la felicidad concreta que uno pueda adquirir. Un país se puede permitir que sus políticos sean unos ineptos, pero no que lo sean sus fontaneros.

EL LOBO

El lobo
MANUEL VICENT 18/04/1993

No tengo miedo al lobo propiamente dicho, sino a que el lobo sea un idiota. Algunos intentan frenar la caída del socialismo amenazando con que la derecha se va a abatir sobre nosotros, pero la gente de la calle parece haber dictado sentencia: prefiere que venga el lobo. Por mi parte sólo deseo, si llega el caso, que nos gobierne un lobo que no sea memo. Si votas a los socialistas te llamarán corrupto, si votas al Partido Popular te llamarán reaccionario. También puede uno irse al infierno. Aunque allí no hay palmeras, el infierno es el único Sur verdadero. A lo largo de un decenio, bajo las formas de una socialdemocracia, este país jugó a ser moderno, tuvo algunos momentos de euforia económica, se dejó violar a placer por Europa, pasó de la severidad castellana al diseño minimalista y se recortó el pelo por encima de las orejas. Después vino la crisis con el cuchillo y éste coincidió con el hastío de los rostros, con el hedor de la corrupción, con las fórmulas gastadas. Que se vayan los socialistas de una vez: éste es un grito ciego. Parece ser que lo estético ahora es el cambio, y yo conozco a famosos guerreros de la izquierda que ya han arrojado el macuto y el mosquetón a la trinchera contraria. Muy bien, que se vayan los socialistas, pero no vale todo para conseguir eso. Cada cual debe disparar contra la corrupción o el cansancio desde su propia barricada. No pasa nada. Me gustan mucho los lobos. Si llegan estos jóvenes de la derecha, no serán más feroces que Solchaga, cuyos colmillos son exactos a los de la escuela de Chicago. Tendrán que aplicar la misma política según el manual de Bruselas con dos vueltas de tuerca más para complacer a los empresarios, y, no obstante, seguirán confundiendo al escritor Chateaubriand con una carne asada para dos personas. Si votas a los socialistas te llamarán corrupto, si votas a una derecha llena de resabios franquistas y un día fuiste alguien que soñó con un país moderno sentirás que te quema la mano. Puedes irte al infierno, que es el Sur verdadero, aunque allí no hay palmeras.

JOAN MIRÓ

Joan Miró
MANUEL VICENT 25/04/1993

Cuando uno siente que todos los valores se derrumban, hay que agarrarse firmemente al tarro de mermelada de la abuela para salvarse. Los momentos felices que cualquiera haya vivido alguna vez forman un caudal, un patrimonio, una barricada. El paraíso es la infancia, aquella masía de Miró, y el pecado que acarrea la expulsión de ese jardín consiste sólo en crecer. El largo camino hacia el este del edén es la edad que uno va adquiriendo. Ésta nos aleja cada día más del manantial primitivo y cada cual durante el viaje desarrolla la propia conciencia llena de espuma de detergente que se deriva de los ríos contaminados y también atraviesa sueños, crímenes, metales fabricados por la imaginación y los colores de Joan Miró, rojo, azul, amarillo que constituyen sexos y estrellas. Puede uno realizar en compañía de este pintor un trayecto desde la masía de la infancia hasta las constelaciones. En aquel lugar había aperos de labranza, vegetales puros, animales domésticos que concentraban toda la energía de la tierra. A medida que uno crece se va contaminando. Pájaros empapados de petróleo son batidos por olas oscuras en algún lugar del alma, pero existe siempre en ese asfalto interior una alacena preservada donde se conserva aquel tarro de mermelada, y por encima de él se extiende todo el firmamento bruñido dentro de un cajón cerrado. Existen pequeños puertos de pescadores a donde arriban barcas cargadas de plásticos y heces petrificadas que fueron capturadas junto con salmonetes de oro y esquirlas de dioses. En medio de la maldad estamos constituidos por nuestros momentos más felices. Un nudo de aromas, visiones, latidos de sexos se traba en la infancia hasta hacerle sólido en la memoria. La vida consiste en ir disolviendo esas sensaciones con suavidad, y uno desaparece cuando ese nudo se ha desatado del todo. A lo largo del camino hacia el este del edén crecen huertas con coliflores y judías detrás de iglesias románicas, y a veces uno encuentra una estrella de Miró enterrada al lado de una mujer y de un ave encendida.

ALGARABÍA

AIgarabía
MANUEL VICENT 02/05/1993

Un país que tiene jueces muy famosos es un país peligroso, ya que los jueces sólo deben la fama a los delincuentes. Cuando las sentencias provocan grandes ovaciones hay que ponerse a temblar. Es probable que muy pronto también los criminales sean glorificados y los jueces públicamente escarnecidos. Creer que todos los políticos son unos miserables, levantarse cada día con la obsesión de derribar una estatua, pensar que cualquier éxito obedece a una trama oscura o a una claudicación, buscar siempre el lado más débil de las personas y denostarlas o ensalzarlas sin freno pasando del elogio desmedido al insulto desaforado, eso indica que vivimos en un estado político muy crudo todavía. La moderación requiere un gran esfuerzo, puesto que se trata de una dura conquista de la inteligencia. Nada existe en democracia que no esté sujeto al rigor implacable de las formas y la primera de ellas es el buen sentido, pero éste se halla en la cumbre de un monte escarpado. Es terrible que estos consejos de maestro de escuela suenen de un modo ridículo en este país que cada mañana se desayuna con una algarabía de improperios y loas que son muy infantiles aunque salgan a veces de las fauces de unos forajidos. Sería deseable que los fracasos de cualquier índole no provocaran las carcajadas ni que fuera suficiente para denigrar a los políticos sólo el hecho de que nos hemos levantado cabreados sin explicar el motivo concreto y explícito de su maldad. Sería maravilloso que los jueces fueran honestos, inteligentes y anónimos, infinitamente más desconocidos que sus procesados, menos famosos que los asesinos. Si no hay que aplaudir nunca a un juez es para no tener que abuchearlo después. Ni Garzón era Tarzán ni Marino Barbero lo es todavía ahora. Trataban de cumplir con su deber y las pasiones partidistas de esta democracia a medio cocer les habían obligado a trabajar sin discreción bajo la luz canalla de los focos. Sólo los débiles no pueden vivir sin héroes, sólo los idiotas no pueden vivir sin villanos.

EL ARTÍCULO

El artículo
MANUEL VICENT 09/05/1993

La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica. Se dice que los buenos aficionados no ven la sangre durante la lidia: no la ven porque están muy acostumbrados. Del mismo modo no huelen a mierda los que viven normalmente entre ella. En esta feria de San Isidro se van a ofrecer bandejas de pastelillos de Embassy en el desolladero. También en los palcos algunos intelectuales rizarán el meñique al coger con delicadeza un canapé de caviar mientras abajo el picador realiza un burdo estofado en el morrillo del toro. Ahora se ha puesto de moda comer gollerías en medio del ir y venir de las estocadas, como se hace en las cacerías alrededor de un montón de ciervos asesinados. La sensibilidad humana forma un solo árbol y a su vez la crueldad, que es también indivisible, nace siempre de una misma semilla. Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia. Pero por muchos mantazos que el torero instruya sobre el lomo acribillado del toro o por muy pronto que los areneros cubran los excrementos mezclados con plasma en mitad de la plaza, a pleno sol, nadie podrá negar que esta fiesta nacional se asienta sobre un callo muy duro que el espectador ha desarrollado en su sensibilidad después de confundir esta salvajada en una costumbre. Admito que el toreo sea un arte si a cambio se me concede que el canibalismo es gástronomía. Hablando de comida: sigue siendo un profundo misterio que un intelectual español tome en el palco un pastel de nata mientras el toro degollado vomita y el intelectual no lo haga.

SIN PETO

Sin peto
MANUEL VICENT 30/05/1993

Lo dice el viejo manual, hoy tan desacreditado. El socialismo es el gestor de la crisis del capitalismo. Suena a pliego de cordel, a cantar de ciego. De hecho, aquellos progresistas barbuditos llegaron al poder en 1982, en medio del desbarajuste económico, predicando ética y eficacia. Hicieron la reconversión. Tomaron los sindicatos. Los obreros levantaron barricadas, pero ellos estaban cumpliendo un destino histórico: servir de parapeto a las embestidas violentas que venían de abajo para que las multinacionales, los empresarios y banqueros pudieran vivir sin grandes zozobras; a cambio, los socialistas sólo exigieron un pequeño obrador de pastelería. Al amparo de este Gobierno los mismos de siempre realizaron sus mejores negocios, mientras los socialistas les cubrían las espaldas. Llegaban a Madrid columnas de mineros o de campesinos a pie con garrotas, y en la capital les recibía un ministro con garitas y hebras de ceniza en la barba que, si bien no les solucionaba nada, era su primo hermano. Éste amansaba a las fieras, impedía con sutilezas laborales y buenas maneras que esa gente airada incendiara las calles y luego se iba a comer a Jokey, y al verlo allí los peces gordos de las finanzas, lejos de agradecerle este servicio prestado, le miraban con sorna y le llamaban corrupto por degustar la misma pularda que ellos devoran desde hace siglos. Es posible que la derecha gane las próximas elecciones, y si eso sucede quiero expresar mi sorpresa ante el increíble arrojo que demuestran los grandes empresarios y banqueros con esta suerte. En medio de una crisis de caballo, cuya profundidad aún nadie conoce, la patronal está dispuesta a picar a la res sin peto alguno. La derecha financiera quiere mandar directamente de modo descarnado sin necesidad de protegerse ya con el colchón del socialismo. No sé si es falta de talento o exceso de codicia. ¿Qué pagará cuando lleguen a Madrid los mineros, campesinos, metalúrgicos cabreados, esta vez azuzados por los socialistas, y desde el balcón los reciba Álvarez Cascos?

LOS ZORROS

Los zorros
MANUEL VICENT 06/06/1993

El alma de la corrupción es el dinero, el cual está en manos de la derecha económica desde los tiempos de Nabucodonosor, pero siempre se necesitan dos para bailar el tango. En cual quier baile por parejas hay uno que marca el ritmo y otro que se deja llevar. Para ambas cosas se necesita arte. Desde que en Babilonia se inventó el barro cocido, los zorros del dinero no han cesado de poner precio al favor de los políticos. El cohecho estuvo presente en las Pirámides, en el Partenón, en la Basílica de San Pedro y en la construcción de todos los palacios reales hasta llegar a la pequeña dádiva con que el aparejador le tapa la boca al municipal cuando usted está haciendo sin licencia una reforma en la cocina. Hubo la misma corrupción durante el franquismo, aunque sólo atemperada por la miseria. Bajo la dictadura, las bombas de elevar basura a la superficie estaban paralizadas por orden gubernativa. Y entonces llegaron los socialistas al poder con un siglo de honradez a la espalda, pero el tango no tenía por qué parar. ¿Me concede este baile, señorita? Lo siento, caballero, no sé bailar. No se preocupe, yo le enseñaré. Relájese usted, señorita, y déjese llevar. Baila usted muy bien. No, no, son sus brazos que me llevan, señor empresario. Los mismos zorros de siempre, que desde el imperio de Babilonia no han cambiado de pelaje, siguieron bailando el mismo tango. Ahora les tocaba hacerlo con esos chicos que se lo habían montado de éticos, los cuales no pudieron resistir la tentación. Algunos socialistas aprendieron muy pronto, incluso seconvirtieron en expertos tanguistas, y de cidieron establecer por sí mismo una academia de baile. Está bien. Mañana podría comenzar la catarsis general contra la corrupción. En ese caso es absolutamente indispensable que los jueces llamen también a los corruptores agazapados, banqueros, constructores, directivos de multinacionales, para que todos juntos bailen en público una zarabanda maldita junto con los políticos que ellos prostituyeron. Todo menos que los zorros se queden a salvo riendo en la oscuridad.

LA DUCHA

La ducha
MANUEL VICENT 13/06/1993

El mejor acto electoral de la de recha lo realizó Aznar la noche de su derrota cuando felicitó al ganador con un impecable estilo democrático mientras algunos de los suyos en un momento de crispación estuvieron a punto de re belarse contra las urnas. Aunque no lo parezca, éste es un país moderado que agradece las formas. Aquí toda la violencia se guarda para matarse de verdad en una guerra civil, pero si se trata sólo de un espectáculo de ficción y no de aniquilarse de veras con absoluto realismo, entonces esta so ciedad prefiere el sosiego a las cuchillas, ya que tiene el subconsciente todavía muy herido. A nadie le gusta que le vendan sus propias desgracias, por eso en democracia fracasan siempre los agresivos que usan la lengua como hacha y nada más. La política tiene que ser sensata para que la vida privada de los ciudadanos pueda estar llena de pasiones. Durante la campaña estos airados jóvenes de la derecha fueron cargando el espacio de electricidad negativa y dentro de ese nublado sólo brillaban el sarcasmo, los nervios, los insultos. Demasiado fácil. Con eso no consiguieron sino alertar a los in decisos o desencantados de la izquierda que ese día se pusieron en pie como lo hacen los anticuerpos cuando reaccionan con tra la vacuna. En cambio ha bastado un gesto genuinamente de mocrático de Aznar aceptando la derrota para que todo el mundo se haya volcado a felicitarle por haber conseguido esa gran victoria sobre sus propias huestes. Ahora se ha puesto de moda aplaudir a Aznar por haber cumplido una norma de estricta cortesía. Una de las cosas que este país necesita con mayor urgencia es una derecha racional, creativa, moderna y europea que pueda un día alternarse en el poder sin resabio alguno del pasado. Éste debería ser un gran objetivo nacional. ¿Cuántas veces tendrá que pasar por la ducha democrática todavía hasta quitarse la última roña del franquismo que lleva pegada en las rodillas? Con un par de veces será suficiente. Una para ablandarla. Otra para quedar reluciente.

LA DIETA

La dieta
MANUEL VICENT 20/06/1993

Lo que más adelgaza es el odio, sobre todo si es intenso. También puede uno bajar de peso viviendo febrilmente un amor enloquecido. Quiero decir que para guardar la línea no hay nada como una gran pasión. Corra usted una aventura desenfrenada y olvídese de los hidratos de carbono. No importa que un amante se atiborre de albóndigas si a continuación las quema a los pies de Venus o se devora a sí mismo a causa de los celos. Cuando uno odia sin límite nota igualmente que el volumen de la tripa se le va disolviendo. Todos los rencorosos suelen estar flacos. Ahora que llega el verano, la gente quiere cambiar de yo mediante una dieta. Los cuerpos se hacen visibles, pero sólo algunos mortales poseen una carne digna de ser asada. Para preparar la ofrenda que se hace a los dioses todos los años bajo la canícula, las revistas y suplementos dominicales no cesan de bombardear nuestra grasa con tablas de calorías. Ya se sabe que a los dioses no les gusta el tocino. Prefieren la carne de las terneras a la plancha sobre la arena, de modo que todo el mundo se mata por llegar a la playa con el peso y la perfección de aquellas jóvenes reses que eran acarreadas hacia el ara del sacrificio en la antigüedad, y para eso se obliga al público a someterse a un régimen sin azúcar y sin nada, hasta que a uno se le pone cara de cabra vieja. Contra los lípidos y los glúcidos hay que levantar la bandera de la pasión. Llevar al paroxismo el rencor contra todo lo que te impide ser feliz ahora mismo o estar enamorado con la máxima furia contiene muchas proteínas, no engorda en absoluto y es más saludable que una ensalada. ¿Quieres adelgazar para ser digna del sol? Come de todo, incluidos los pasteles necesarios, pero lo que comas que sirva para alimentar sin freno una aventura digna de ser vivida. No tiene ningún sentido abrasarse el alma con lechugas para recuperar la belleza si uno después no está a la altura del placer cuando llega. La dieta más científica consiste en reventar de felicidad y luego pasar por la báscula.

PROFECÍAS

Profecías
MANUEL VICENT 04/07/1993

Desde hace años se viene repitiendo la última profecía: Éste será el último verano feliz. Mientras mil millones de chinos se afanan como hormigas confeccionando nuestros calzoncillos por 300 pesetas al mes y las esclavas del Senegal cosen en silencio para Dior y Armani los vestidos de alta costura que brillarán en los escaparates la próxima temporada, los occidentales nos disponemos a vivir la prórroga que nos conceden los profetas. Éste será el último verano en que se nos va a permitir bailar el mambo sobre la tabla del naufragio, antes de hundirnos por completo, según anuncian los agoreros; pero, sin duda, usted se sorprenderá agradablemente cuando se vea vivo una vez más al llegar el otoño, aunque sólo sea para contemplar cómo esa hamburguesa humana que atiende con el nombre de Clinton vuelve a bombardear a unos inocentes en Bagdad para que el Pentágono no crea que es un maricón ni un desertor del Vietnam. ¿Es posible que un senor sonrosado que toca el saxofón y ama el jazz sea capaz de decidir una matanza indiscriminada sólo movido por la venganza? No se muera usted, no haga caso a los profetas. Hay que sobrevivir para denunciar este escarnio, ya que los aliados, gracias a su ruina moral, no serán capaces de hacerlo nunca. Es igualmente obligatorio permanecer a salvo para llenarse de espanto viendo que el antiguo orgullo planetario de los soviéticos ha terminado en unas levas de mujeres adquiridas en las calles de Moscú por nuestros proxenetas para abaratar la carne de los prostíbulos occidentales. Claman los profetas con voz llena de halitosis: todo lo que no es perfecto debe ser aniquilado. Es necesario sobrevivir a estos malos presagios. Éste tampoco será el último verano feliz. Mientras usted se baña en las playas, millones de esclavos estarán bordando sus próximos calzoncillos en un lugar apartado del planeta, y ninguna cólera va a restar fuerza a la vida. Pero este verano no será el último, siempre que usted se convierta en un resistente contra su propio desánimo.

LA AGENDA

La agenda
MANUEL VICENT 11/07/1993

Tenía una agenda vieja, con direcciones de gente que ya había muerto, pero aún quedaban en ella muchos amigos, antiguas amantes, todos los proveedores de su negocio y varios familiares vivos. Cada uno de esos nombres estaba ligado a su existencia a través de un número de teléfono que había sustituido a la memoria. Muchas veces había pensado en huir a un país remoto para dar un nuevo rumbo a su vida. Sentía la necesidad de romper con todo, de comenzar otra vez. Sólo hay dos formas de cambiar: que todo a tu alrededor se mueva mientras tú te quedas inmóvil, o que todo el universo permanezca inmóvil y sólo tú te muevas. Para mantenerse realmente vivo es imprescindible a veces que se destruya todo lo que a uno le rodea. Por ejemplo, si hubieran perdido las elecciones los socialistas, cualquier periodista habría tenido la obligación de comprarse otra agenda para anotar en sus páginas el nombre de otros políticos con otros teléfonos, otras citas, otros compromisos; si de pronto tu pareja te abandonara o el negocio se viniera abajo, al menos la costumbre que había ido llenando de ceniza la propia mediocridad de los días se vería alentada con caras nuevas, proyectos dispares, fracasos distintos, amores extraños. Durante las noches de insomnio había soñado con huir al Sur para dar un giro radical a tantas horas grises, pero no tuvo que hacer esfuerzo alguno para tomar ese tren. Una mañana, el mundo se desmoronó a su alrededor sin necesidad de que este hombre se moviera: había perdido la agenda. Con ella también se habían esfumado sus relaciones y su memoria. Sabía que allí estaban anotados muchos nombres que ya murieron. Había perdido la agenda y se vio obligado a cambiar de vida. Los nombres de los muertos que la poblaban eran vestigios del pasado y ahora sus sombras habían cubierto al resto de los habitantes de aquellas páginas gastadas. Esa mañana salió de casa y se sorprendió ante un mundo que tenía que explorar de nuevo. Había perdido la agenda. Acababa de nacer.

MEDIOCRES

Mediocres
MANUEL VICENT 18/07/1993

Por fortuna, vivimos una época de mediocridad que no genera grandes políticos, cosa que es de agradecer, porque los tiempos heroicos son extremadamente incómodos. Nuestra generación ha entregado el alma a los contables y todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las estadísticas: para saber si somos felices, ahora se hacen encuestas. Vivimos una larga estación de políticos grises, de generales que van de paisano, con maletín y paraguas, al Ministerio de la Guerra, de filósofos escaparatistas, de tenderos suscritos a Penthouse. Sólo las grandes catástrofes engendran grandes líderes: se necesita una guerra mundial para que surja Churchill. En una época mediocre Churchill hubiera sido también un político mediocre, pero no menos taimado. Hoy sería un líder preocupado por el excedente de leche en el Mercado Común. Cualquier héroe de la política siempre lo es a nuestra costa. Si Clinton bombardeara Bagdad infinitamente, su popularidad llegaría igualmente al infinito, y si un día se le exigiera un poco más de gloria, sustituiría Bagdad por nuestra propia cabeza. Me gustan los políticos grises, sin hazañas, sometidos a la dureza de tener que dimitir cuando se les sorprende en un mínimo error, por ejemplo, a bordo de un Jaguar sospechoso o poco edificante. La política de hoy debería fraguarse a base de mantequilla, contabilidad y muchas dimisiones. Conseguir la obra de arte de que los hombres se maten lo menos posible, conducir a las naciones sanas y salvas hacia el fin de semana como si se tratara de una nueva frontera del Oeste, procuramos la pequeña y cotidiana felicidad de leer en los periódicos cada mañana la noticia de que aún estamos vivos: ¿acaso existe un esfuerzo mayor? Ésa es la proeza que se les pide ahora a los políticos mediocres. Y a cambio de ese honor sólo se les exige que sean destituidos de modo fulminante cuando se equivoquen. Vivimos tiempos débiles, de teólogos alpinistas, de verduleros que adoran el Canal +, pero el político que cometa un error debe irse al infierno. Esa es la hazaña de hoy.

JUEGO

Juego
MANUEL VICENT 25/07/1993

Hay dos clases de cultura: la que se recibe boca arriba y la que se adquiere boca abajo. Cuando uno estudia sentado con los codos sobre la mesa, el libro está debajo formando una base iluminada por el flexo o el candil. Se trata de una postura muy sólida: hay que mirar hacia el fondo de la página abierta fijamente con las sienes afirmadas con los puños. Así se ha apalancado la estructura de la mente en la vieja Europa: con un tomo Inmovilizado en el tablero bajo la mirada profunda del estudioso encorvado. Pero existe también una cultura más ligera que se adquiere en la cama o tumbado en un sofá leyendo un libro elevado con las manos por un lector que permanece boca arriba tardes enteras. Ésa es la postura propia de nuestra época. ¿Quién sería capaz de imaginar a un monje medieval echado así sobre un jergón leyendo un códice miniado? ¿0 a un escolástico con la cabeza en la almohada de borra manteniendo en el aire un incunable lleno de disquisiciones? ¿0 a un filósofo alemán despatarrado analizando en esa posición relajada las ideas sintéticas a prior¡ de Kant? Si algo positivo tiene haber pasado por la universidad no son los conocimientos logrados en ella, sino el haberse acostumbrado a leer boca abajo como una forma de ascética, no de placer. El pensamiento débil que caracteriza este tiempo moderno se debe a que el lector suele meter el pescuezo en un cojín cuando lee. Todas las mesas redondas, coloquios, conferencias, charlas, seminarios, universidades de verano y demás festivales del cerebro que llenan el espacio de la cultura al final de este milenio suelen estar servidas por gente que todo lo ha aprendido boca arriba. Para el consumo masivo se pasan por la batidora los conceptos más arduos hasta convertirlos en una papilla digestiva y la fuente de cualquier conocimiento brota de las solapas donde abrevan la mayoría de los intelectuales de moda echados en el sofá. Es muy fácil adivinar quién ha aprendido las cosas boca arriba o boca abajo. Se trata de un juego. ¿Sabría usted descifrarlo también?

EXCURSIÓN

Excursión
MANUEL VICENT 12/09/1993

Al llegar a Madrid un incierto día me perdí por una salida de la M-40 y fui a dar a un descampado. de chabolas. En medio del erial entre alambradas había unas 50 tazas de retrete dentro de un corral hecho con cascotes de uralita y sentado en una de ellas, bajo un sol fulminante, estaba un sujeto hablando por un teléfono inalámbrico. Las tazas eran nuevas, a estrenar, y aquel hombre con patillas de hacha, llevaba en la camiseta el anagrama de la Universidad de Wisconsin. Había a su alrededor unos niños desnudos y varios canes. Por los gritos que daba parecía hablar con alguien que estaba por lo menos en Colombia. Detrás del cerro pelado, donde había sólo un árbol, se veía el paredón de la ciudad cuyo enjambre hervía envuelto en gas. Por la senda que dividía el cerro venían hacia las chabolas de uno en uno algunos jóvenes pálidos y a la sombra del único árbol había otros en cuclillas mirándose el brazo. En el punto de la carretera donde me había perdido paró entonces el autobús de un colegio y de él se apearon unas niñas vestidas con un uniforme exquisito: llevaban también un sombrerito de paja blanca con una cinta azul. Pertenecían a un colegio muy exclusivo que tiene en la orla algunas princesas y muchos retoños de las altas finanzas. Estaban realizando una excursión pedagógica. Habían llegado a este poblado de chabolas para ver de cerca cómo vivían algunas familias gitanas y, al mando de una monitora, el grupo de niñas doradas se adentró en aquel laberinto de bidones en compañía de algunos perros sarnosos y mientras éstos ladraban unos patriarcas ofrecían caramelos a las colegialas y a cierta distancia una barra de jovenzuelos colgados contemplaba la ceremonia. De pronto todas las niñas rodearon la alambrada. En medio estaba aquel hombre sentado en una de las 50 tazas de retrete, bajo el sol, hablando por un teléfono inalámbrico. Y una de aquellas gacelas, de belleza casi anfibia, decía: mira, mira, este señor ha estudiado en la Universidad de Wisconsin.

RAPIÑA

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MANUEL VICENT 01/08/1993

Por su falta de fe perecieron los dinosaurios; en cambio, los carroñeros sobrevivieron gracias a su codicia. Las cifras que expresan esta profunda crisis económica son abstractas, pero cual quier hecatombe general siempre se reduce a un drama íntimo, de la misma forma que uno puede resbalar ' en una piel de plátano y morir del batacazo mientras está cayendo la bomba de hidrógeno sobre su cabeza. Por todas partes nos anuncian desgracias, y desde las playas atestadas bailando y devorando sandías oímos por la radio asegurar a los agoreros lo pobres que somos. Que Dios te dé salud para ver dos o tres crisis más igual que ésta, ya que la primera obligación de las personas consiste en no morirse, aunque las funerarias no estén de acuerdo. Los enterradores triunfan en tiempos de epidemia. Ahora también hay individuos que se nutren de quiebras, hipotecas, fallidos y ejecuciones. Son los buitres de cuello pelado que me rodean los despachos de directo res de banco, llevando un maletín forrado con la piel de los que se han arruinado. La crisis eco nómica crea un estiércol muy hondo que alimenta a toda clase de ratas y carroñeros. En este momento alguien está ganando mucho dinero con tu desánimo. Hay que resistir. El optimismo es una fuente de riqueza. Si no quieres escuchar los graznidos de felicidad que emiten las aves de rapiña sobrevolando el préstamo que no has podido atender, apriétate el cinturón, vuelve a la austeridad espartana, pon los pies a remojo en un lebrillo bajo la parra, come frutas y ensaladas, vístete con los viejos pantalones y una camisa blanca y limpia, cómprate un sombrero de paja, cuida tu salud para que al menos la crisis económica no te hagasangrar la úlcera de estómago y aguanta todos los embates agarrado al tarro de merme lada dé la abuela. La crisis pasará. Sólo la falta de fe podría tumbarte. Así sucedió con los dinosaurios. Sería terrible contemplar a los carroñeros celebrando una victoria tan rotunda como su codicia, que sólo habría sido posible gracias a tu pesimismo.

DIARIO

Diario
MANUEL VICENT 08/08/1993

Raúl, Tito y la francesa vinieron a Denia. Mi mujer y yo les llevamos a navegar.A mediodía soplaba un garbino amable y la mar se mostraba rizada, muy femenina. Estaba prohibido ha blar de política y también hacer la más mínima referencia a la crisis económica. A bordo sólo se podía mencionar a Zeus, el de los huevos de mármol, o cualquier cosa que nos recordara el placer. Un viento constante daba en las velas, que proyectaban a popa una sombra transgredida por una luz de. azafrán, y aunque Raúl, que es de tierra adentro, tiraba de las escotas del foque como si se tratara de las riendas de una mula castellana, el barco obedecía al rumbo mientras Tito recordaba lances y amores de artistas. Hicimos una capa para acuartelamos en alta mar y nos bañamos entre azules primordiales teniendo cada uno bajo los genitales 70 brazas de agua purísima, poblada de atunes. Al atracar ya se había establecido un lebeche violento con rachas de fuego y coronados por ellas comimos arroz y ensaladas en una te rraza sobre el mar con un gato a los pies y un jilguero en una jaula colgada de una pared encalada. Después sobrevino una de esas siestas que te dejan las comisuras inundadas de baba, al amparo de las chicharras enfebrecidas por un viento que de pronto cambió a siroco. Ha sido un día africano pero lleno de sensaciones. Al final la tarde se fue haciendo dulce cuando la naturaleza ya estaba y entonces hicimos un poco de filosofía de piscina, con el agua a la altura del ombligo. Seguía estando prohibido hablar de política y de otras adversidades. Bajo el algarrobo había leche merengada y sandía. De noche devolvimos a nuestros amigos a Polop de la Marina, donde una banda municipal daba un concierto en la plaza. Sonó el pasodoble Paquito el Chocolatero a la luz de la luna y también hubo solos de bombardino y clarinete que la gente escuchaba en camiseta de imperio, tomando alcoyanos, un refresco de horchata y granizado de limón. Llegamos a la conclusión de que el fin del mundo podía esperar un poco.

HOMENAJE

Homenaje
MANUEL VICENT 15/08/1993

Es tan de verdad como un tronco de olivo esta mujer mediterránea, Asunción Puchol, de 74 años, también llamada la Reina o la Mamá por cuantos han tenido el privilegio de degustar su arroz más de una vez en la vida. Su reino está situado en las Rotas de Denia y aunque ha abdicado en su hijo Pepe I que gobierna ahora el restaurante, El Pegolí, ella ha dejado tras de sí la ley sellada en infinidad de paellas absolutamente perfectas desde 1943, hoy hace 50 años. Sin duda, así era la mujer fuerte de la que habla la Biblia, como esta Madre Coraje a la valenciana, capaz de improvisar una caldereta de pescado en medio del desierto para las 12 tribus. Por donde ha pasado esta mujer ha ido dejando alrededor estómagos admirados y aunque el dolor de cada día haya labrado su rostro con surcos de arcilla, ahora se parece ya a una de esas maternidades anchas, poderosas, cretenses que a veces los marineros extraen del fondo de estas aguas y de los siglos. Al terminar la guerra civil el Baret de las Rotas era un chamizo de cal con un sombrajo de uralita y allí Asunción comenzó sirviendo erizos a peseta la docena. También preparaba pulpo recién sacado del mar cuyo oleaje batía los cimientos de la cocina y bajo la parra hervían varias paellas que se zampaba la gente entendida, llegada a veces de muy lejos sólo con el propósito de tomar el arroz de Asunción como un sacramento. Cuando el perfume del guiso llegaba a alta mar entonces el barco de algún soberano torcía el rumbo y acudía al reclamo: fondeaba en aguas jurisdiccionales del Pegolí y mandaba una falúa real en busca del tesoro. Rodeada de sartenes, jugando de noche a mujer, ha tenido ocho hijos, de los cuales han muerto cuatro, así como su marido, que hoy está entronizado en un altar del restaurante entre dos santos y dos vírgenes. En este día de la Asunción se cumple el 50 aniversario de la fundación de aquel Baret de las Rotas, El Pegolí, y esta Reina Madre de la paella lo va a celebrar como antaño soñando que oye cantar al Titi.

PROGRAMA

Programa
MANUEL VICENT 22/08/1993

El otro día pasé junto a una chabola donde había dos perros sarnosos, varios niños famélicos, un padre alcoholizado, una madre embarazada y tres gallinas. Convivían en nueve metros cuadrados entre cacharros cochambrosos y en medio estaba encendido un televisor que emitía un programa de humor. Tal vez en una saleta íntima del palacio de la Zarzuela el Rey y la Reina, el príncipe y las infantas estarían viendo ese mismo programa y las carcajadas regias serían idénticas a las que soltaba esta familia de quincalleros. La televisión, corno la guadaña de la muerte, a todos nos iguala. Pensé que el filósofo Aranguren, el cardenal primado, el asesino de las niñas de Alcásser, el duque de Alba, el último porquero de Puerto Hurraco, el jefe del Alto Estado Mayor, los presos de la quinta galería de Carabanchel, el banquero Botín y todos los mendigos recogidos en el albergue municipal reían a coro igualmente y a través de las imágenes estos espectadores tan dispares formaban una comunidad espiritual, ya que sus cerebros eran devastados todos juntos por un mismo payaso. Para ver la televisión hay que ser un demócrata. Puede uno haber estudiado en Harvard y ser un aristócrata de la física matemática, pero cada noche este sujeto tan exquisito tiene una cita inconfesable con el idiota más casposo ante el televisor y como la convivencia entre dos siempre se establece por el nivel más bajo es el idiota el que impone el gusto. El profesor de Harvard se moverá como el bujarrón que busca un amante ominoso entre los contenedores del puerto y cuando lo encuentre se abrazará a él para ver juntos uno de esos programas en que a alguien le dan un millón por saber los afluentes del Ebro y todo el mundo aplaude. La televisión ofrece el mismo pasto para todo el mundo. Ante ella se sientan Jack el Destripador y san Francisco de Asís. La cultura de este tiempo consiste en dejar satisfechos a los dos a la vez, de modo que uno meta publicidad de sus navajas y el otro ponga un anuncio de comida para lobos.

EL OLIVO

El olivo
MANUEL VICENT 29/08/1993

Voy a trasplantar en el huertecillo de atrás un olivo que tiene mil años. Con una prensa antigua de forma rudimentaria, como hacían los fenicios, extraeré el aceite de cada cosecha para regalarlo a los amigos. El frasco será pequeño, de cristal tallado. Les pediré que lo usen sólo para untarse el sexo cuando así lo requiera un acto de amor excelso y también para su extremaunción, si se produce el caso. Con el resto podrán aliñar las ensaladas de más compromiso hasta la próxima recolección. Tal vez este olivo fue plantado durante los terrores del primer milenarismo por algún árabe que no creía en el apocalipsis, sino en la inmortalidad de la savia. Es un árbol todavía robusto, lleno de experiencia. A lo largo de los siglos toda clase de pasiones se habrán agitado a su alrededor y él se ha quedado siempre quieto dando fruto. Las filosofías pasán, los crímenes más intensos son incorporados a la cultura, pero el aceite de oliva sigue alumbrando con la misma luz. Bastan nueve aceitunas al día para sobrevivir a cualquier calamidad. Beberé su zumo con los amigos consciente de que un milenio va a circular por nuestra sangre. Alguna de sus virtudes quedará pegada en las arterias: la fortaleza de las cosas sencillas, la impasibilidad ante la muerte. Cuando este olivo nació la gente creía que el mundo estaba a punto de terminar. Por todas partes cundían rumores aciagos. Había pestes y matanzas; bajo aquella ignominia este árbol comenzó a crecer y su tronco se hizo poderoso mientras se levantaban igualmente las ' columnas de las catedrales góticas. Ahora pervivirá en mi pequeño huerto de atrás gracias a que hubo alguien que en medio de tantas zozobras hace mil años dejó a un lado el pesimismo y escogió en su lugar un esqueje. Contra la fuerza de su savia no ha podido ningún fanatismo. Infinitos gaznates de herejes han sido degollados desde entonces, como las ramas de este olivo han sido taladas. Al final de tanto dolor la humanidad sólo pare más dolor; en cambio este olivo dará un poco de sabiduría a mis amigos.

COMPROMISO

Compromiso
MANUEL VICENT 05/09/1993

Estaba leyendo bajo las palmeras del puerto las desgracias que suceden en el mundo y la brisa más dulce movía las hojas del periódico. Sentí mala conciencia. Esa brisa poseída por el salitre agitaba los peores crímenes de la humanidad y yo tenía delante un granizado. Hay que ser un escritor comprometido. Me gustaría reunir fuerzas más allá de la compasión para luchar personalmente contra la injusticia. Otros lo hacen. Otros intelectuales atacan al Gobierno, describen con absoluta náusea la carnicería de la antigua Yugoslavia, manifiestan su ira cuando en el lugar más apartado del planeta son pisoteados los derechos humanos, denuncian la corrupción, levantan un escándalo cada semana. En cambio, a mí sólo me conmueven los matices de oro podrido al atardecer en el espejo de la dársena; me gusta sentir el latido del tiempo en la savia de los árboles; trato de celebrar unas nupcias formales con los alimentos primitivos. Bajo esta clase de estética siempre se esconde la putrefacción, lo sé muy bien. Mientras sorbía un granizado de limón a la sombra de las palmeras, contemplaba la imagen de varios niños reventados por un mortero. La visión hedonista de mí mismo, allí felizmente sentado, me llenó de rubor; entonces tomé la decisión de escribir acerca del sufrimiento de los demás. Esa es la misión de un escritor. Pero en ese momento se me acercó un señor desconocido y sonriendo me dijo: Si usted está interesado en comprar buenos melones le voy a dar un consejo, obsérveles antes la coronilla trasera, procure que ésta sea grande, eso indica que son dulces, de primera flor. Pasa lo mismo con los cangrejos. Las hembras son más sabrosas. Las conocerá por su forma redondeada de atrás. Los machos son puntiagudos. Gracias, le contesté. Y quedé pensativo con las páginas ensangrentadas del periódico en la mano. Quiero salvar mi conciencia. ¿Qué puedo hacer? Creo contribuir a la felicidad universal anunciando al mundo la fórmula de descubrir los mejores melones y cangrejos. Con esto hoy he cumplido.

DIALÉCTICA

Dialéctica
MANUEL VICENT 19/09/1993

Últimamente se ha descubierto que no hay enfermedades concretas: la vida es una enfermedad total. ¿Debería uno alegrarse? Existe una dialéctica de los virus como existe una dialéctica de las armas. La lanza engendró la coraza y ésta hizo necesario el arcabuz; el arcabuz dio lugar al parapeto y éste fue el causante del mortero; el mortero impulsó la creación del carro de combate y éste engendró el bazuca; el bazuca forzó el desarrollo del cazabombardero y éste engendró el bunker; el bunker determinó la estructura de la bomba atómica y ésta limita ya con el infierno, una creación abstracta que en nuestra mente se confunde con la maldad teológica, matemática. Del mismo modo operan los virus y las medicinas. Los virus se mueven en tesis, antítesis y síntesis, a la manera presocrática, de una forma cada vez más rápida, más violenta, más clarividente, pero al final de esta batalla el último virus que te mata es el mismo que te da la vida, como también el infierno es siempre el que te salva. El microbio alumbró al ungüento y éste hizo a la bacteria; la bacteria creó la sulfamida y ésta forzó la aparición del bacilo; el bacilo engendró la penicilina y ésta desarrolló la existencia del virus; el virus originó la estreptomicina y ésta engendró finalmente una colonia de moléculas luminosas que constituyen el espíritu. Los microbios y los productos de laboratorio confluyen en un punto sin materia que se llama alma y ésta no es distinta del complejo de vitaminas y minerales que se puede comprar en la farmacia, pero también la última generación de los virus lleva inscrito en su estructura un comportamiento moral, no distinto de la inteligencia. El virus del sida viene ya unido a la teología y, no obstante, en la lucha contra este ser, los científicos darán tal vez el paso definitivo de la dialéctica: si descifrarán el código genético del mono sabio usted llegaría a ser inmortal. El infierno genera la salvación, la bomba atómica es causa de la paz. Del mismo modo, la vida es una enfermedad total que podría salvar a la humanidad.

CATEDRÁTICOS

Catedráticos
MANUEL VICENT 26/09/1993

Los abogados que defienden a la gente de la mafia son unos profesionales correosos, leguleyos muy hábiles, como se puede ver en las películas americanas. Esos tipos conocen a la perfección todas las triquiñuelas del oficio: pactan con el fiscal del distrito, están implicados ellos mismos en la corrupción de la policía, participan en los consejos de familia y a veces se acuestan con la querida del jefe de la banda. Son todos de la misma calaña. Eso su cede en América, pero no en nuestro territorio. Aquí los narcotraficantes mafiosos son los mejores clientes de los catedráticos de Derecho Penal. Estos ponen todo su prestigio académico al servicio de unos individuos cuyo dinero sucio es capaz de apartar de la docencia o de la investigación jurídica a estos insignes próceres en el momento en que los necesitan. Hasta el sujeto más execrable tiene derecho a la defensa. Es un principio que nadie discute, aunque debe consta tarse un hecho: casi el 90% de los presos de nuestras cárceles están allí por su relación con la droga. A los mozalbetes acribillados por la jeringuilla, que han roba do un bolso para conseguir la dosis en un urinario, los defienden abogadillos principiantes en turno de oficio; a los traficantes intermedios los defienden letra dos ambiciosos que tratan de abrirse paso en la carrera; a los cabecillas de la mafia, a los caporales de la droga, los asisten catedráticos de Derecho Penal. Son los criminales famosos los que hacen famosos a sus abogados. En nuestro país, la culminación profesional de un penalista, la máxima gloria de un catedrático, no consiste en investigar sobre esa disciplina universitaria, sino en usar todo su acervo científico imaginando marrullerías procesales, poniendo trabas legales para dilatar juicios donde se sientan algunos grandes del narcotráfico que son los que más pagan: ése es el destino de su talento. Pero en nuestro condado es tos Ilustres jurisconsultos son unos caballeros que no se acuestan todavía con la querida del gánster como sucede en el cine negro americano.

ZAPATILLAS

Zapatillas
MANUEL VICENT 03/10/1993

Ayer fue un día aciago: ha causado 40.000 muertos en la India un terremoto que todavía no ha reivindicado nadie, ni Dios desde el firmamento con un megáfono ni cualquiera de sus representantes en la Tierra, bien sea el Papa desde un balcón del Vaticano o el Brahmán Mayor desde la escalinata del templo del Mono, en las afueras de Benarés. De noche hubo en el País Vasco otros atentados que han producido ocho heridos civiles e innumerables demócratas desesperados. Me he despertado tarde, y cuando he puesto la radio ya no había remedio: algunos periodistas que son los cuchilleros del amanecer tenían a esa hora toda la carne de los políticos picada. Después he leído en el periódico otro cúmulo de desgracias que podría enunciarse así: estamos totalmente arruinados, pero en cambio ahora somos mucho menos honrados. A pesar de todo, me he levantado, y mientras me afeitaba he escuchado algunos pasodobles. El mundo está destruido. Si quieres salvarte, debes recomponerlo dentro de ti mismo cada mañana, así que primero he ido a la pajarería a comprar insectos disecados, que es lo que come mi tortuga, y he desayunado con ella. Hay que estar a bien con los semejantes. Tener a la tortuga contenta y que el perro te mueva el rabo es la única metafísica. Me he preparado un desayuno espiritual, con esa especie de cuajada que ha hecho inmortal a la gente de Rusia y de los Balcanes que ahora se mata con el manierismo de las armas, y gustando de ese alimento casi místico he llegado a pensar que la bondad es invisible y que sólo se descubre educando la mirada. En ese momento, la tortuga, que parecía haber adivinado mi pensamiento, ha levantado la cara con una sensación risueña. En medio de tantos desastres puedo convertir este día en una obra de arte. Tengo una base muy sólida: una tortuga me sonríe, un perro mueve el rabo a mis pies, y yo estoy tomando un yogur sobre las ruinas de la jornada anterior. Hoy tengo que hacer algo importante; por ejemplo, hoy tengo que comprarme unas zapatillas.

EL RÍO

El río
MANUEL VICENT 10/10/1993

No hay río más caudaloso que el sexo. Sobre esta leve película que es la corteza terrestre se ha establecido un bullicio insondable de insectos, aves y mamíferos. Todos se reproducen a sí mismos desde el fondo de sus entrañas, y no preguntes a qué se debe, pero ese trabajo ciego une a todos los animales hasta formar con seme jante fluido un solo río que no desemboca en ninguna parte. A este mundo hemos venido a transmitir los genes: ése es el único oficio de vivir. Algunos mosquitos masculinos nacen sin estómago. No lo necesitan. Nacen, copulan y mueren sin darles tiempo a comer. No sucede lo mismo con el resto de las criaturas, sobre todo con algunos mamíferos superiores, que son los que más han prosperado. Entre cópula y cópula, éstos van al cine, juegan a la lotería, fabrican objetos, buscan frenéticamente con qué alimentarse, dictan leyes, duermen. En medio de esta actividad cuyo sonido es superficial, se puede escuchar un estruendo sordo, persistente, lleno de gritos de placer: es el río inferior que atraviesa todos los vientres arrastrando a los seres vivos hacia ninguna parte conocida. Frente a esta corriente turbulenta del sexo, un gran mono de superlujo vestido con capa bordada, coronado con cuernos de oro, llevando en la mano una garrota también de oro, se yergue a veces para mostrar el esplendor de la verdad. Ésta no atañe a los mosquitos. Sólo se refiere a cierta clase de animales para quienes está reservada la condenación. En mitad del clamor planetario de infinitos óvulos y espermatozoides que trabajan a pleno rendimiento, el Papa dicta una orden contradictoria: hay que abandonar la concupiscencia, hay que cumplir la ley natural. Esta salmodia va dirigida a los humanos, no a los insectos, aves ni al resto de los mamíferos. El esplendor de la verdad brilla sólo para una división de monos evo lucionados. Pero si el sexo de todos los animales forma el único río de la naturaleza que nace del placer, ¿por qué el placer no pue de ser una fuente de perfección, el único camino de la salvación?

MODERNOS

Modernos
MANUEL VICENT 17/10/1993

Después de los dinosaurios llega la moda de Buda y ésta va a coincidir con una promoción de preservativos que llevan la punta decorada con el rostro de un héroe. Por otra parte, la última tendencia literaria consiste en leer sólo los prospectos de las medicinas y los folletos de los herbolarios donde se explican las propiedades de las semillas y los minerales. Frente a la filosofía está la poso logía, que es la dosis de ácidos, vi taminas y barbitúricos que el es píritu necesita para hallar la paz. Eso mismo buscaba bajo una higuera el pequeño Buda cuando le dio este remedio contra el dolor a un brahmán mendigo: hay que absorber todo el Universo hasta reducirlo con la mente a un punto inmóvil en la boca del estómago. Semejante proeza espiritual, que a los ascetas más duros les ocupa ba una vida entera, hoy puede usted lograrla tomando una ración doble de Valium. También decía Buda que el amor es la única sus tancia que nos convierte en dioses. Tal vez por eso en las esquinas de Manhattan se venden ahora unos preservativos que, al ser desenvainados por la pasión, muestran el rostro de Robert Redford, de Jack Nicholson o de Paul Newman. Esta posibilidad de convertirse en un dios de goma entre las sábanas se produce en Nueva York y en la rambla de Canaletas, donde se expenden condones con los colores del Barça y que llevan estampada en la cima la imagen de Romario, de Laudrup y de Koeman riendo de furia como arietes en el instante de rematar a gol. Dinosaurios, budas felices, preservativos con héroes incorporados, semillas de calabaza: éstos son los ingredientes para llegar absolutamente moderno hasta final de año. La poesía más intimista se encuentra en la estructura del metamizol magnésico, que suaviza el alma; la serenidad puede alcanzarse con un poco de budismo californiano y rumiando pan de centeno; la impotencia sexual se corrige poniendo como suplente en el preservativo la cabeza del divo que su pareja prefiera; a usted le bas tará con empujar levemente mientras sueña con los dinosaurios.

DESNUDO

Desnudo
MANUEL VICENT 24/10/1993

Esta crisis económica va a traer definitivamente el protestantismo a España. Ya habíamos desnudado muchas de nuestras iglesias para que en ellas brillara más la espiritualidad; ahora habrá que desnudar todas nuestras fábricas para que se muevan sólo por el impulso de la rentabilidad. Nos va a salvar el rigor del producto bien acabado, el trabajo convertido en una moral puritana. El que consiga una plaza de barrendero deberá dar gracias al Altísimo. Los asiáticos han aplicado la ascética del Tao a la informática y la miseria de su mano de obra es para ellos la maquinaria más productiva. La lucha comercial está planteada entre Confucio y Calvino. Para sobrevivir hay que fabricar cosas mejores y más baratas que los chinos y de este principio nacerán las guerras de religión en los próximos 30 años. No nos sirve el catolicismo para esta larga batalla. En sentido económico, el catolicismo es el enchufe mal puesto, el ejecutivo que llega tarde a una cita, la corrupción, las rogativas, los privilegios. También es catolicismo la piedad, el brillo del oro, el barroco industrial, la doble contabilidad, el despilfarro, el equipamiento anticuado, la indulgencia plenaria, el fasto, la holgazanería, la manga ancha, la mala gestión y esa forma de ganar dinero especulando a dentelladas. En cambio, el protestantismo ha fraguado en ese punto en que la avaricia se confunde con el ahorro y éste con la austeridad y ésta con la tenacidad en el trabajo que busca la perfección de uno mismo a través de la mercancía. El producto competitivo, con alta tecnología incorporada, nacido del esfuerzo meticuloso y escuetamente remunerado, será el eje en torno al cual deberá girar no sólo la economía, sino la espiritualidad. Hay que cambiar de mente: la chapuza es católica, la rentabilidad es protestante. ¿Y qué se hace con las legiones de mendigos y parados? En la trasera de las catedrales a los mendigos se les impartirá esa sopa que se llama bodrio; a los parados se les llamará excipiente de productividad.

ALIMENTOS

Alimentos
MANUEL VICENT 31/10/1993

Mientras enhebraba en oro los versos de La Eneida en su villa de Nápoles, muchas veces Virgilio se quedaba sin inspiración, y en ese momento dejaba a un lado los útiles de escribir y se iba a la cocina a preparar aquella ensalada de higos y nueces con berros que tanto le gustaba. Considerar esa ensalada como la prolongación del verso más hermoso, allí donde éste fue interrumpido, es una señal muy refinada de la inteligencia. Hay una inspiración para crear y otra para vivir. Parece frívolo hablar de los arroces, anchoas y erizos que sin ser Virgilio cualquiera puede tomar junto al Mediterráneo en estos tiempos de desolación, pero tales sustancias no forman parte de una huida, sino de la teoría del conocimiento. Profundas eran las manos del poeta cuando pelaba dos dientes de ajo y los echaba a la sartén sobre el aceite virgen hirviendo. El verso se le había quebrado en un punto en que decía: "Arde la enamorada Dido y por sus huesos ha aspirado el furor". Virgilio no podía seguir. De pronto, el aroma del sofrito inundaba su imaginación y a instancias de un guiso muy sencillo que se estaba dorando a fuego lento el poeta tomaba pie de nuevo y comenzaba a cantar el himeneo de la reina de Cartago con un amante de Frigia. Dos versos insignes habían sido ensambla dos por los jugos gástricos de Virgilio. Sin duda, este resorte secreto ha tenido que funcionar en muchas obras maestras, ya que el tejido de la vida, hecho de cazos, pétalos, sentimientos, legumbres e ideas es inseparable del pensamiento que nos subyuga y de la creación que nos enamora. Mi teoría es ésta: si no eres capaz de escribir La Eneida, puedes al menos preparar unas habas tiernas con virutas de tomillo junto al Mediterráneo, sabiendo que su perfume incluirá todos los versos de oro que se han urdido en esta orilla: existe una experiencia mística o poética por medio de los alimentos. Tal vez con ellos no alcances el paraíso, pero es un modo placentero de llegar al fondo del conocimiento: saborear un erizo de mar sin distinguirlo de Virgilio.

EL "GUERNICA"

El 'Guernica'
MANUEL VICENT 07/11/1993

El Guernica de Picasso ha sido durante muchos años el crucifijo que presidió las catacumbas de los rojos en tiempos de la dictadura. También sustituyó a la Santa Cena en todos los hogares progresistas. En él se reconocían los mártires y los catecúmenos, los que creían en un paraíso socialista en la Tierra. Estéticamente es un cuadro malo, panfletario, periodístico, como son malos, literarios, antiartísticos, los cristos llagados, coronados de espinas y alanceados, pero esa estampa estuvo cargada de energía mientras duró la resistencia, antes de que los perseguidos se transformaran en iglesia. Hoy ese cuadro ha perdido la magia. Se ha convertido en un mal cartel. Incluso se puede afirmar que, el lienzo que se exhibe en el Reina Sofía es un Guernica falso. Se trata de una enorme ampliación del cuadro auténtico que era aquella pequeña reproducción en una cartulina clavada con cuatro chinchetas en nuestro cuarto. Igual que Azaña quitó los crucifijos de las escuelas, los socialistas han borrado el Guernica de la cultura de izquierdas. El falso Guernica vino a España custodiado por la Guardia Civil, traído por un Gobierno cuyo presidente se llamaba Calvo Sotelo, reinando felizmente en nuestro país un Borbón, hecho tan surrealista como lo es una crucifixión de oro y brillantes. La imagen de un ajusticiado ha simbolizado el sueño de los cristianos y la estampa de un bombardeo sintetizó la esperanza de nuestros marxistas. La desdicha es el alimento de los antihéroes. El cuadro que se exhibe en el Reina Sofía es un Guernica falso, pero hay otros verdaderos que se hallan fuera del museo. Cuba es nuestro Guernica actual, el más auténtico. La resistencia de Castro y de su pueblo está ahora despertando un movimiento de apoyo moral apasionado entre los progresistas de todo el mundo y para los españoles pronto será otra vez aquella cartulina en que se veía la testa de un toro invicto que emergía en medio de la destrucción. Cuba está convirtiendo de nuevo el Guernica en un buen cuadro.

MITOLOGÍA

Mitología
MANUEL VICENT 14/11/1993

Giordano Bruno fue quemado en la plaza pública y Galileo fue llevado a las mazmorras por haber revelado una verdad astronómica que rompía el Sistema Solar fundamentado en el Génesis. A pesar de eso, nadie pudo impedir la fabricación de telescopios. La conmoción teológica y moral que entonces causó la noticia de que la Tierra se movía, sin duda, fue superior al pánico que pueda producimos hoy cualquier engendro humano sacado de una probeta. Tal vez estamos todavía iniciando el segundo acto de la Creación, considerada ésta como espectáculo. Los laboratorios de ingeniería genética no son muy distintos de aquellos fondos marinos donde la primera célula comenzó a bailar. Ni la ética ni el espanto podrán detener tampoco ahora el avance de la ciencia ante los monstruos bioquímicos. El impulso de los científicos se abrirá paso de forma ciega en un territorio habitado por centauros, hidras, sirenas, leones con alas y sátiros con patas de cabra, toda esa materia que ya habíamos soñado. La química también es naturaleza y ella se ha constituido en punta de lanza para proseguir el trabajo imaginativo allí donde Dios lo abandonó por cansancio el séptimo día. Primero fueron las algas sensitivas, después vinieron los renacuajos de gelatina; de ellos nacieron los peces y de éstos derivaron las aves, reptiles y mamíferos. Cuando estuvo dispuesto todo el coro, apareció el rey del mambo. Al pie de un magnolio, Dios tenía a mano barro suficiente y con él pudo haber hecho un cántaro, pero creó un modelo para Armani, que es ese monstruo que aparece haciendo de las suyas en el Telediario. Con esto terminó el primer acto. En este momento se está levantando de nuevo el telón. El futuro del ser humano tal vez será lo que él había soñado como mitología, una infinita combinación de personas y animales, dioses y héroes. La locura poética de Hesiodo, Homero y de los profetas bíblicos que poblaron de fieras, ángeles y demonios el Universo será posible gracias a la química impulsada por la atracción de las tinieblas.