lunes, 21 de julio de 2008

REACCIÓN

Reacción
MANUEL VICENT 04/04/1993

En un sector de esta sociedad está surgiendo ya una asociación clandestina de ciudadanos que se han conjurado para no leer jamás un best seller, no escuchar la radio, no comprar periódicos, no ver la televisión, no llevar vida social de ninguna clase, no comer en restaurantes, no usar ropa con etiquetas visibles, no guardar la línea, no seguir los consejos médicos que se dan en las revistas, no adquirir ningún objeto de marca, no hablar de la corrupción, no pronunciar nunca el nombre de un político, no referirse para nada a la crisis económica ni mencionar el paro. Este movimiento clandestino conoce de sobra que estamos viviendo un tiempo de desbarajuste general sin que exista un solo referente ético al que acogerse, pero ha decidido reaccionar ante la basura que nos rodea, cuyo volumen no cesa de crecer cada día, y para eso ha puesto su libre albedrío al servicio del instinto de conservación. Son personas que fían todo su placer en el anonimato, en el gusto por las cosas bien acabadas, en los sentimientos nobles preservados, en el amor a la belleza, en la lectura sosegada de libros antiguos, con láminas carcomidas. Pueden ser catedráticos o labradores con una cortesía a la vieja usanza que creen en la bondad universal como fuente de energía. Los militantes de este movimiento no buscan el éxito ni la fama; desprecian el peso ideal, el cuerpo desnatado, el dinero rápido, el sexo deglutido, pero no permiten que nadie los toque. Sólo la ascética los guarda. El descrédito de los políticos está generando un movimiento reaccionario en medio de este descalabro moral algunos fascistas han vuelto -a sacar el pechito. Sin embargo, la corrupción con que esta sociedad ha sido investida también ha comenzado a producir una reacción estética favorable, y ya son muchos los que por simple buen gusto han organizado su vida en una cálida intimidad al margen de la basura. Son seres desconocidos. De ellos se percibe un aliento secreto que les impulsa a no ceder y sólo por eso forman ya un horizonte de mármol.

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