domingo, 26 de octubre de 2008

BETSABÉ

Betsabé
MANUEL VICENT 26/10/2008

Ésta es la historia de Betsabé. Un día de verano se levantó de la siesta el rey David y desde la azotea de palacio vio a una joven de extraordinaria belleza que se estaba bañando desnuda en el jardín de su casa. El rey David quiso saber quién era aquella muchacha. Le dijeron que se llamaba Betsabé, la hija de Eliam, mujer de Urías. El rey mandó a un mensajero que le hablara de su parte, la hizo venir a palacio y llegada a su presencia la poseyó sin más preámbulo, durmió con ella, la cual después se purificó de su inmundicia y volvió preñada a casa. Betsabé le mandó recado al rey. "He concebido", le dijo. En ese tiempo, Israel estaba en guerra con los ammonitas y tenía sitiada la ciudad de Raba. El rey David llamó a Urías, marido de Betsabé, lo sentó a su mesa, lo agasajó con un gran banquete y trató de embriagarle. Después ordenó a Joab, jefe del ejército, que lo colocara en el lugar más peligroso de la primera línea de combate para que fuera herido y muriera, cosa que sucedió tal como pensaba. Desde lo alto de la muralla lo mató un ballestero y el rey David fingió gran dolor, pero enseguida tomó a Betsabé por esposa y ella parió un hijo, que no fue del agrado de Yavhé por ser fruto de adulterio. De hecho, la criatura fue sacrificada. Con un poco de penitencia, el rey obtuvo el perdón y a continuación David consoló a Betsabé, durmió con ella y de esa coyunda nació el sabio Salomón. El Antiguo Testamento está lleno de facinerosos, empezando por el propio Yavhé, cuya perfidia a veces no conocía límites, como es bien sabido. En el Museo del Prado se puede contemplar ahora el desnudo de Betsabé, de carnes plácidas, pintado por Rembrandt. Recién salida del baño y atendida por una vieja criada, tiene en su mano una carta del rey David y su rostro expresa una profunda resignación frente a la maldad humana, compartida con la morbosa tentación. Cerca del Prado, en el Museo Thyssen, se exhibe la exposición La Vanguardia y la Gran Guerra. Por mucha distorsión y desgarro de formas con que el expresionismo anunciaba la tragedia que iba a venir, ninguna violencia es comparable con la tortura que Rembrandt supo extraer de los ojos de Betsabé junto al placer y el tenebroso destino que le esperaba.

domingo, 19 de octubre de 2008

FÁBULA

Fábula
MANUEL VICENT 19/10/2008

Era un pueblo tranquilo, feliz y muy próspero. Los niños jugaban en la calle y sus gritos eran un paisaje sonoro similar a un fondo de golondrinas. Los vecinos nunca se alteraban cuando veían correr a un niño y tampoco si lo hacía un chaval o algún joven deportista; en cambio, un día se sorprendieron al ver que un hombre muy mayor cruzó la plaza a la máxima velocidad que le permitían sus años. Nadie supo por qué lo hizo. Es un loco, dijeron algunos, pero esa misma mañana en aquel pueblo próspero y tranquilo empezó a cundir la alarma cuando se vio correr al médico forense con un maletín en la mano. Y eso fue sólo el principio, porque al médico forense le siguió el cura dando grandes zancadas por otra acera con el viático. Al oír por la ventana un bullicio creciente el director de la Caja de Ahorros abandonó el despacho, salió a la calle y preguntó a la gente qué desgracia había sucedido. Nadie sabía nada. A continuación llegaron al pueblo varias ambulancias y algunos coches de bomberos con todas las sirenas sonando. No se había oído ninguna explosión, nadie veía fuego por ninguna parte, todos los habitantes de aquel pueblo parecían estar sanos y salvos, pero probablemente había sido algo muy grave. La confusión fue en aumento cuando los vecinos comprobaron que el médico corría en una dirección y el cura lo hacía en la contraria, los bomberos iban hacia el este y las ambulancias se dirigían hacia el oeste. Nadie supo a qué atenerse hasta que el médico, el cura, los bomberos y las ambulancias, perdidos por las calles, confluyeron finalmente ante la Caja de Ahorros y al ver tal despliegue el director instintivamente cerró las puertas y este acto irreflexivo desató el nerviosismo en la gente. Alguien gritó que estaba en peligro su dinero y al oír este terrible augurio el público, lleno de pánico, derribó las puertas, asaltó el banco, destripó la caja fuerte y destruyó a zarpazos todo el dinero por miedo a perderlo. Al terminar el asalto, la gente se sorprendió al comprobar que la calle se hallaba muy tranquila. Se oía el martillo del herrero y la flauta del afilador. El médico estaba en la consulta, el cura en la iglesia, las ambulancias y los bomberos en las cocheras. En la calle sólo corría un niño huyendo.

domingo, 12 de octubre de 2008

FUSIÓN

Fusión
MANUEL VICENT 12/10/2008

De la Gran Depresión de los años treinta se salió con el New Deal, el nuevo compromiso económico, propuesto por el presidente Roosevelt para animar la producción por medio de grandes inversiones públicas, según la teoría de Keynes. Para levantarse hoy de esta nueva caída del capitalismo, tan grave como la que siguió al crack de la Bolsa del 29, no bastará un nuevo pacto económico con alucinantes y agónicas inyecciones de dinero a los bancos: será necesario que brote de este marasmo una nueva conciencia social. Los primeros indicios de esta actitud moral ante el futuro se están dando ya en las principales universidades norteamericanas. De ellas habían salido la mayoría de los ejecutivos golfos que ha arruinado con su codicia el sistema financiero, pero de un tiempo a esta parte un estudiante de Harvard, de Princeton o de Chicago, por muy elitista que se crea, no ya puede obtener un gran expediente académico si no ha demostrado un interés práctico por la sociedad y se ha comprometido en alguna labor social desinteresada. Realizar actos positivos por los demás comienza a considerarse elegante, una asignatura fundamental. En la génesis de la nueva conciencia Barack Obama aporta un valor simbólico. El hecho de que sea mulato, una síntesis entre dos razas hasta ahora antagónicas, indica que la fusión va a ser un índice significativo en la historia del siglo XXI. La aleación ha funcionado de forma espléndida en los metales y en las artes. Con ella los metales logran su mayor fortaleza y lo mismo sucede con la creatividad moderna, que alcanza su grado más alto cuando funde raíces y tendencias dispares en un solo espíritu. Si esta conquista ha dado un resultado excelente en la estética y en la metalurgia, parece que va a marcar también ahora el destino político de la historia. No hay nada maravilloso en este planeta que no sea producto de una fusión: la música que oímos, la danza y la pintura que contemplamos, la literatura que leemos, la materia de todos los objetos que usamos. Un presidente mulato al frente del Imperio de Occidente es una consecuencia lógica de esta deriva de la humanidad, pero más allá del dinero y su codicia, esta fusión no servirá de nada si no va acompañada de una nueva conciencia moral.

lunes, 6 de octubre de 2008

SEDUCCIÓN

Seducción
MANUEL VICENT 05/10/2008

"Estoy sintiendo tu perfume embriagador", cantaba un falso Sinatra en El Padrino, mientras un compinche le cortaba la cabeza a un caballo de carreras y la introducía entre las sábanas de su dueño que se estaba portando mal con la familia. Ese mismo perfume exhalaba, tal vez, la humeante infusión que en la alcoba más íntima del Vaticano le fue ofrecida al papa Luciani para ahuyentarlo a toda prisa de este perro mundo. Poco después, el banquero Roberto Calvi se balanceaba con la soga al cuello en un puente de Londres y el falso Sinatra cantaba esa misma melodía, que suena ahora en todas las bodas y bautizos, pero nunca en ciertos funerales. Quisiera saber por qué ese perfume embriagador, que llega directamente de aquel Chicago de la Ley Seca, mantiene todavía intacta su seducción, hasta el punto que cuatro fiambres humanos colgados de un gancho de carnicería en un matadero entre terneras desolladas están llenos de glamour si esa acción la realizan unos mafiosos italianos y nos parece repugnante cuando la ejecutan unos colombianos o mexicanos con todo su bigotón. La fascinación se debe, sin duda, a que los crímenes de la Mafia participan aún de la estética que les inocularon los Borgia en el Renacimiento y que el cine ha convertido en mitología. ¿Qué es más seductor, morir baleado con media cara enjabonada en una barbería de Brooklyn y que a continuación llegue Scorsese con las cámaras, o que el cadáver hecho un colador se pudra al sol bajo una nube de moscas en la terrosa frontera de Tijuana, aunque después los hermanos Cohen tomen cartas en el asunto y se gasten medio presupuesto de la película en zumo de tomate? La delincuencia de nuestra época está llena de violentos patanes. La fascinación del crimen organizado ya no existe. Pese a que algunos se disfrazan a la manera siciliana con una camisa oscura, la corbata rosa y la hombrera cuadrada, a nuestros criminales no hay novela policíaca ni cine negro que los pueda salvar de la caspa. Una sociedad se define también por la calidad de sus asesinos y hoy el más sanguinario no aguanta la crónica de sucesos de un par de telediarios. Tiempos aquellos en que el tambor del revólver de los mafiosos servía de batería a la orquesta de Tommy Dorsey en la que cantaba el auténtico Sinatra.