domingo, 10 de febrero de 2019

APERITIVO

APERITIVO
10/02/2019

Como siempre, también este domingo al mediodía habrá dos Españas: la de los patriotas que en la plaza de Colón de Madrid van a rivalizar en el odio al Gobierno y la de los ciudadanos corrientes que a esa misma hora no estarán dispuestos a que ninguna patria les arruine un buen aperitivo. Mientras unos se desgañiten acusando a Pedro Sánchez de alta traición por vender España al enemigo, otros sentados en las terrazas de los bares bajo un sol que ya anuncia la primavera pedirán a los camareros otra de mejillones. Si bien en el diccionario ya no quedan insultos infamantes que la derecha encabritada no haya usado contra el presidente del Gobierno, en contrapartida también existen mil clases de tapas y otras tantas formas de mezclar la ginebra con tónica. Pese a que dos horas de concentración patriótica harán que el aire de Madrid sea irrespirable, una vez que su odio haya sido eviscerado, la derecha se derramará por las calles con la bandera española en los riñones y al pie de las barras el amor a la patria bajará al nivel de una ración de calamares. “¡Viva España!”, gritará uno. “¡Camarero, un tinto y una de boquerones!”, gritará otro. Para celebrar el éxito de la concentración, algunos líderes de las derechas ocuparán los reservados de los mejores restaurantes donde unos y otros se saludarán enarbolando un percebe o una cigala en la mano como otra bandera, la de verdad, con la que se cierran los negocios redondos. Tal vez en la mesa sonará un crujido extraño, craaak,semejante al que podría producir España un día cuando se rompa, pero en este caso se tratará de un patriota que acaba de partir una pata del centollo con las tenazas. Bajo el sol de primavera este domingo habrá dos Españas, la de los que expresan el amor a la patria machacando al adversario y la de los más necesitados que la cambiarían a pelo por una ración de patatas bravas.

domingo, 3 de febrero de 2019

RECONQUISTA
03/02/2019

La derecha y la extrema derecha españolas han emprendido un programa de reconquista nacional. Realmente se trata de una reconquista al revés, de abajo arriba, de Granada a Asturias, de la modernidad a las antiguas argollas. Ambos partidos compiten en reivindicar los valores que fueron fundacionales de la historiografía franquista y aunque a Franco nadie lo nombra, su cadáver ya está fuera del sepulcro y anda paseándose por la calle disfrazado de cobrador del frac. Ha vuelto a sonar la vieja monserga, la unidad de la patria como destino, la familia tradicional amparada por un machismo militante, el nacional catolicismo, la tradición de la Semana Santa y la tauromaquia como cultura de una raza. Este relato, pese a ser una pura antigualla, viene adornado con un lenguaje belicoso, que atrae a muchos españoles cabreados. Ved ahí al líder de Vox a caballo por el campo andalusí con una pistola en la sobaquera, con su dialéctica sin complejos dispuesto a eso tan racial de plantar cara. Solo una pieza no encaja. Franco fue un africanista curricular que utilizó a los soldados musulmanes, creyentes en la palabra del Profeta, para asolar los campos de batalla republicanos y los llevó hasta Asturias, única tierra que nunca habían hollado durante la conquista. Después constituyó a la Guardia Mora durante décadas en la garante de su seguridad. Hoy la xenofobia de la extrema derecha ve moros por todas partes, no solo en la costa, como el enemigo a batir. Las alarmas han saltado. Los supervivientes progresistas se han apercibido de que es posible perder los logros sociales que costó tanto conseguir y por los que se pagó sufrimiento, represión y esfuerzo en una lucha formidable y, no obstante, mientras en el horizonte ya suenan los cascos de la derecha radical que viene a caballo, ahí tienes a la izquierda enredada disputándose una sardina.