domingo, 8 de junio de 2008

PRIMAVERA

Primavera
MANUEL VICENT 04/04/1999

En primavera todo resucita: Dios, los espárragos, los cadáveres mal enterrados, los delitos que uno cometió hace 10 años, los amores olvidados, los revólveres arrojados al pantano, la flor de los almendros. En primavera todo cambia de sitio: los antiguos pacifistas adoran los bombardeos, los neonazis se conmueven ante los genocidios, la OTAN encarna ahora el pensamiento sanguinariamente correcto, los misiles llevan fecha de caducidad como los yogures y hay que consumirlos porque la industria de la guerra viene empujando y tiene los armarios llenos de pepinos de acero hasta rebosar. En primavera sube la dinamita en forma de savia a los cerebros de los violentos. Si en el cielo hubiera autobuses, allí se organizarían excursiones de fin de semana al infierno. Los bienaventurados irían a visitar el fuego eterno y bailarían a su alrededor el chachachá como hacen los jubilados en Benidorm. Antes de resucitar la semilla se tiene que pudrir, lo mismo que cualquier redentor debe bajar a las tinieblas del averno antes de saltar de la tumba como el tapón de una botella de champaña. La esencia de la primavera es la confusión de la sangre y de las ideas. Nunca una pascua florida ha producido tanta turbiedad en la mente. En esta guerra de la OTAN contra Yugoslavia nadie sabe dónde está el cielo y el infierno, salvo algunos intelectuales de pensamiento binario que dividen el mundo en buenos y malos, pero en Kosovo las multitudes huyen a la vez de las bombas y de los cuchillos porque el odio está allí muy mezclado y va desde el avión invisible F-117 hasta el tenedor con que se sacan los ojos unos vecinos que la semana pasada se pedían el perejil. Frente al horror de la limpieza étnica está el espanto del bombardeo sobre los inocentes. Para salvar su conciencia los partidarios de este tornado de hierros insisten en fabricar un demonio cada vez más cruel y tratan de arrojarlo desde el campanario como una cabra para que purgue las culpas de todos. Quienes estamos contra los bombardeos de la OTAN creemos que alguien nos miente profundamente al explicarnos la causa de tanta maldad humana. Muchos se escandalizan de que esa crueldad suceda en el corazón de Europa, a un par de horas en avión. En realidad acontece mucho más cerca. Ese odio dormido está dormido dentro de cada uno de nosotros y sube hasta el cerebro de forma confusa como la savia de primavera.

No hay comentarios: