lunes, 27 de diciembre de 2021

BATALLA 2021

25/12/2021 (sábado) 

Ha habido batallas famosas que, pese a haber sucedido hace miles de años, somos lo que somos todavía gracias a su victoria. Sin el triunfo de los griegos contra los persas en el Paso de las Termópilas y en Salamina (480 a. de C.) no hubiera existido la filosofía de Platón, ni el derecho romano ni el cristianismo, ni la Divina Comedia, ni Leonardo da Vinci, ni la duda metódica de Descartes, ni Juan Sebastián Bach. Tampoco hablaríamos con este vestigio del latín que es la lengua que usamos. En el fondo toda nuestra la cultura, incluidos los placeres del vino y del jamón, se la debemos al general Temístocles, que derrotó a la escuadra naval del rey Jerjes I en la isla de Salamina, y al general Alcibíades, que acabó con las esperanzas de Darío I en el mar y la campa de Maratón. Algunas batallas con sus victorias y derrotas han significado una encrucijada decisiva en la historia universal hasta el punto de dar entrada a una nueva civilización; así puede haber sucedido también en cada historia personal. ¿Quién no lleva dentro un Paso de las Termopilas, un Waterloo, un desembarco en Normandía, que ha alterado el curso de su vida? Mientras los pájaros cantaban los guerreros se mataban hollando las flores; todas estas batallas que causaron millones de muertos se realizaron en bahías cuyas playas hoy están llenas de hamacas y en llanuras ondulantes donde el trigal se mece con la brisa de primavera. Ahora que termina el apestoso año 2021 es bueno recordar si uno estuvo en la batalla de Salamina, si fue derrotado en Waterloo, si luchó cuerpo a cuerpo contra los nazis en Stalingrado, si participó a bordo de una tanqueta acuática en la toma de la costa de Omaha. Son batallas que, sin saberlo, el ciudadano moderno ha librado a lo largo de este año con un resultado desigual, bien con la victoria inscrita en la frente o bien huyendo con el rabo entre las piernas.


BAJO TIERRA

19/12/2021 

Cuando se escarba un poco en el suelo en cualquier lugar del planeta a veces aparece un cráneo que puede ser de homínido, de primate, de cromañón, de neandertal. O de un compañero de la oficina. A pocos metros bajo tierra yacen todos los sueños de la humanidad en los miles de millones de cráneos que permanecen enterrados desde el inicio de la historia. El laboratorio dictamina su antigüedad, pero lo que diferencia a unos cráneos de otros no es el tiempo que han pasado bajo tierra dormidos sino los sueños que en su día albergaron. Entre todos ellos uno fue el primero en soplar por el hueco de una caña y al comprobar que esa acción producía un sonido placentero siguió soplando sin saber que en esos siete tonos musicales ya estaba incluido todo Mozart. Otro fue el primero en dibujar en la pared de la gruta la imagen de un venado. En los trazos de esa figura ya estaba incluido todo Picasso. Otro fue el primero en agitar las caderas convulsivamente como un millón de años después lo harían Josephine Baker y Elvis Presley o en expresar un delicado sentimiento con los pies y los brazos sin ser todavía Margot Fonteyn. Uno de ellos fue el primero en montar una piedra sobre otra piedra y a su manera ya había comenzado a construir el Partenón. Cualquiera de esos cráneos pudo pertenecer a alguien que fue el primero en balbucir un canto rítmico o en grabar con el dedo un signo en una tablilla de barro. El sueño de la belleza sigue enterrado en cada cráneo a la espera de germinar con una semilla nueva. Ninguna batalla de la historia ni hazaña de los héroes ha dejado rastro sobre la tierra, salvo el caudal de sangre que ha provocado. Solo el arte ha dado sentido a la caótica aventura de la vida y cuando esta se extinga, más allá de la crueldad humana, el sueño de belleza aún seguirá siendo el único motivo para sentirse orgulloso de haber pasado por este perro mundo.

 MEGAFONÍA

12/12/2021

Sobre todos los productos expuestos en los grandes almacenes, sobre todos los manjares que se exhiben en los supermercados de lujo la megafonía cierne estos días de Navidad una música de villancicos cargada de nostalgia. Todas las mercancías adornadas con lazos y guirnaldas quedan maceradas con estas dulces melodías. El perro de Pávlov está al acecho. Al sentir que suena en el aire noche de paz, noche de amor, a la clientela se le ablanda el corazón y con un reflejo condicionado se va directamente a la tienda de jamones; a algunos esa canción les lleva a soñar con angulas o tal vez a conformarse con un simple besugo, aunque a muchos les recuerde también un hambre antigua con las manos llenas de sabañones en los bolsillos. El villancico sube y baja por las escaleras mecánicas de los grandes almacenes, se disemina por todas las secciones, penetra en los probadores, te persigue por todas las plantas, no para anunciarte que el Niño Dios ha nacido sino para recordarte que tu destino en este mundo solo consiste en comprar. Puede que este villancico le traiga a mucha gente la memoria del primer juguete de los Reyes Magos. Los juguetes de la infancia son arquetipos que permanecen dormidos en el cielo de Platón. Allí está aquel caballo de cartón, aquel triciclo, aquella casa de muñecas, el costurero, el rompecabezas, el parchís, la primera bicicleta de tiempos de posguerra. Desde entonces el mercado ha evolucionado, los juguetes han cambiado, pero los villancicos han permanecido inmutables, de modo que el día de mañana los juguetes electrónicos del reino de MediaMarkt también estarán cargados de melancolía y al recordar aquella lejana videoconsola a muchos viejos se les saltarán las lágrimas. El perro de Pávlov está al corriente del corazón humano. Cuando suene Noche de paz, te verás sin saber por qué con una bolsa de grandes almacenes en la mano.

EN LA NUBE

05/12/2021 

Dice el poeta Heine: “Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo llamó a Goethe y le dijo: haz tú las nubes”. Era la forma de rematar al menos con un bello adorno de algodón un mundo que se sabía de antemano que iba a ser un desastre. Si yo hubiera sido Dios, que no es el caso, se las habría encargado al pintor René Magritte. Las nubes que pinta Magritte constituyen formas esenciales de la imaginación humana. Son leves y rosadas; penetran la materia, entran y salen del cuerpo humano; unas se reflejan dentro del ojo como un espejo y se confunden con la mirada; a otras se las llevan consigo las aves en su vuelo bajo las alas y algunas descienden hasta el fondo del asfalto y se convierten en los fundamentos más firmes que mantienen en pie a las ciudades. En uno de sus cuadros se ve a dos caballeros adustos con gabán, uno de ellos apoyado en un bastón, que conversan caminando por una nube como si tratara de un agradable paseo por un prado una tarde de primavera. Cabe imaginar de qué irán hablando. De nada trascendente, por supuesto. Tal vez se cuentan uno al otro sus problemas de riñón o van presumiendo de pasadas aventuras amorosas o simplemente caminan en silencio porque ya se lo han dicho todo. No es en absoluto una pintura surrealista. Hay casos en que tener los pies en las nubes es la única forma de no pisar ninguna mierda aquí abajo. Pero hoy las nubes, lejos de ser un elemento poético como en el arte de Magritte, son solo una metáfora de internet, cuya nube se halla en distintos lugares secretos del planeta, guardada bajo tierra y en ella se almacenan todos los datos de la infinita maraña digital fuera del disco duro de tu computadora, a los que se puede acceder con solo apretar un botón. Por mi parte, la única nube verdadera será siempre aquella de algodón azucarado color de rosa que de niño compraba cuando llegaba al pueblo la feria.

QUÉ MÁS DA

28/11/2021 

Un fantasma recorre el mundo: es el fantasma de la resignación. Este es un momento de la historia en que frente a cualquier escándalo político, desastre económico o injusticia flagrante muchos jóvenes se sorprenden diciendo qué más da, todos son iguales, yo a lo mío, esto es lo que hay, con la que está cayendo más vale callar y abrir el paraguas. A caballo de un populismo grosero, de la ingente basura mediática y de la peste que propagan las redes sociales asciende la extrema derecha de forma imparable, pero la gente se encoge de hombros muy resignada como si se tratara de un fenómeno siniestro e inevitable que nos depara el tiempo. Cada día se acrecienta más la convicción de que hagas lo que hagas no servirá de nada, de modo que lo mejor será refugiarse dentro de uno mismo y convertir los pequeños placeres más a mano en un baluarte inexpugnable. Bebamos, bebamos mientras el viejo mundo se viene abajo. Ignoro si esta actitud constituye una alta conquista del espíritu o se trata de una infame derrota que te convierte en la mermelada ideal para que el poder se haga contigo una tostada. Recuerdo que después de una charla en un pueblo de la España profunda en la que, hace ya mucho tiempo, con un optimismo progresista hablé de los derechos a la justicia, a la igualdad, a la salud, al placer, a la felicidad y a todos los dones que nos ofrece naturaleza, a la hora de establecer un diálogo con el público una anciana vestida de negro sentada en primera fila me preguntó: “¿Qué edad tiene usted?”. “50 años”, le dije. La anciana con cierta sorna replicó: “Pues, a partir de ahora, hijo mío, mucha resignación”. Como si se tratara de una artrosis del espíritu la resignación ha sido siempre cosa de viejos. Pero el fantasma que recorre el mundo es un fenómeno nuevo: el de los jóvenes resignados ante la mierda que les cae encima desde el palo más alto del gallinero.

VIVIR TODAVÍA

21/11/2021

Parece que a la hora de morir todo son ventajas. Si mueres muy joven, durante tu entierro, dirán: ha muerto como los elegidos de los dioses, ha saboreado lo mejor de la vida, no ha tenido que soportar las miserias de la vejez. Si mueres muy viejo dirán: ha gozado de buena salud, se ha ido al otro mundo lleno de experiencia, rodeado de hijos y nietos, ha vivido muchas aventuras, ¿qué más se puede pedir? Si mueres de repente, de síncope o infarto, dirán: no ha sufrido, no se ha enterado de nada, ya me gustaría a mí. Si mueres al final de una larga y cruel enfermedad, dirán: por fin ha descansado. Y encima, aunque en vida hayas sido un facineroso, un atravesado o un mediocre absoluto, la familia y los amigos, incluso el cura, que ni siquiera te conocía, en el funeral te colmarán de elogios y, sin duda, habrá alguien que diga: siempre se van los mejores y tú serás uno de ellos. No escribo esto como una invitación a abandonar cuanto antes este perro mundo. Vamos a estar tanto tiempo muertos que no hay por qué precipitarse. Pero si eres alguien que ha triunfado en la vida, poeta, escritor, pintor, cantante o artista en general y tienes algún interés en pasar a la posteridad es aconsejable que mueras el primero de tu generación, puesto que tu memoria solo perdurará mientras tus colegas cuenten anécdotas de tu vida en las sobremesas. En ese caso puede que a alguno se le ocurra proponer un homenaje en tu honor en una tasca o establecer un premio literario que lleve tu nombre. El espacio infinito del olvido empieza cuando se extingue el último de tus amigos. Si la vida fuera una inacabable sobremesa, la vejez sería el postre dulce del final, una especie de tarta con pasas, seguido de una grapa, que invita la casa. Cada edad tiene sus naipes con una baza a espadas. Lo peor es vivir y que alguien al verte en la calle diga: ¿pero ese sigue vivo todavía?

viernes, 19 de noviembre de 2021

LA MARIQUITA

13/06/2021

A mi juicio no hay en el Museo del Prado una figura más vigorosa, arrogante y refinada que la de Alberto Durero, tal como aparece en su autorretrato. El otro día, mientras lo contemplaba obsesivamente sucedió un hecho singular. De pronto descubrí que por el borde superior del cuadro discurría una mariquita muy pequeña. Este hermoso coleóptero de caparazón rojo con pintas negras se detuvo en uno de los vértices del marco. Pensé que se precipitaría en el vacío, pero lejos de eso con cierta determinación bajó hacia la pintura y a través de la borla de la gorra de Durero se deslizó por su rubia cabellera pintada con infinitos puntos de oro hasta llegar al hombro de la figura. Los vivos colores de la mariquita no desdecían en absoluto de la suave tonalidad de la pintura y tampoco suponían un obstáculo para seguir contemplando excelsa belleza del autorretrato. Al contrario. Decidí seguir con la mirada su mismo camino como si la mariquita me indicara la forma de descubrir los secretos más íntimos de la textura de la tabla. Subió por el cuello de Durero y se adentró en la barba rubia, atravesó sus labios carnosos, escaló su prominente nariz y finalmente se detuvo en uno de sus ojos grises que la miraba de soslayo. Su forma minuciosa de avanzar me obligaba a fijarme en cada detalle de la pintura como nunca hasta entonces lo había hecho. La mariquita optó por bajar hasta el jubón del personaje, se deslizó por el cordón que le cruza el pecho, recorrió la cenefa dorada de la camisa y descendió hasta las manos enfundadas con guantes de cabritilla. Luego me obligó a leer la inscripción que aparece a la derecha del cuadro debajo del marco de la ventana. Dice: “1498. Lo pinté a mi propia imagen. Tengo 26 años. A.D.” A través de la ventana se divisa un paisaje. Al llegar allí la mariquita misteriosamente desapareció después de enseñarme cómo se mira un cuadro.



"HOMO LUDENS"

04/07/2021

No existe en la historia un líder político, desde Pericles a Churchill, que haya levantado una ovación en sus mítines que se parezca ni de lejos a la que provoca un delantero centro que mete un gol por la escuadra o un portero que para un penalti. Y si ese gol supone la victoria definitiva del equipo nacional, en nuestro caso se consigue el milagro de que las dos Españas se levanten de sus asientos con los brazos abiertos, lancen un grito unánime de entusiasmo y se abracen. Esa fraternidad espontánea dura mientras los neurotransmisores del cerebro producen una descarga conjunta de dopamina y serotonina, que llena de placer y felicidad las vísceras de millones de españoles de cualquier edad, clase social e ideología. En ese momento el simio patriota que cada hincha lleva dentro siente una convulsión orgásmica que le devuelve a los ancestros de la tribu. El homo ludens, el que juega, es anterior al homo sapiens, el que piensa, y al homo faber, el que trabaja. El juego es el origen de la inteligencia compartida y no es necesario que lo haya dicho el historiador Johan Huizinga, porque yo he visto con mis ojos cómo jugaban los hijos pequeños de una familia de gorilas en la selva de la cordillera de los Volcanes en Ruanda y se comportaban con los mismos gestos de alegría y enfado como esos niños que a los cuatro años ya se divierten compitiendo en el tobogán del parque. A este mundo se ha venido a jugar. De hecho todo es un juego, la guerra, la política, las finanzas y tal es el desconcierto en que se vive hoy que el fútbol se ha convertido en lo más coherente del sistema. Once multimillonarios en calzón corto con el propósito compartido de meter el balón en la portería contraria que ponga al simio de pie en la grada, en el bar o en el sofá de casa. El gol es nuestro destino en lo universal, la única forma de que las dos Españas se abracen.

TÚ NO TE METAS

14/11/2021 

Año 1974. Imagino a unos padres biempensantes sentados a la mesa en un comedor con mucha plata en el aparador y en las paredes una Santa Cena y algún bodegón del XIX con una perdiz y un conejo ensangrentados. El hijo ha llegado de la facultad muy excitado. Cuenta que esa mañana ha corrido delante de los guardias en la universitaria. Ha habido pelotas de goma, gases lacrimógenos y algunos heridos. Mientras le sirve la sopa con un cucharón de alpaca, la madre le dice: “Hijo, tú no te metas”. Por lo visto aquel estudiante que durante la dictadura obedeció a sus padres y dejó de meterse en líos, preparó oposiciones a abogado del Estado y luego fue un alto funcionario en la Transición. Año 1989. Este burócrata está ahora sentado a la mesa del comedor de un chalet adosado con muebles lavados de estilo nórdico, de cuyas paredes cuelgan algunos cuadros de pintura abstracta. A la hora del almuerzo llega la hija muy excitada después de haber asistido a una manifestación no autorizada por la igualdad de la mujer donde la policía ha repartido leña a mansalva. Mientras la madre le sirve en el plato unos rollitos de primavera, el padre le dice: “Hija, tú no te metas”. Esa chica siguió el consejo, dejó de meterse en líos, consiguió una beca para estudiar economía en Estados Unidos y hoy es una importante financiera en un banco. Año 2018. Imagino a esta ejecutiva sentada a la mesa de un apartamento de lujo con mucho diseño de metacrilato.

A la hora del almuerzo su hijo todavía no se ha levantado de la cama. La madre no encuentra manera de que se implique en alguna causa, la que sea, pero el chico se pasa el día de sofá en sofá abducido por los videojuegos de la tableta. Esta advertencia, hijo, tú no te metas, transmitida de generación en generación ha fabricado dos modelos de ciudadanos, unos en forma de pacientes ovejas y otros en forma de lobos esteparios.

FRANCO TODAVÍA

07/11/2021

El cadáver de Franco ha vuelto a supurar debido a un documental realizado por la televisión alemana sobre su figura y al testimonio grabado en unas cintas por algunos que conocieron de cerca al dictador, psicólogos, historiadores, incluido su propio confesor. Nada que no se supiera, sospechara o se intuyera acerca de este personaje. Franco tenía muy desarrolladas las virtudes menores del ser humano. Era astuto, taimado, precavido, desconfiado, contumaz, con un olfato muy fino para detectar el lado más frágil de las personas. En cambio, tenía completamente atrofiadas las grandes virtudes, la magnanimidad, el espíritu solidario de concordia y perdón, la empatía con el dolor ajeno, la visión del Estado que no fuera en propio beneficio. Se habla de sus complejos que sufrió desde niño por su pequeña estatura de 1,63, por su voz aflautada, por ciertas maneras afeminadas que lo hacían objeto de burlas de sus compañeros. Como militar en Marruecos logró suplir esa carencia de aspecto varonil con una crueldad sin límites bajo la forma de disciplina y con un arrojo desmedido en las batallas, solo en busca de ascensos. Era muy mal estratega, ni siquiera tenía estudios de alto Estado Mayor, pero dirigió el bando nacional de la Guerra Civil con una obsesión de vencer al enemigo por aplastamiento total sin importarle el tiempo que durara la contienda para imponer luego un régimen de terror. No tiene ninguna importancia el hecho de que fuera o no homosexual y si había adoptado, como parece evidente, a la hija de su hermano Ramón cuando este se divorció de una tanguista. Lo que importa es si la figura del dictador ha pasado definitivamente a la historia o si su cadáver exhumado del Valle de los Caídos ha vuelto a supurar y su putrefacción está contaminando ciertas formas de política con el peligro de pudrir también la democracia.

COMER, PENSAR

31/10/2021

Si fuéramos animales rumiantes como algunos herbívoros nos daría tiempo a pensar en lo que comemos, puesto que comer no consiste solo en masticar sino también en ensalivar el alimento con el pensamiento. En este caso, al llevarse un pedazo de pan a la boca un comensal sensible debería pensar en el labrador que sembró ese trigo, en el jornalero que lo segó, en el molinero que lo molió, en el panadero que lo amasó y en el grado de amor, de sacrificio o de explotación con que cada uno ejerció su trabajo. Si el comensal fuera un poeta debería imaginar que esa fruta que estalla en su boca fue una flor en primavera y ese vino que resbala por la lengua fue un racimo dorado y ese aceite virgen fue la luz de los ojos de la diosa Minerva, sin olvidar que la mayor ganancia de su cultivo se la han llevado los intermediarios. Si supiéramos con todo pormenor el camino que han recorrido ciertos alimentos, por ejemplo, una chuleta de cordero antes de llegar a la mesa, no habría estómago que lo soportara, de modo que frente a la basura que nos vemos obligados a comer sería bueno volver a rezar como hacían los burgueses antaño. Al elevar en el restaurante la cuchara y el tenedor a la boca uno debería pensar que está atado a la cadena de miles de personas que los han usado previamente y han depositado en ellos su karma. Por otra parte, ya se sabe, el cuchillo sirve lo mismo para cortar la tarta de cumpleaños que para poner fin a una reyerta. En medio de una sobremesa acalorada en que se discute de política puede que un comensal de izquierdas o de derechas suelte gotículas de saliva que después de volar por el aire vienen a caer en tu plato cargadas de ideología. De hecho, si te las tragas envueltas en la sopa deberás imaginar qué pasará cuando esa crispación entre a formar parte de tu sangre. Ante el alimento de cada día, pensar o no pensar, esta es la cuestión.

RUEDA DENTADA

24/10/2021 

Después de resistirme durante años he tenido que desechar mi viejo teléfono móvil que, al parecer, pertenecía a una generación perdida en el pasado. El cambio me ha obligado a tomar una decisión muy traumática. Ese móvil obsoleto contenía nombres, direcciones y números de teléfono de amigos que ya habían muerto. Algunos permanecían aún anclados en mi lista de favoritos. Me resistía a borrarlos. Con algunos de esos nombres había compartido momentos muy felices, aventuras, fiestas, viajes por todo el mundo, veranos, trabajos, debates, éxitos, fracasos, muertes compartidas de otros amigos, la rueda dentada del tiempo sobre nuestras vidas. Mantener sus nombres en el móvil era como si nada hubiera sucedido y una forma de no renunciar a proyectos comunes que su muerte había interrumpido. A veces durante los insomnios de madrugada me daba por marcar algunos de esos teléfonos para ver si alguien levantaba el auricular desde la otra parte. Sonaban infinitamente lejos, fuera del tiempo. Uno de ellos seguía comunicando como sucedía siempre cuando él vivía; en otro se oía solo una tos; a otra llamada respondió una voz femenina muy cascada que me preguntó si yo aún seguía vivo. No supe qué contestar a esa pregunta tan comprometida y colgué. Otros teléfonos no tenían cobertura, cosa lógica, ya que si uno se encuentra en el más allá, no tener cobertura equivale, por fin, al descanso eterno. Me sentía feliz llevando en el bolsillo a todos mis amigos muertos. Me negaba a darles una sepultura definitiva. Puesto que dentro de unos días se celebra la fiesta de los difuntos, antes de borrarlos de mi agenda he depositado una flor de pensamiento sobre su tumba. Mi nuevo teléfono tiene a merced de la yema de los dedos todas las aplicaciones adaptadas a las exigencias de la vida moderna. Ahora lo ocupan solo los nombres de cuantos siguen vivos bajo la rueda dentada del tiempo.

domingo, 17 de octubre de 2021

A CIERTA EDAD
11/07/2021

Si por la mañana te despiertan los pájaros y al abrir los ojos desde tu habitación ves el mar; si en el momento de saltar de la cama toda la casa huele ya a café y a tostadas de pan candeal; si al desperezarte como un gato no te cruje ningún hueso y sientes el cuerpo bien macerado por un sueño agradable que ni siquiera recuerdas, considera que el día empieza muy bien. Si después del desayuno te das un baño en la playa desierta y luego en la terraza del bar en el pueblo a la sombra de los plátanos compartes una tertulia con amigos en que no se habla de política y ni de enfermedades, sino de las cosas simples de la vida, de experiencias, de proyectos, de recuerdos, este placer será acrecentado si al final te das una vuelta por el mercado de frutas y verduras, y en el puesto de confianza compras lo que te pidan los ojos, brevas, melocotones, cerezas. A la hora del almuerzo nunca te sientes a la mesa con alguien que te caiga mal. Recuerda que para una buena digestión serán más importantes que la comida los comensales que te acompañen. Las risas son muy digestivas. Por lo demás come poco y hazlo despacio. La canícula requiere una buena siesta con sonido de chicharras. Procura hacerla en una penumbra de maderas entornadas, con una brisa que infle los visillos y trasmita un aroma a alcanfor y membrillo. Mientras las horas siguen su camino hay un tiempo a media tarde para la música y la lectura, pero es imprescindible que la puesta de sol te sorprenda ante una copa en un bareto junto al mar donde suene el swing de Cole Porter. Sería ideal que encontraras algún amigo esteta con quien hablar, por ejemplo, de los prerrafaelistas para merecer que el sol al fundirse en el horizonte os regale el rayo verde. Tampoco importa. Ahora queda toda la noche para contemplar tumbado las vagas estrellas y esperar que ese milagro se produzca mañana.
EN LA MAR
18/07/2021

Al sol de la mañana, navegando una mar tranquila en una barca mallorquina de madera el viejo marinero le daba las primeras lecciones a un niño de 10 años. Del puerto zarpaba a esa hora el ferry de Ibiza cargado de jóvenes pasajeros que desde la cubierta los saludaban agitando los brazos. Eran los modernos argonautas en busca del nuevo vellocino de oro. El viejo marinero izó la vela y le cedió al niño la caña del timón mientras le decía: el mar no quiere héroes que lo desafíen sino navegantes cautos, duros, discretos y sagaces que lo respeten. A los audaces vanidosos el mar los suele humillar muy pronto y al menor descuido los manda al abismo. En el mar lo más elegante es ser precavido. De hecho a los navegantes humildes e incluso a los cobardes, cuando dan la talla, los inviste de una dignidad y un orgullo que creían no tener. El mar es una gran escuela de moral, que te enseña a ser prudente y astuto, como lo era Ulises. La adversidad que encontrarás en tierra es la misma que en el mar la da el viento contrario. Nunca hay que enfrentarse a él directamente ni tampoco rendirse. El viento contrario se afronta desde un ángulo que te permite ir contra el viento gracias al viento o contra el temporal sirviéndote del temporal. También en la vida deberás aprovechar las leyes de la necesidad para ganarle cada día una pequeña parcela de libertad al destino. Si lo contemplas vestido con traje y corbata desde tierra y lo señalas con el dedo el mar es masculino; si lo navegas, lo abrazas desnudo o lo trabajas y te da de comer la mar es siempre femenina, pero sea el mar o la mar, cuando sientas que el viento atraviesa primero tu cuerpo y antes de hinchar la vela llena tu corazón ya nunca podrás olvidar que eres un navegante. Esas cosas le decía el viejo marinero a aquel niño, en cuyo pulso muy firme vibraba por primera vez la caña del timón.

LÁGRIMAS

25/07/2021

Cada mañana su madre le lavaba la cara con jabón de sosa, lo peinaba y mientras le abrochaba con amor todos los botones, le decía: Hijo, pórtate bien con el maestro. Qué lejos queda aquel niño que iba a la escuela con los lápices de colores sonando en el estuche de la cartera. Primero el Cara al sol brazo en alto, luego el dictado, la ortografía y Viriato, el mapa de España y la cantinela de la tabla de multiplicar que salía por los ventanales. Qué lejos quedan aquellos gritos del recreo y las claras acequias donde se bañaba desnudo entre los naranjos y las meriendas de pan con chocolate y los nidos secretos de petirrojos, verderones y jilgueros, y el olor a linotipia que despedían los cromos y el de las hojas de morera de la caja de los gusanos. Introibo ad altare Dei, repetía el cura en misa cuando el niño era monaguillo. Qué lejos queda aquel chaval que estrenó los primeros pantalones bombachos. Entre los radios de su bicicleta petardeaba el as de oros, la mejor carta de la baraja. A esa edad soñaba con islas misteriosas de Julio Verne y de Salgari y con aquella niña pelirroja por la que sintió por primera vez una pulsión extraña que siempre llevó asociada el aroma del espliego de la primera excursión por la montaña. Qué lejos queda el joven orteguiano que creía pertenecer a la minoría selecta y que luego en la universidad luchó contra la dictadura frente a los guardias, se alistó en el partido comunista, pasó por la cárcel y durante algunos años aún mantuvo la fe en que el mundo podía cambiar a la medida de sus sueños. Hoy es un viejo que no sabría explicar por qué una cólera larvada lo ha convertido en un sujeto tan reaccionario. Solo que en medio de su confusión política e ideológica a veces recuerda a aquel niño que iba a la escuela con la cara bien lavada, tan limpio, tan puro, tan lejano, y se le saltan las lágrimas.

BEBAMOS

05/09/2021

Pese a la ominosa pandemia que no cesa y a los cataclismos cada vez más violentos que provoca en el planeta la madre naturaleza, todo indica que el fin del mundo tampoco se producirá este año. Mientras queden por contemplar todavía maravillosas puestas de sol en el mar con un excelente licor en la mano, el apocalipsis puede esperar. Por mi parte, agosto del 2021 ha sido un mes relativamente placentero, gracias a un experimento muy sencillo que he realizado en defensa propia. Cuando empezaban los telediarios me bastaba con quitar el sonido al aparato y de repente la pantalla sin voz convertía a todos los personajes de la actualidad en una especie de crustáceos que se agitaban dentro de un acuario. Los veía mover los labios y gesticular e incluso podía imaginarlos flotando cabeza abajo como si estuvieran en una ingrávida estación espacial. Si estos crustáceos eran políticos, sabía de sobra qué estaría diciendo cada uno según su ideología, pero al menos el experimento me ahorraba tener que soportar la bronca con quijada de burro en la que sigue instalada la derecha española. Caín en este país siempre encuentra pareja para bailar un tango muy apretado. Por otra parte, el descalabro del Ejército de EE UU en Afganistán, la estampida agónica en el aeropuerto de Kabul y la imagen de los talibanes de cuyos refajos les brota siempre un Kalashnikov al que acunan como a un niño, dentro del acuario del televisor adquirían la estética de esos documentales de la sabana o del fondo del mar en los que se muestra la voracidad y el determinismo feroz de los animales en la lucha por la supervivencia. La historia de la humanidad se reduce a los hechos que seleccionan y emiten cada día los telediarios. Quítales la voz y toda la crueldad humana adoptará también la forma de espectáculo con la inocencia salvaje de una serie de National Geografic. Bebamos.

PIRATAS
12/09/2021

El año nuevo siempre empieza en septiembre, cuando las garzas cruzan formando lanzas hacia el sur y las calles se llenan de bandadas de niños y niñas que vuelven a la escuela cuyo griterío del primer día en el patio sustituye al de las golondrinas y vencejos que ya se han ido a su patria de invierno. No existe materia prima que genere tanta riqueza ni libere una energía tan limpia, sostenible y renovable como el cerebro todavía sin explorar de esos escolares que se dirigen al colegio con sus mochilas como a la isla del tesoro. No existe mina de oro comparable al cerebro humano. Al nacer todos son iguales. No hay cerebros de primera y de segunda, de pobres y de ricos, ni blancos, negros o amarillos. Todos llegan a este mundo con la misma carga energética y aunque en España durante siglos ha sido una costumbre arraigada la de arrojar cerebros a la basura, hoy sería suicida no reconocer que el cultivo de la inteligencia clara sin adherencias espurias es ya la más poderosa y tal vez la única arma que en principio iguala a todos los países. Debes saber, le dice el maestro a su alumno, que todo lo que aprendas en la escuela será un tesoro que podrás llevar a cualquier parte contigo, pasará por todas las aduanas sin que lo detecte el escáner y nadie te lo podrá arrebatar, salvo los piratas que en la travesía hacia la isla del tesoro pugnan encarnizadamente entre ellos por apoderarse de tu cerebro. Piratas son los fanáticos religiosos, los sectarios políticos, los secuaces del sistema y sus profetas, quienes desde la primera enseñanza se disputan el cerebro del niño para inocularle los propios dogmas, creencias, patrias, banderas, símbolos, mitos, cada uno acompañado de sentimientos, emociones y terrores, que quedarán grabados como un sello indeleble en el cerebro límbico del niño hasta el final de sus días. He aquí la forma más infame de latrocinio.
PRIMAVERA
19/09/2021

De noche desde casa se oía el furioso oleaje, como el esfuerzo que realizaba el mar para purgarse de toda la basura con que ha sido vulnerado este verano. Al final de las lluvias de septiembre una luz de aceite se posará sobre la copa de los árboles; las babosas treparán en las virutas de espliego en los barrancos y los alacranes de color miel volverán a soñar con el calor tórrido bajo las piedras. En las rocosas calas sombreadas de pinos sonarán todavía los últimos gritos de los niños, pero tal vez esas voces serán solo un eco en la memoria cuando después de cerrar la casa chirríe la cancela y el coche cargado de maletas se aleje por el camino de grava flanqueado por una línea de palmeras. En la casa cerrada habrá quedado la cesta con los periódicos del verano cuyos titulares sobre Afganistán con la victoria de los talibanes y otros cataclismos naturales acabarán fermentando con el aire estancado del salón. Tal vez unos melocotones olvidados en el frutero, cuando se pudran, añadirán cierto sabor dulzón a estas calamidades. Las lluvias de septiembre alegrarán los pastos y tierra adentro por valles herméticos de san Juan de la Cruz pronto empezará la berrea de los venados y sus bramidos subastando el semen ante las hembras expectantes ganarán en estética a los berridos que sin duda darán también algunos políticos en el Parlamento sin que el Gobierno y la oposición logren aparearse ni una sola vez. Vivir con la mente alejada de esta basura política es ya una obligación para un ciudadano decente. Vendrá el dorado otoño y el blanco invierno con otros males, pero cuando en primavera se abra de nuevo la casa y se libere el aire estancado, aquellas noticias siniestras que nos llenaron de angustia el pasado verano, después de fermentar en los periódicos viejos de la cesta se irán por las ventanas hasta perderse por el valle donde florecen los cerezos.
ASTRONOMÍA
26/09/2021

Recuerdo que una noche en el desierto de Atacama un astrónomo nos dio a un grupo de curiosos una lección de lo que se cocía allá arriba en el Universo; con un puntero láser señalaba las nebulosas de Magallanes y toda clase de constelaciones del hemisferio sur; las llamaba por sus nombres y añadía la distancia de años luz que las separaba de la Tierra, de hecho muchas de aquellas estrellas ya ni siquiera existían, solo quedaba su guiño parpadeante que aún venía de viaje, pero debido a la nitidez de la atmósfera de ese desierto, tal vez el más árido del planeta, tenías la sensación de que bastaba con alargar la mano para acceder a esa gran pastelería cósmica. Ciertamente aquella lección de astronomía era alucinante. Las galaxias se devoran unas a otras y en la lucha se precipitan en los agujeros negros, decía el astrónomo; nuestro cerebro tal vez podrá desentrañar un día cómo se ha creado el Universo, pero nunca sabremos por qué y para qué tanto fuego, tanto carbón. Esas preguntas no tienen respuesta, salvo la de tumbarse boca arriba una noche de verano y admirar esa fiesta de estrellas sin sentido de la que forma parte nuestra existencia. No preguntes qué puede hacer el Universo por ti, pregúntate que puedes hacer tú por el Universo. Después de explicar minuciosamente en qué consistía un agujero negro, devorador de galaxias, el astrónomo dio por terminada la clase y a continuación me dio una lección más rastrera. Mientras con el láser guiaba mis pasos en la oscuridad del jardín, me advirtió: “cuidado, aquí hay un pequeño agujero negro, no te vayas a escoñar una pierna”. Había que tener la mente en las estrellas y los pies en la tierra. O tal vez era al revés. En Atacama nunca llueve, pero basta con una ligera escarcha para que por un día el desierto se cubra de flores rojas y amarillas. Solo con la mente en la tierra se puede ver ese milagro.
BALNEARIO
03/10/2021

La dictadura franquista, pese a todo, tenía unas grietas por donde se le escapaba algún grado de felicidad. Una de esas grietas era aquel balneario de Las Arenas derruido durante la guerra en cuya puerta paraba el tranvía de la Malvarrosa. De su antiguo esplendor quedaba entonces un pabellón de baños a la manera de un Partenón pintado de azul, un cine de verano, algunos jardines arruinados con jacarandas y magnolios, el solario y la piscina con el trampolín modernista en el que se sucedía sin cesar una rueda de cuerpos juveniles, de carnes muy apretadas, que volaban antes de zambullirse en el agua. Como una celebración del mito de Sísifo uno subía la gloria del propio cuerpo a la cumbre para sucumbir de nuevo una y otra vez ante la mirada indiferente de aquellas muchachas con bañadores de faldilla sentadas en la grada. Por la noche sobre la piscina se montaba con grandes tablas una pista para bailar mambos y boleros. Recuerdo muy bien cuánta belleza guardaban aquellas ruinas. El tranvía acarreaba hacia ese balneario derruido todos los sueños de gentes aplastadas por la represión política y moral y luego devolvía a la ciudad sus cuerpos redimidos por un día de libertad en el mar con sabor a sal en los labios. En el espacio de aquel balneario derruido donde una generación de jóvenes se rebeló contra la dictadura con la única arma del placer, hoy se levanta un hotel de un lujo muy ostentoso de mármoles y columnas. Hospedado allí hace unos días, desde la terraza de mi habitación solo reconocí como vestigios del pasado, un magnolio y unas jacarandas y aunque todo era nuevo y lujoso a mi alrededor, yo aún me veía caminando por aquel viejo jardín con la toalla y el bañador de algodón con cordoncillo, solo que al mirarme en el espejo del cuarto de baño ahora veía recreadas en mi rostro aquellas ruinas de cuando todos nos creíamos los reyes de mambo.

FUEGO ETERNO

10/10/2021

Un volcán en erupción podría ser un fenómeno religioso, ante el cual habría que arrodillarse presos de pánico como los primates, puesto que nuestra cultura no ha superado todavía la neurosis del infierno. El volcán de La Palma nos obliga a contemplar en directo la forma en que el caos creó este planeta cuyo trabajo aún no ha terminado. Una sucesión de terremotos y de impactos de meteoritos quebró la corteza terrestre y por sus fisuras emergieron los vómitos de magma, de gases y de fuego emitidos desde el fondo de la tierra. La convulsión sísmica formó valles, llanuras, montes y cordilleras mientras las primeras larvas de la vida surgieron del espíritu que flotaba sobre las aguas hace miles de millones de años. La vida es una simple anécdota frente al fuego eterno, una aventura de la química orgánica que un día desaparecerá sin dejar rastro. Un volcán en erupción nos da a entender que la humanidad está bailando sobre unas placas tectónicas movedizas, aunque de momento dentro de ese caos sin sentido todavía pueden sonar los Conciertos de Brandemburgo, de Johann Sebastian Bach. La Tierra rota como una dinamo sobre sí misma dando vueltas alrededor del sol a 30 kilómetros por segundo, si bien da la sensación de que la historia humana en su locura vuela hacia ninguna parte a mayor velocidad todavía dejando atrás una estela de crueldad, de belleza y de culpa. Del fuego del volcán se sirvieron los sacerdotes para acrecentar su poder al asimilarlo al castigo del infierno. Solo un pensamiento impuro podía condenarte por toda la eternidad al fuego eterno. Pero el infierno, según la mitología, era el Averno, nombre que recibía el cráter de un volcán cerca de Cumas, en la Campania, por donde se bajaba al inframundo. Hoy el fuego del infierno, que tanto nos acongojaba cuando éramos niños, ya parece estar en poder de los poetas, de los turistas y de los científicos.

EL ASALTO

17/10/2021

A veces una revolución parte de una idea muy sencilla. En este caso se trata de la idea que tuvo un chaval desconocido, a quien por su edad o por no tener pasta suficiente le fue negada la entrada en una discoteca. Para hacer frente a su impotencia se le ocurrió comprar alcohol a granel en un bazar chino y convocar una noche de sábado a su pandilla, chicos y chicas, en un oscuro callejón. Allí colocó el radiocasete sobre el capó de un coche, puso música a toda mecha, abrió el botellón y comenzaron todos a beber, a bailar, a reír y a todo lo demás hasta la madrugada. Aquel chaval sin pretenderlo había descubierto una nueva forma de estar en este jodido mundo: cabalgar sin parar hacia ninguna parte. La discoteca era la propia calle donde nadie tenía reservado el derecho de admisión. Otros jóvenes se sumaron a esta fórmula barata y feliz de solucionar sus problemas y a medida en que se multiplicaban exponencialmente llenaron primero una plazoleta, luego un jardín, después un parque y así sucesivamente hasta convertir toda la oscuridad del fin semana de cualquier ciudad en una fiesta callejera multitudinaria. En ese tiempo había otros jóvenes airados que querían derribar el sistema y un día ocuparon la Puerta del Sol con una sentada de protesta llena de pancartas. Ahora la revolución está en manos de una creciente multitud de jóvenes bacantes que tratan de asaltar el poder, no mediante la cólera social, sino sirviéndose, como única arma, del placer de beber, de bailar, de gozar y no cesar hasta derribar la muralla. La carga de la policía se considera parte del espectáculo; las navajas que algunos exhiben son el riesgo excitante que toda aventura merece. El coro de este asalto masivo lo forman los vecinos que claman desde los balcones que estos dioses ebrios no les dejan dormir. Pero, ¿quién trata de dormir mientras el viejo mundo se cae a pedazos?