domingo, 22 de junio de 2008

VICTORIA

Victoria
MANUEL VICENT 22/06/2008

Los romanos crearon su imperio a golpe de sandalia, a uña de caballo, con la fuerza de los remos o a impulso del viento en las velas. A esa velocidad en poco tiempo llegaron al norte de Gran Bretaña, al centro de Europa, a los confines de la Anatolia, al corazón de África. Si los romanos hubieran tenido los medios actuales de transporte, incluyendo aviones y cohetes espaciales, está demostrado científicamente que después de 2.000 años de civilización, al día de hoy en que se va a jugar el partido de fútbol España-Italia, su imperio habría ocupado todo el sistema solar. Los romanos levantaron puentes y acueductos, crearon el derecho, conquistaron naciones a sangre y fuego mientras se divertían en el circo como la hazaña vital más importante. Cuando los ibéricos íbamos todavía en taparrabos apacentando cabras ellos ya habían construido el Coliseo y la cúpula del Panteón. Desde entonces llevan implantado el gen de la victoria. Se ha dicho muchas veces que un partido de fútbol es la forma moderna de conquista, que se expresa en el resultado del marcador o una guerra cuya violencia se ha convertido en un juego dirigido por un árbitro. Ignoro si el complejo del equipo español frente al italiano se deriva de Sagunto o de Numancia. En un caso los ibéricos resistieron hasta la muerte frente a Escipión y en otro dieron su vida por Roma contra los cartagineses. En aquel tiempo no había psicoanalistas, pero esta es una historia clásica de diván, que arrastra sus secuelas hasta hoy. He aquí el problema reducido al fútbol: frente a los italianos el equipo español tiene miedo a ganar; en cambio los italianos frente al equipo español tienen miedo a perder. Con la cara pintada con los colores nacionales, que nos retrotraen al patriotismo de las tribus salvajes, los hinchas de cada bando asumen colectivamente este complejo. Muchas de nuestras banderas llevan la imagen del toro, un herbívoro rumiante, que en España es un animal esencialmente perdedor. Por otra parte Manolo el del Bombo ha tenido la osadía de aporrear su instrumento con la maza en Salzburgo, patria de Mozart. Pese a estos dos escarnios hoy es el día en que el equipo español puede sacudirse el complejo de derrotado para dar de una vez la vuelta a la historia.

viernes, 20 de junio de 2008

CARRO DE HENO

Carro de heno
MANUEL VICENT 13/03/1994

Tantos muertos sin enterrar, políticos corruptos que son paseados a pleno sol en el carro de heno con un güisqui en la mano, han convertido a este país en un cuadro de, El Bosco. La democracia también es una máquina de picar carne y nadie podrá pensar que este servicio no trabaja a pleno rendimiento. Levantar un escándalo diario es hoy un deporte nacional. Se está celebrando desde hace unos años en este territorio una cacería feroz y no hay día en que los periodistas no abatan dos o tres piezas, un financiero, un director general, un diputado, un ministro, un empresario, un sindicalista, un venado de 14 puntas o un mero conejo. No importa que los tiros sean certeros o errados: el simple escopetazo desata la alegría o el desánimo, nunca ya el estupor. Los escándalos alivian la quiebra de los periódicos y al parecer la caza es tan abundante, la corrupción se ha extendido tanto que el tiroteo está a punto de transformarse en una zarabanda literaria. Se dispara en todas las direcciones. Escritores enviscan a otros escritores. Periodistas tiran contra otros periodistas. Políticos de un mismo partido se acribillan por la espalda. Articulistas muy honestos y otros que están corrompidos hasta los huesos se erigen en fiscales sedientos de justicia, pero gracias a ellos algunos sátrapas son desenmascarados como ilustres forajidos y éstos, en su huida, arrastran a un subsecretario y a dos policías antes de caer por el acantilado y abajo aún quedan otros periodistas que se alimentan con sus restos. Alto el fuego. Propongo una tregua. Sólo para que este país no hieda de forma tan insoportable hay que enterrar primero algunos muertos. Alguien tendrá que ir a la cárcel, alguien tendrá que pegarse un tiro de verdad para demostrar al público que esto no es sólo un espectáculo. Está por demostrar todavía si los jueces tienen aquí la suficiente musculatura moral para encarcelar a un banquero, a un político o a un periodista. Los muertos que la prensa mata toman güisqui encima del carro de heno. Así los hubiera pintado hoy El Bosco.

jueves, 19 de junio de 2008

PÁJAROS

Pájaros
MANUEL VICENT 06/03/1994

En la colonia donde vivo empiezan a cantar los mirlos a las seis de la mañana. Tengo el privilegio de que me despierten sus gorjeos tan delicados antes de la salida del sol. A esa misma hora pongo la radio y me quedo en la cama sumido en una suave somnolencia mirando el techo sin pensar en nada. Por la ventana entran los cánticos de estas aves que me llenan de alegría el oído derecho; desde la mesilla de noche llega la voz persistente de un locutor que me inunda de miseria el oído izquierdo. Me debato entre ambos mensajes. Tanto el mirlo que se halla en la acacia como el locutor del informativo que ocupa el transistor son pájaros, aunque de distinta clase. Uno canta y el otro está que trina. Debo elegir entre la naturaleza y la información. Si me dejo llevar por la voz de las aves ellas me conducen hacia un refugio maravilloso donde toda la gente se encuentra a salvo. Si me dejo seducir por la voz del locutor ella me adentra en un laberinto de corrupción,, crímenes, guerras, escándalos, calumnias, injurias, insultos, caídas y fragilidades humanas. La somnolencia de esta primera hora de la mañana forma parte aún de mi inconsciente y no sé distinguir muy bien qué es lo irreal, si la vida que canta en las acacias o la muerte que se ha apoderado de la radio. También ignoro qué camino tendré que seguir para salvarme cuando despierte del todo. A medida que se abre el día otros pájaros en los árboles se van incorporando al concierto de la naturaleza con un sonido muy optimista y al mismo tiempo en el transistor múltiples voces van formando igualmente una maraña de opiniones, denuestos, denuncias, improperios y presagios llenos de pesimismo. La elección no es tan sencilla. En realidad se trata de dos concepciones modernas del mundo. Ante el deterioro absoluto de la existencia humana unos creen que hay que adelantar el infierno a la muerte para que se purifiquen previamente los que van a ser condenados. La otra opción consiste en reconstruir de nuevo la cultura desde una flor y el canto de un pájaro.

MANDO

Mando
MANUEL VICENT 27/02/1994

Antiguamente, el poder dentro de la familia lo ostentaba el anciano. A su nombre estaban las escrituras de propiedad, que se guardaban en el cajón de la cómoda. La foto familiar se componía sentando siempre en el centro a este personaje, que era el pilar de la economía doméstica, y a su alrededor en forma de orla aparecía la esposa sometida, la hija casadera con los ojos es pantados, los vástagos varones atenazados por las ansias de heredar, los criados petrificados detrás, un nieto en brazos de la tata y a los pies un mastín dormido. Si la familia no tenía bienes, tampoco tenía fotografía, pero al menos el viejo podía soltar refranes que eran extractos de la filosofía socrática depurada por una experiencia de siglos. Hoy en cada familia manda el que tiene trabajo, y éste puede ser un hijo, un nieto, un yerno, una nuera, la mujer o el cuñado. En torno a este nuevo y cambiante sostén de la economía doméstica se cohesiona la sagrada unidad del hogar, y en la foto aparece el personaje, a veces imberbe, sentado en el sillón de mimbre presidiendo la escena con el símbolo de su poder en la mano. El cetro real recamado en oro es la evolución de la porra con que el troglodita más fuerte imponía su ley. El báculo de los pontífices es la versión en alta joyería que ha adoptado la garrota del primate. Para mandar hay que tener en la mano un elemento sólido capaz de doblegar la voluntad de los demás. Si hoy se contempla la foto familiar articulada alrededor de ese elemento que es el único de casa que tiene un sueldo, se puede comprobar que el padre, la madre, los hermanos, los tíos, todos en el paro, lo están contemplando llenos de arrogo y que el personaje tiene bien amarrado en el puño el símbolo de su autoridad. Es el nuevo cetro. Es el mando a distancia del televisor. Ahora en casa manda el que tiene potestad para cambiar de canal a su antojo, y este privilegio se concede al único de la familia que trabaja. Con el mando a distancia él crea en el televisor un mundo a su imagen y semejanza. Los demás se limitan a mirar.

CIZAÑA

Cizaña
MANUEL VICENT 20/02/1994

Amo a España siempre que España signifique que el idioma catalán es obligatorio en Cataluña. Amo a España siempre que este concepto sagrado también incluya que Cataluña es un país libre. Hecha esta proclama, como si uno fuera un Jefferson del regadío valenciano, paso a decir que no tenemos suerte. En medio de la gravísima crisis económica que nos aflige, algunos nacionalistas españoles se han permitido el lujo de abrir la caja de las serpientes al plantear la cuestión lingüística de una forma agresiva y demagógica contra Cataluña. Son muy pocos todavía los catalanes que quieren la independencia, pero si la cizaña que han sembrado estos guerreros del castellano arraiga, dentro de poco serán millones los que la exigirán a gritos. Si yo fuera un independentista catalán animaría a estos señores a que siguieran excitando los ánimos, ya que sólo así podría un día no lejano plantearse abiertamente una batalla entre las conciencias. El problema de España no es el País Vasco, sino Cataluña. Históricamente, la conciencia española se fraguó frente a los portugueses y los catalanes. Aquéllos se independizaron; éstos aún permanecen ahí, insertados en España. Mientras el País Vasco se desangre, no conseguirá la independencia: los terroristas cohesionan el Estado. En el fondo del inconsciente de muchos patriotas españoles sucede algo terrible: saben que el terror es un obstáculo para la independencia de los vascos; lo rechazan y al mismo tiempo lo agradecen, puesto que les sirve. Pero en Cataluña existe una armonía ejemplar entre las dos lenguas, muy lejos de la agresividad que este problema despierta en Bélgica o en Canadá. Al parecer, algunos patriotas españoles no están de acuerdo con el hecho feliz de que en Cataluña se enseñe en catalán y se garantice a los escolares el perfecto aprendizaje del castellano. ¿Es tan malo que los alumnos catalanes al final sepan hablar correctamente dos idiomas tan bellos? España es eso. Pero a algunos les parece peligrosa esa paz. Por eso están dispuestos a dinamitarla.

VANGUARDIA

Vanguardia
MANUEL VICENT 13/02/1994

Hoy la vanguardia más potente del arte son esos adolescentes tirados en las moquetas de Arco dando la espalda a la obra de cualquier artista famoso. Es el último realismo. En 1958, Yves Klein demostró que no se es artista por lo que uno crea, sino por lo que uno hace: por el valor simbólico de sus actos. En París ese año Klein celebró una exposición de vacío: una galería de arte pintada de blanco sin mueble ni adorno alguno y con un agente de la Guardia Republicana apostado en la puerta. Hubo un lleno absoluto. Del mismo modo, Andy Warhol inauguró una muestra en Filadelfia sin que hubieran. llegado los cuadros. Al ver la galería rebosante de gente extraña, hermosa y acicalada como pavos reales, descubrió que el público es la verdadera creación del artista. En ese momento con su máquina Polaroid comenzó a inmortalizar esas obras de arte de carne y hueso para que fueran eternas al menos cinco minutos. Puesto que en, pintura el realismo es imposible, Kandinski fue el primero que se atrevió a volar en 1910 con una acuarela abstracta. Con ella comenzó la navegación de las formas que sólo están en el alma del artista, pero la historia del arte en el siglo XX consiste en descubrir que la creación va pasando sucesivamente desde el lienzo al aire del recinto hasta que el propio recinto se convierte en una pasión donde los espectadores se buscan a sí mismos y finalmente se encuentran. La máxima libertad de las formas se alcanza cuando los espectadores consiguen ser tan reales como una escultura de Duane Hanson o de John Davies. También sucede lo contrario. La gloria de un artista sólo es posible si la cola que se establece para contemplar su obra es en sí misma una obra de arte. La cultura de nuestro tiempo la constituyen las colas. Ésa es la modernidad. Colas famélicas, colas bombardeadas, colas que esperan verse reflejadas en el alma de un creador. No importa que en ese espacio del arte donde los visitantes esperan entrar no haya nada. Ellos son los portadores de la última vanguardia.

SATANÁS

Satanás
MANUEL VICENT 06/02/1994

El viejo Satanás que aparece en la Historia Sagrada es un personaje de Walt Disney comparado con esos policías que han asesinado a toda una familia después de sacarle el dinero para pagar unas deudas de póquer. El demonio que nos habían enseñado de niños era sólo un gamberro simpático que se limitaba a pinchar el trasero de los condenados con un tenedor. Pero el mal metafísico existe. El auténtico Satanás es ese tipo achulado, con bigote y gafas negras que está tendido en bañador sobre una toalla en una playa de Pontevedra. Viene en los periódicos. El espíritu del mal ha tomado el cuerpo de ese sabueso asesino cuyo nombre propio figura en un carné de identidad corriente. Uno tiende a creer que ningún acto humano tiene importancia si se considera la relatividad del tiempo y del espacio. Veinte mil millones de años de silencio han precedido a esta brevísima cerilla encendida que es la vida y otro silencio de infinitos millones de años seguirá cuando el ínfimo resplandor de la humanidad se haya apagado. Da un poco de risa que entre estas dos eternidades de helio venga alguien cabreado o lleno de vanidad diciendo: usted no sabe con quién está hablando. La ley de la relatividad es el último tribunal que todo lo exonera. Las aspiraciones de belleza que hayan podido tener los mortales las absorberán los astros. Cualquier acto de heroísmo o de incertidumbre entrará a formar parte del éter. Todo el amor del mundo se perderá también en el espacio. Cuando esta historia de locos contada por un idiota se acabe, no se sabe si las esferas de piedra póez quedarán impregnadas por todos los sueños que experimentaron los humanos. Tal vez la bondad vuelva al seno del primer átomo, pero si el mal sobrevive a la humanidad y el infierno existe en algún lugar del universo después de todos los deseos, en ese fuego sin duda no reinará un Satanás de Walt Disney, sino un sujeto con bigote y gafas negras, con pinta de chulo de timba que seguirá matando indefinidamente para pagar sus inagotables deudas de póquer.

MAESTROS

Maestros
MANUEL VICENT 30/01/1994

Hasta la llegada de la imprenta de Gutenberg reinaba el argumento de autoridad. Nadie sabía leer por la sencilla razón de que los libros no existían. El conocimiento se transmitía de forma oral. Las cosas eran lo que eran porque así lo contaban los clérigos y maestros de viva voz en los púlpitos, en las cátedras, a una legión de analfabetos. Lo ha dicho el maestro: ése era el argumento definitivo que zanjaba cualquier discusión. La sabiduría se concentraba en los códices de Vitela escritos y miniados a mano por lentísimos monjes en los monasterios, pero a ellos sólo llegaban con sus propios ojos unos pocos iniciados. El invento de Gutenberg hizo posible que estos códices donde la teología y la filosofia estaban herméticamente guardadas pudieran ser reproducidos en serie y puestos a merced de lectores vulgares. La gente comenzó a leer la Biblia y los textos clásicos. Los interpretó por su cuenta. Sacó sus propias conclusiones. Los clérigos y maestros fueron muy pronto rebatidos y al quebrarse el argumento de autoridad se inició la cultura popular. Hoy están los maestros en el aula explicando los textos impresos por Gutenberg, llegan los alumnos recién cebados por la televisión o la radio y se reproduce el mismo drama, la misma revolución cultural del siglo XV. Entonces los maestros eran contestados por alumnos que habían leído el último libro impreso; ahora son discutidos por lo que acaban de contemplar en el vídeo de la noche anterior. La autoridad ha pasado de manos. La interpretación de un libro de texto a cargo de un profesor es rebatida por cualquier adolescente que acaba de oír la opinión de un imbécil por la televisión. Ésa es para él la última verdad, el fallo inapelable. Los antiguos maestros desbancados se defendieron diciendo que había buenas y malas lecturas. Hoy también se habla de buena televisión y de programas basura. El caso es el mismo. Ahora cualquier exabrupto soltado por un frívolo en una tertulia o entrevista de televisión puede destruir como entonces la labor de todos los catedráticos.

LA CAÍDA

La caída
MANUEL VICENT 16/01/1994

Dijo Caifás a los judíos: es necesario que un hombre muera para que el pueblo se salve. El pueblo en este caso podría ser el sistema bancario, y la víctima destinada al patíbulo, sin duda, es Mario Conde, Lo que está sucediendo aquí lo saben muy bien los pastores. Cuando la manada de lobos ataca, hay que ofrecer a su voracidad al menos una oveja como carnaza para lograr que sobreviva el rebaño. Con este rito se cumple el mito de la salvación, que es la base del cristianismo y de su código penal. Tal vez el descalabro moral de nuestra economía se inició aquel día en que un par de gaznápiros con gabardina, los primos Albertos, se presentaron en sociedad en lo alto de un basurero del extrarradio de Madrid. En la fotografía aparecían los dos muy satisfechos, sonriendo con cara de mastuerzo, encaramados en un montón de mierda que al parecer era de su propiedad. Aquella fotografía se ha convertido en el símbolo de nuestra cultura financiera: la curva de ganancias ha coincidido con el perfil de aquel vertedero. En medio del torbellino de la especulación, de pronto emergió la figura de un nuevo modelo para aprendices de tiburón. Mario Conde rompió con la imagen del banquero clásico: lejos de preservarse de la actualidad como hacen los cardenales más poderosos, exhibió con impudor milanés los frutos de su riqueza, y sin duda su poder alcanzó una altura donde la luz ya es demasiado intensa. Con ella los dioses deslumbran a los que quieren perder. No trato de juzgar ahora la responsabilidad de Mario Conde en el hundimiento de su banco. Sólo intento extraer una lección de estética: ya no está de moda ser un rico evidente, todo aquel falso esplendor del basurero deberá ser purgado. Es necesario que alguien muera, dijo Caifás. No tardaremos en saber si este rito que es el fundamento de nuestra moral se va a cumplir en la persona de Mario Conde hasta más allá de las heces de su cuenta bancaria. El sacrificio del héroe caído no ha hecho más que comenzar. ¿Acaso no se escucha ya el griterío de los cuervos?

A GARZÓN

A Garzón
MANUEL VICENT 23/01/1994

Apenas hay asesinos. La gente mata muy poco. Ser criminal requiere un esfuerzo arduo que no todos son capaces de realizar. Por otra parte, la mayoría de los ladrones tiene la costumbre de vivir fuera de la cárcel. Todos juntos, asesinos, atracadores, violadores y rateros, llenan las páginas de sucesos en los periódicos, pero sólo ocupan una pequeña galería en cualquier prisión. No obstante, las cárceles están abarrotadas de gente y esta merced se debe únicamente al narcotráfico. Casi, el 90% de los reclusos está relacionado con la droga. Si ésta se despenalizara habría que convertir forzosamente las cárceles en invernaderos de tulipanes, en aparcamientos de coches, en museos de arte abstracto. El negocio de la droga interesa no sólo a los traficantes, sino también al Estado. Con la droga los traficantes mueven ríos de dinero; con ella el Estado tiene a todo el mundo bajo sospecha y esto le permite dar patadas en las puertas, investigar cuentas bancarias, efectuar redadas, descerrajar cajas fuertes y planear sobre todas las conciencias. El negocio de la droga desarrolla los cuerpos de policía y es la existencia de muchos policías lo que crea la necesidad de que haya muchos delincuentes. No creo que esta sociedad se convirtiera en una Arcadia feliz si se despenalizara la droga, pero sin duda tomaría un cariz más racional, incluso más placentero. Aunque a los drogadictos se les tratara como enfermos ya no serían sus farmacéuticos los sujetos más marginados de las chabolas. Podría iniciarse un programa de salud colectiva sin necesidad de soportar a actores y periodistas, algunos de ellos cocainómanos, jugando al fútbol en un espectáculo caritativo de publicidad de la droga. Al disminuir el número infinito de culpables el Estado relajaría su brazo de hierro y todo el mundo, compuesto de enfermos y gente saludable, se sentiría más libre. ¿Pero de qué vivirían entonces tantos policías, banqueros, empresarios, políticos y cardenales si las cárceles se convirtieran de pronto en invernaderos de tulipanes?

GENOCIDIO

Genocidio
MANUEL VICENT 09/01/1994

Están asesinando con la máxima violencia y rapidez a esos parias de la tierra que se han levantado por hambre en la antigua diócesis de Chiapas donde fue obispo fray Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios. No pasan los siglos. Mientras los helicópteros artillados del Ejército mexicano rocían de plomo indiscriminadamente la selva de Lacantón, suenan las palabras suavonas de taimados legisladores que ofrecen clemencia a los que ya han sido acribillados. Hoy todos los corridos que canten los mariachis nos harán llorar, puesto que la izquierda del mundo ya no tiene más armas que la música y la piedad para acompañar en su agonía a esos indios famélicos que van a ser exterminados en presencia de las naciones democráticas. Como ya no existe el imperio soviético, ahora le echan la culpa a la mínima Guatemala, y en el infame cometido de enmascarar este genocidio se servirán también del bardo oficial Octavio Paz, que acaba de publicar un artículo vergonzoso, lleno de distingos escolásticos para hurtar el bulto y quedar incontaminado en su torre de marfil rodeada de sangre. Sea usted poeta para esto. Al ' parecer, todos están interesados en que el trabajo sea rápido. Que maten compulsivamente a todos los rebeldes, que se abran muchas zanjas, que los entierren con celeridad para que se olvide pronto la carnicería. Después de esta matanza de indios llegarán los fríos analistas liberales, los compungidos socialdemócratas con mala conciencia, a explicamos los índices de pobreza en el mundo. Y sobre la fosa común cantarán los pájaros. Dentro de poco, un nuevo volcán se despertará en otro lugar del planeta, otros parias de la tierra entrarán en erupción sangrienta, y la rebelión campesina de Chiapas se convertirá en una estampa sepia sobre la cual muchos llorarán al son de los mariachis. Sólo nos queda la piedad para los muertos y la maldición para los asesinos tecnócratas que, además de matar a estos indios desheredados, les han robado también las palabras y los nombres de sus antiguos héroes.

LOS NÚMEROS

Los números
MANUEL VICENT 02/01/1994

Tal vez el único gran revolucionario que ha habido en la historia fue aquel que después de contar unas habas proclamó oficialmente que dos y dos eran cuatro. Estas cuentas de la vieja han derribado muchos imperios. Para demostrar que dos y dos son cuatro, los matemáticos virtuosos, que no se distinguen de los violinistas superdotados, son capaces de llenar toda una pizarra de raíces cuadradas, ecuaciones, binomios, quebrados o derivadas y formar con estos signos un paisaje pitagórico dentro del cual uno podría albergar cierta esperanza de escapar, pero al final el hecho revolucionario se impone: la última suma, dos más dos, tiene que cuadrar, dando así por terminadas todas las pasiones. Mientras uno vuela, los números, por debajo, van creando una parrilla donde ellos mismos te van a asar. Las cuentas de la vieja han hundido al comunismo. Las habas contadas son igualmente las que reducen a cenizas el sueño de los capitalistas. Sentado a la sombra de una higuera, uno podría decir, a la manera de Pitágoras: la belleza suprema consiste en acomodar el alma a la armonía de las matemáticas. También la fuente de toda bondad es un balance bien cuadrado. Cuando uno vive contra los números, éstos pueden convertirse en el sabueso más terrible. Si huyes, te alcanzan; si sueñas, te matan; si la ambición te pone fuera de las matemáticas, acaban por desintegrarte. Los números fueron royendo como térmites la viga maestra de la Unión Soviética hasta que se desplomó con toda su filosofía. Como un rayo en medio de la atmósfera cargada de irracionalidad, el dos y dos son cuatro cae a veces en el centro de Wall Street, destrozando toda su maquinaria. Los financieros más golfos, los banqueros más guapos, han tenido que ser ahorcados sólo por no saber sumar. Las cuentas de la vieja los han aniquilado. Pero también de los números nace la belleza, la moral y la dicha. En su interior guardan todo el placer cuando llueven con armonía sobre el corazón de los contables como el agua mansa.

BURIDÁN

Buridán
MANUEL VICENT 21/12/1997

Al asno de Buridán, que en determinado momento sentía exactamente la misma necesidad de comer y de beber, se le colocó hierba y agua a una distancia medida. En su cerebro las pulsiones de hambre y de sed le neutralizaron de tal forma que el asno quedó paralizado a mitad de camino entre el pesebre y el abrevadero. Si ambas tentaciones no hubieran roto el equilibrio, el animal habría quedado inmóvil hasta la muerte. Esta parálisis del asno de Buridán la he visto reproducida a menudo en muchos ejemplares humanos. Cuando los pasajeros desembarcan de un avión, se puede observar que muchos ejecutivos, al llegar a la sala del aeropuerto, de pronto quedan rígidos y estáticos sin poder caminar. Las ansias de fumar y de hablar por teléfono con el móvil efectúan a la vez una descarga similar en su cerebro, y ellos no pueden elegir entre el aparato y el paquete de tabaco. Esta indecisión del asno de Buridán no sólo se aplica a las reacciones mecánicas de los cuerpos humanos. También atañe a las potencias del alma, hasta el punto de que los siete pecados capitales, perfectamente combinados, no sólo se anulan, sino que a veces generan una virtud. Muchos rufianes no saben escoger entre la ira y la pereza: tienen que acuchillar a alguien, pero de repente son atacados por la desgana y deciden pasar la tarde echando migas a las palomas en el parque. Innumerables parejas experimentan al mismo tiempo la necesidad de estrangularse y la de degustar juntos un buen cocido. En este caso, el odio y la gula llegan a una síntesis y todo queda reducido a devorar ese plato con el tedio consabido, cuya manifestación es ese silencio de familia que puede durar toda la vida hasta transformarse en una buena amistad. Si el asno de Buridán fuera llevado del ronzal al Parlamento, muchas veces quedaría paralizado y estupefacto sobre una alfombra de la Real Fábrica entre dos estupideces exactas pronunciadas por diputados de distintos bandos. Por lo que a mí respecta, ahora mismo no sé si suicidarme o tomarme un helado.

EL MIMO

El mimo
MANUEL VICENT 23/11/1997

En una esquina de Serrano, un mimo que simulaba ser una estatua de mármol blanco se había plantado sobre un pedestal en la acera y los peatones que discurrian a esa hora por allí no se paraban a mirarlo, pero algunos le daban una limosna. El mimo estaba inmóvil. Esta vez se había disfrazado de policía por ver si cambiaba su suerte. Llevaba casco, casaca, polainas con espuelas y una porra, todo enharinado. Antes solía adoptarla figura de un marginal con los pantalones caídos y el pecho cubierto con algunos andrajos imitando a Cantinflas. El público de Serrano es muy conservador. No le gusta ver a tíos desarraigados, de modo que entonces no le echaban ni una peseta en el plato. En cambio, dos bocacalles más arriba, un competidor solía exhibirse como una estatua de oro, una especie de rey Midas, y los peatones no cesaban de arrojarle monedas. El mimo ahora estaba dos horas sin mover un párpado y ya había recaudado más de 1.000 pesetas, puesto que su figura de gendarme subida en el pedestal parecia un monumento que las joyerías, los establecimientos de lujo y los burgueses perfumados del distrito habían levantado en homenaje a las fuerzas de seguridad. El hecho ocurrió a, última hora de la tarde. Por supuesto, el mimo estaba completamente paralizado. Un individuo se detuvo ante él. Se acercó. Después de contemplarlo un rato, le dio con los nudillos en una rodilla. Aquel mimo en forma de policía de mármol ni siquiera movió una pestaña, pero de pronto el individuo le metió un zarpazo a la recaudación y salió corriendo. En ese momento, el mimo, que había permanecido inmóvil tanto tiempo en el pedestal, dio un salto increíble conmovido por un muelle. Este policía de mármol salió disparado detrás del ladrón, lo cazó en medio del paso de cebra recuperó la recaudación y acto seguido lo llevó del pescuezo hasta entregarlo a un policía municipal de carne y hueso. Realizado este servicio, el mimo volvió al pedestal y allí quedó de nuevo absolutamente paralizado.

GRAN DINERO

Gran dinero
MANUEL VICENT 19/10/1997

A mitad de los años ochenta, bajo el gobierno de los socialistas, el dinero se volvió loco y abandonó su circuito cerrado. Por primera vez comenzó a ganar dinero a espuertas una gente nueva que hasta entonces ni siquiera lo había olido y este hecho insólito produjo tanta alegría que cualquier negocio redondo era acompañado por un jolgorio en los restaurantes. Dejo a un lado el problema de la corrupción política. Sólo quiero recordar aquel espectáculo financiero del dinero gordo paseándose por las afueras del sistema. Todavía se recuerda la felicidad que engendró el primer sabor de la riqueza en los nuevos comensales socialistas, aunque éstos debieran después su derrota en gran parte al ruido de tantos tenedores. Ahora que, la derechaha vuelto otra vez al poder político, el dinero también ha regresado al circuito que le es propio y ya está en brazos de los suyos naturales, que hacen los grandes negocios con la discreción acostumbrada. El dinero de toda la vida necesita silencio para reproducirse. Hoy más que nunca los tiburones están arreando unas dentelladas financieras con absoluta limpieza y ferocidad, pero nadie se entera de ello porque los ricos de siempre suelen ser precavidos. La izquierda ilustrada comete a menudo el error de creer que la derecha es tonta por el hecho de que no sabe quién es Rilke ni ha leído a Faulkner ni le gusta el arte de vanguardia. Puede que la mayoría de la gente de derechas ponga cara de idiota ante la escultura de Richard Serra en el Museo Guggenheim, pero en el antedespacho de cualquier notario donde se traman las más alambicadas operaciones financieras cualquier rico del PP es mucho más listo que todos los de votos de Rilke juntos. El dinero es su medio natural, la única vanguardia de la derecha. Por lo demás, los bocados que dan los peces gordos son siempre insonoros porque se producen a mucha profundidad bajo el agua y luego no van a restaurantes de cinco tenedores para celebrarlo. Los tiburones clásicos siempre van a tenedores de cinco cuchillos.

LOS HECHOS

Los hechos
MANUEL VICENT 03/08/1997

Aquel amigo mío que tanto gritaba en la manifestación a favor de la independencia del País Valenciano no hacía más que mirar el reloj. La manifestación se había convocado bajo los gases lacrimógenos del franquismo agonizante para exigir la libertad, la amnistía y el estatuto de autonomía, pero mi amigo quería mucho más. Reclamaba a gritos no sólo la independencia de los valencianos, sino también la de los vascos, catalanes, bretones, corsos y, por supuesto, la de Irlanda del Norte. ¿Por qué miras tanto el reloj?, le pregunté en medio de la multitud. El hombre me contestó que su mujer no le dejaba andar fuera de casa después de las nueve de la noche. A medida que se iba acercando la hora de someterse al propio yugo, más alto vociferaba por la libertad e independencia absoluta de todo el universo. Desde aquellos lejanos días de la transición he tratado de juzgar políticamente a las personas por lo que hacen y no por lo que dicen. Los hechos definen a las personas. Una organización que mete a un ciudadano en un agujero durante año y medio, aunque hable de la libertad del pueblo vasco, es una cuadrilla de nazis. Un Gobierno de derechas que entra a saco en la legalidad y cree que el poder, las normas y la propia voluntad forman un todo es un Gobierno fascista por mucho que se adorne con una ingeniería parlamentaria. Un periodista que clama por la libertad de expresión y no duda en dictar juicios sumarísimos contra gente honorable sin apelación ni defensa es una sabandija que en una situación propicia también mandaría fusilar. Un moralista público, ángel exterminador, líder de opinión que está a todas horas blandiendo el látigo contra la corrupción, los escándalos y vicios humanos pero cambia la cocina y el cuarto de baño sin permiso de obras, no paga las multas de tráfico ni guarda la cola en el cine está también corrompido hasta el blando del hueso. Aquel amigo mío que clamaba por la independencia de su patria obliga ahora a su hija a volver a casa antes de medianoche.

EL DESERTOR

El desertor
MANUEL VICENT 27/07/1997

Una niña pija de corazón de oro y belleza casi divina cruzó por delante de un mendigo de ojos azules. Le dio una limosna y el mendigo a cambio le devolvió una mirada. La niña pija siguió su camino pensando que nunca había visto unos ojos tan bellos. Volvió sobre sus pasos y le dio otra limosna sólo para probarse. Esta vez el mendigo la miró con una intensidad dominadora y en el corazón de la niña prendió una llama que ya no dejó de crecer. Él estaba de pie, con la mano tendida, vestido de militar. Ella le preguntó quién era. Quería saber cualquier cosa de aquel hombre que la había subyugado. El mendiga le confesó con lengua trabajosa que era un oficial checheno que había desertado de la guerra. La niña le compró un bocadillo de jamón. Fue la primera cita y la primera vianda. A partir de entonces lo visitó todos los días y unas veces hablaban y otras sólo se miraban, pero la chica quedó muy pronto enganchada, aunque no sabía si eso que le quemaba por dentro era caridad o deseo. Después de muchos ruegos consiguió que se sentara a su lado en un banco público y allí la niña pija cogió por primera vez de la mano al mendigo checheno, Desde ese momento ninguno de los dos ocultó su pasión. Cubierto de harapos militares, aquel desertor se exhibió junto a la niña pija, vestida de Armani, en las mejores terrazas de la Castellana y ambos bailaron en las discotecas de moda durante un tiempo hasta que por fin celebraron la primera noche de amor en un banco del Retiro. No por eso el mendigo dejó de pedir limosna. Pasaba toda la jornada con la mano tendida. Al final de la tarde la niña pija lo recogía. Lo llevaba a bailar. Lo amaba en la oscuridad de cualquier parte y luego lo devolvía a la acera de Serrano donde él impartía su miseria. Un día este soldado checheno volvió a desertar. Al enterarse de que la niña enamorada le estaba arreglando los papeles en el Ministerio del Interior el mendigo desapareció. Ahora la niña lo sigue buscando por todas las calles de Madrid con lágrimas en los ojos.

REVELACIÓN

Revelación
MANUEL VICENT 20/07/1997

Decidido como estoy a no salir ya nunca de casa, he comprado el ordenador personal más grande y completo del mercado. Voy a convivir con él después de haber recibido una revelación. El día del Corpus estuve en la catedral de Toledo. Sonaba el órgano con acordes grandiosos mientras cruzaba el cardenal envuelto en oro, en incienso por la nave central. Hubo un momento en que se detuvo el cortejo y cerca de mí quedaron parados dos canónigos también revestidos con pesados ornamentos. Comenzaron a cuchichearse entre sí. Uno exclamó: ¡Ya lo he hecho! El otro preguntó: ¿Qué has hecho? Y el primero respondió: ¡Me he metido en Internet! A continuación, el órgano soltó una terrible descarga celestial y la procesión continuó, pero a mí en ese instante se me cayeron las escamas de los ojos y quedé deslumbrado. Si no salgo de casa no es por miedo a que me maten, sino a que lo haga un asesino que no esté a mi altura. Aquí en Madrid te expones a que te ultime un idiota por no cederle el paso. He adquirido un ordenador con pantalla enorme y me he metido en Internet sólo para comunicarme con Juan Cueto y con Rafael Azcona. Antes de formalizar el contrato les he preguntado: ¿Ese cacharro es fácil de manejar? ¿Sirve para algo? Ambos me han contestado: es facilísimo y no sirve para nada, pero en la pantalla salen unas mujeres que si pagas comienzan a moverse, como sucede en la vida real, aunque éstas tienen una ventaja: están lejos, suelen ser australianas. Navegaré por Internet sin salir de caga y no por eso dejaré de tener emociones profundas. Hace unos días, en el poblado Issaquah del Estado de Washington sonaron unos tiros. La policía del condado irrumpió en una casa y detuvo a un individuo que estaba disparando contra su ordenador personal a causa de un desengaño. Ha sido un crimen pasional. Pronto sucederá lo contrario. Será el ordenador el que dispare contra su amante cuando éste e abandone. Sin salir de casa, podré tener un asesino a mi medida. Todo son ventajas.

CONQUISTA

Conquista
MANUEL VICENT 06/07/1997

El universo son infinitas galaxias, infinitas estrellas, infinitas piedras y ni un solo sentimiento. No existe el mal en las esferas, puesto que en ellas no vive nadie que esté fichado. Infinitos mundos con un silencio de piedra pómez, sin una sola lagartija a la que echarle la culpa de algo, no podrán nunca acoger a un polvoriento vendedor de biblias que predique allí el apocalipsis, como se ve en las películas, atravesando el desierto de Colorado con sombrero de copa y la levita raída. En la conquista de cualquier Oeste, detrás de los exploradores armados con rifles, llegaban los predicadores con el libro sagrado seguidos por los expendedores de alcohol. En Marte no hay negros ni indios. Desistan, pues, los misioneros y los fabricantes de licores. En el resto del universo tampoco es probable que se descubra ese grano de arena perdido en una infinita playa, un insignificante planeta como el nuestro en cuya corteza. se produzcan pequeñas excrecencias bioquímicas que no hacen, sino devorarse unas a otras sin poder evitarlo. En la conquista del espacio, absténganse también los jueces y policías, Las piedras aún son inocentes. A algunas de estas excrecencias bioquímicas aquí las llamamos seres humanos. No sé por qué tanto interés en saber si esta particularidad nos pertenece en exclusiva o si compartirnos semejante absurdo con algunos compadres químicos en otros mundos. Probablemente el universo entero será un desolado campo de evangelización. Las fotografias del desierto de Marte se multiplicarán hasta el infinito por otros desiertos galácticos, y en ellos tal vez se descubrirán moléculas fósiles que no podrán ser bautizadas ni penalizadas. Mientras tantas personas aún se devoran entre sí como las, ratas, los científicos ya son capaces de mandar un artefacto a Marte para mostrarnos un inmenso campo de piedras por donde nunca ha pasado un sentimiento. Pero existe una vieja fórmula para dotar de vida a ese infinito desierto. Basta con que dos adolescentes se besen aquí abajo por primera vez sobre el capó de un coche.

DESTRUCCIÓN

Destrucción
MANUEL VICENT 29/06/1997

En plena guerra civil, cuando el Guernica de Picasso ya se había convertido en el símbolo de la democracia asesinada por el fascismo, en el café Flore de París se reunían Buñuel, Tristán Tzara, Bergamín, Aragón, Eluard y el propio Picasso. En esa tertulia se decían cosas muy disparatadas, pero ninguno de aquellos surrealistas tuvo la audacia de imaginar que un día ese famoso cuadro regresaría a España bajo el reinado de otro Borbón, con un presidente del Gobierno llamado Calvo Sotelo, con un clérigo, el cura Sopeña, de director del Prado, con Dolores Ibárruri sentada de nuevo en un escaño del Congreso de los Diputados y siendo su traslado protegido con un gran despliegue de la Guardia Civil. Lastrada desde el principio con una sobrecarga de literatura, esta obra parece estar buscando siempre el último grado de su significación mágica: después de haber sido destruida la Gernika real, el cuadro lleva dentro el maleficio de su propia destrucción. Picasso era muy rácano. Realizó este trabajo con pésimos materiales, de modo que el bombardeo de Gernika continúa ahora en el lienzo que se cae a pedazos por su propia ruina interior y por la pulsión oficial de pasearlo de un lado para otro. Sin duda, a unos políticos esta zarabanda del cuadro les sirve para cubrir la mala conciencia y a otros, tal vez, les alienta el inconfesable deseo de que este símbolo que recuerda el crimen de sus padres se desintegre de una vez con tanto viaje. Sólo así se explica el intento político de saltarse el informe de los técnicos. Cuando vi el Guernica de Picasso por primera vez en el MOMA de Nueva York enseguida supe que aquel cuadro era falso, puesto que el auténtico era el mío: aquella pequeña cartulina que teníamos clavada con cuatro chinchetas en el salón. Pero éste no es el caso. Pese a que se trata de una obra plásticamente mediocre y su calidad como cartel es también discutible, su carga mágica, literaria y política es sobrecogedora, ya que su destino consiste en imitar al modelo hasta el extremo de su propia destrucción.

20 AÑOS

20 años
MANUEL VICENT 15/06/1997

La libertad es como una perra de lujo llena de pulgas. Hace ahora 20 años que los españoles comenzaron a pasear por la calle en compañía de este espléndido animal. La democracia es una máquina de achicar la basura que la sociedad va generando sistemáticamente. Que esa hermosa perra te tire de la correa mientras caminas con ella por en medio del estercolero es el mejor ejercicio de salvación. Cuanto más detritus emerja a la superficie, mas democracia: señal de, que las bombas de achique funcionan. Pero se requiere tener un espíritu fuerte para convivir diariamente con los escándalos sin confundir la miseria humana con la acción del detergente. Ser un buen demócrata es mucho más difícil que tocar el piano. Después de practicar durante veinte años, la gente de este país comienza a comprender la primera regla del instrumento: no se puede tocar el piano con guantes de boxeo, como tampoco es posible arreglar con ellos las manecillas de un reloj. Una generación de progresistas que luchó por la libertad y la democracia logró abrir hace veinte año; estas dos puertas que daban a un espacio por donde hoy pasean los jóvenes con toda naturalidad a su perra de raza. Están aprendiendo a no perder la sonrisa ante la crueldad de cada día. En eso consiste la segunda regla. Además de una bomba de elevar basura a la superficie, la democracia también es un ejercicio de pianista o de relojero, un juego de muchas teclas, de muchas pinzas, de formas, pesos y medidas de un mercado en cuyos sótanos el viento de la libertad orea siempre. Supone un gran espectáculo para aquellos barbuditos hoy ya canosos contemplar a los jóvenes que son arrastrados por una perra de lujo que no es sino el espíritu de la modernidad. La democracia ha llenado España de colores. Aquella tonalidad panza de rata o a a de mosca del franquismo se ha convertido después de veinte años en un inmenso vestíbulo de estación repleto de mochilas rojas, amarillas, azules, en las cuales los jóvenes transportan el animal de sus sueños en un incierto viaje.

LA MANTA

La manta
MANUEL VICENT 25/05/1997

En la acera más elegante de la calle de Serrano, entre dos joyerías, hay un mendigo postrado sobre una manta tan deteriorada que no serviría siquiera para cubrir un buen cadáver en el asfalto. El mendigo exhibe un letrero escrito a mano en el que relata su desgracia esperando que la caridad caiga en una caja de cartón abierta a sus pies. En ese momento la caja no contiene ni una sola moneda. Pasan caballeros encorbatados y al parecer muy honorables, chicas perfumadas con bolsas de tiendas exclusivas, madres de derechas con su hija adolescente bellísima, y, en medio de ese enjambre dorado, un tipo marginal vende La Farola con sumisa educación y una joven pordiosera pide limosna persiguiendo varios pasos con la mano tendida a los peatones más mollares. El mendigo está postrado de rodillas, con los brazos en cruz, y entre sus pertenencias ' además de la manta llena de pulgas, se puede contar un cazo de aluminio. En ese instante, a este cristo viviente, que no es un mimo, después de una larga sesión de patíbulo, le entran ganas de orinar. Abre los ojos y, aprovechando los brazos abiertos, se despereza como si despertara de un largo sueño.Enfrente se halla la Biblioteca Nacional, con un jardín a sus espaldas. Antes de cruzar la calle, el mendigo le grita a la joven pordiosera y al tipo de La Farola: "Eh, tíos, echadme un ojo a la manta, que me voy a alivíar". Ambos le contestan que estarán al tanto el tiempo que haga falta. Estos colegas se toman el trabajo de policía con un celo semejante al de los guardas jurados que defienden con sendos pistolones las dos joyerías vecinas: se plantan junto a la manta y vigilan, aunque sin armas. Un perfumado gentío de ricachones pasa por esa acera de Serrano y ninguno percibe que es atentamente inspeccionado con una mirada recelosa por dos mendigos. Éstos consideran que cualquiera. de esos ciudadanos tan lustrosos es capaz de robarle la manta a un pordiosero. Para ellos, todo el mundo está bajo sospecha. Cada uno defiende sus joyas, que pueden ser diamantes o pulgas.

LA COLUMNA

La Columna
MANUEL VICENT 11/05/1997

Hace unos años, estando en Shanghai, rodeado de mil millones de chinos, uno de ellos en medio de la calle me preguntó de dónde era yo. Al saber que era español, de pronto, aquel chinito se puso pinturero y me gritó: eh, toro, toro. A continuación, abrió el compás de las patas, metió la tripita, torció el morro con desgarro y me dio un pase de pecho seguido de un bajonazo. Y viendo que en lugar de embestir yo sólo le taladraba con una mirada de odio, el tipo levantó los brazos muy jacarandoso, arqueó los riñones y simuló que me clavaba un par de banderillas. Rematada la faena, siguió su camino riendo hasta perderse en el torbellino de la gente y yo me quedé apoyado en el pretil del río Whangpoo pensando en la unidad de destino en lo universal, que tratándose de un español consiste en ser toro o torero, según te vaya en la vida. Viajar tan lejos de casa para que un chino te pegue un pase como a un astado, sin duda, es una desgracia, pero aún es peor que en Canadá te tomen por un torero y esperen que vayas a dar la conferencia sobre el Siglo de Oro vestido de sota de espadas con calzas rosas y ese ataúd de astracán en la cabeza. Con el calor de la primavera se acerca una vez más el cosechón de cuchilladas, vómitos y descabellos que darán como fruto más de 50.000 toros taladrados cuya agonía será servida por televisión en primer plano. Las imágenes multiplicarán por un millón esta infame carniceria y gracias a este banquete de plasma, planetariamente los españoles seguiremos siendo unos especímenes humanos que se divierten torturando animales y que hacen sonar las charangas para alegrar semejante degüello. La fiesta nacional tiene mucho color: el rojo de la sangre es el más auténtico. Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el rey de España y le guste a algún chino. Españolito

CORREDOR

Corredor
MANUEL VICENT 27/04/1997

La cara de angustia que ponía aquel atleta en medio de la carrera se parecía mucho a la que ponen los místicos en plena oración. Me crucé con él junto al pretil del Tíber bajando del Gianícolo. Llevaba el equipo de corredor de fondo: zapatillas, pantalón corto, camiseta sin mangas y una cinta roja en la frente. Iba empapado de sudor. Doblé hacia la plaza de San Pedro y él siguió en dirección al puente de Sant' Angelo. Al rato, desde la escalinata de la basílica del Vaticano descubrí que el atleta venía por la vía de la Conciliazione y que seguía dando zancadas a lo largo de la columnata de Bernini. Pensé que era un privilegio hacer footing entre tanta belleza. Este corredor no parecía italiano, ni siquiera cristiano. Tenía en el rostro un aire obcecado, oriental, pero su buen gusto estaba fuera de duda ya que había elegido una maravillosa mañana de primavera en Roma para correr en medio de obras de arte y ruinas sagradas. Entré en la basílica de San Pedro y como siempre me acerqué primero a contemplar La Piedad de Miguel Ángel. Todas las naves del templo se hallaban invadidas a esa hora por la peste turística y una vez más, mientras recorría aquel espacio grandioso, me pregunté a qué Dios inmaterial se trataba de ocultar con tantos mármoles. En ese momento el atleta penetró en la basílica como un campeón de maratón que llega en solitario al estadio donde está la meta. No hubo -ningún guardia ni sacristán que lo detuviera. Con el rostro compungido por el esfuerzo este corredor de footing atravesó la nave central de la basílica, dio una vuelta al baldaquino bajo la cúpula y no cayó allí exánime. Sin abandonar la mirada de angustia, con la misma cadencia de sus zancadas trotó por una nave lateral hasta salir otra vez a la plaza y allí se perdió. Su cuerpo sudoroso, quebrado por el hígado, había atravesado el primer templo de la cristiandad entre mármoles de santos y tumbas de papas. El sudor son las lágrimas del atleta y la agonía de los ojos, su oración. Así vi pasar junto al altar a aquel corredor de fondo.

MONSTRUOS

Monstruos
MANUEL VICENT 06/04/1997

Supongo que en los laboratorios actuales comienzan a darse las condiciones para crear nuevas formas de vida como se dieron hace miles de millones de años en aquellas charcas primigenias donde comenzó a reinar la primera ameba. Con el tiempo, aquella ameba ha llegado a escribir sonetos, a descomponer sus propios átomos y a darse leyes morales. Después de todo, este camino no ha sido demasiado largo. Prácticamente fue ayer cuando el científico que investiga en un laboratorio, él mismo no era sino una mezcla microscópica de ciertos minerales parecida a la que ahora conjuga dentro de su probeta y que entonces el azar unió hasta crear esta forma de vida que de momento nos atañe. La necesidad de experimentar es consustancial a la naturaleza humana. La ciencia constituye una parte de este impulso irracional que es la propia ley de la evolución y ahora mismo nadie sabe qué camino. bioquímico tomará el desarrollo del ser humano, pero es evidente que el terror que ha comenzado a germinar, en los laboratorios se ha extendido a los congresos y a las salas capitulares donde se establece el, orden moral. Creo que cualquier ley escrita que los hombres se den para ordenar los experimentos de la ciencia será absolutamente ridícula frente a la potencia ciega del indomable ría de la vida. Más vale preparar el ánimo para aceptar a los inminentes monstruos. ¿Acaso la primera rosa, el primer cisne, el primer pavo real, no fue una monstruosidad de la naturaleza? Hay que imaginar el espanto que le hubiera producido al mono Adán el encontrarse en el paraíso a Marilyn Monroe con liguero pintándose las uñas bajo el manzano. Tal vez esta mos aún en la etapa inicial de la evolución y somos la ameba neurótica sobre la cual se asentará el futuro, pero esperando con zozobra a los inminentes monstruos que van a salir de los labo ratorios no vemos a los que ya están fuera. De momento, todavía guardan cierta forma humana. En las ruinas del Partenón, un mono con un látigo aún está azotando a Sócrates.

CONCIERTO

Concierto
MANUEL VICENT 23/03/1997

Fueron llegando los diputados al Congreso para el Pleno en que se iba a debatir el estado de la nación. Acababan de suceder en el país algunos hechos muy graves que habían alarmado a la opinión pública y la histeria de los medios de comunicación era consecuencia de la electricidad de la calle, que a su vez se había condensado en el ambiente del hemiciclo antes de comenzar la sesión. Corrían rumores de toda índole. Todos coincidían en que se estaba tramando algo terrible y nadie sabía de qué lado podría llegar la solución, dado el nivel de agresividad que habían alcanzado los debates parlamentarios. Para esa tarde se esperaba que la violencia llegara al límite. Tal vez por eso muy pocos diputados advirtieron que las estenotipistas que trabajan en medio del hemiciclo habían desaparecido, y allí, en lugar de su mesa, había un atril con. una partitura y un violonchelo apoyado en una silla. A causa de la tensión del momento nadie comentó ese cambio mientras sus señorías iban ocupando los escaños. Tampoco el presidente del Congreso se refirió a ello cuando abrió la sesión. Los insultos entre los grupos parla mentarios comenzaron en seguida. Unos y otros se arrojaban a la cabeza toda clase de asesina tos, cohechos y latrocinios. Cada una de las soflamas iba acompañada de gritos y abucheos en los tendidos que impedían al orador de turno explayarse en las miserias de sus adversarios. Cuando la confusión era absoluta, en me dio de un pateo general, por la misma puerta que un día penetró el golpista Tejero, ahora entró dé repente el gran músico Rostropóvich, no armado con pistola, sino con el arco del violonchelo, y con suma elegancia se dirigió al centro del hemiciclo y una vez allí dio con el arco unos golpes suaves en el borde del atril y ex clamó con autoridad: ¡Al suelo, todos al suelo! El Gobierno y los diputados, sin una sola excepción se derrumbaron a plomo bajo los escaños. Sobre el panorama vacío del Congreso, Rostropoóvich comenzó a interpretar la Suite número 1 para violonchelo de J. S. Bach.

POLVO DORADO

Polvo dorado
MANUEL VICENT 16/03/1997

Fueron los, tiempos heroicos los que crearon a los héroes. Fueron aquellas épocas locas y felices las que fabricaron tantas criaturas locas y felices que ahora nos subyogan en las fotos amarillas. Algunos artistas han. tenido mucha suerte. Vivieron unos años en. que la gloria iba suelta por la calle como una perra mordiendo a todo el que se dejaba: al joven Hemingway le prepararon la I Guerra Mundial sólo para que se enamorara de una enfermera; Modigliani tuvo bajo sus pies a todo Montparnasse para que pudiera suicidarse a placer; Lorca, Dalí y Buñuel fueron amamantados. en la Residencia de Estudiantes, por una República primaveral que comenzó con flores de verbena y terminó llena de visceras; la canción Lilí Marlene ha convertido en estéticos los humeantes escombros de Berlín y en algunos despierta todavía una diabólica atracción por el terror. Muchos escritores y artistas mediocres deben su actual sugestión al hecho de que fueron coetáneos de los gánsteres de Chicago y usaron la misma marca de sombrero. Después están los trombones de Glenn Miller, la gabardina de Bogart, los cafés de Tánger, el atolón de Bikini, el descubrimiento del dry martini, que en las fotos amarillas son inseparables de unos creadores con jersey blanco de pico y pantalón de pliegues, sobre los cuales se vierte la belleza del pasado. Me pregunto quiénes serán las criaturas de este final de milenio que el paso del tiempo convertirá en figuras fascinantes. Contemplando a muchos personajes vulgares de hoy, suspirarán de amor las adolescentes mañana al, ser invadidas por el polvo dorado de la memoria. A pesar de todo, la mediocridad que nos envuelve un día también será nostalgia, aunque va a necesitar otra gabardina de Bogart, otra tragedia planetaria o una simple canción para ser salvada. Tal vez dentro de unos, siglos, cuando la muerte sea vencida, los nuevos seres nos miraran como las últimas criaturas humanas que fuimos mortales y llorarán de melancolía sobre nuestras imágenes a causa de este esplendor.

LA NUBE

La nube
MANUEL VICENT 23/02/1997

Dice el poeta Heine que Dios creó el mundo en seis días y el séptimo llamó a Goethe y le dijo: haz tú las nubes. No estoy seguro de que Polanco sea dios; desde luego, yo no soy Goethe, pero me gustaría que esta columna fuera una ventana con una pequeña nube para que el lector pudiera escapar después de leer el periódico. Me gustan las nubes muy blancas y las ventanas pintadas de verde. Hay muchos lectores que entran en el periódico por la última página. En los primeros tramos de esa galería aún hay luz de la calle. A medida que va uno penetrando en esa sima la oscuridad se hace más compacta. El lector pasa por el lugar donde están todos los crímenes del día con sus correspondientes regueros de sangre; después de atravesar los recovecos de la política nacional, repleta de turbias más caras, en el fondo del túnel se en cuentra con las guerras y las hambres del mundo. Esta última pared está bloqueada por los titulares de primera página, que impiden toda salida. Lleno de angustia vuelve el lector sobre sus pasos en compañía de otros exploradores que tal vez han lo grado entrar en el periódico por la puerta principal. Este camino, aunque ya conocido, se hace a tientas, con el peligro de caer en el foso de las serpientes. Me gustaría fabricar una pequeña nube blanca y colocarla sobre una ventana verde y que el lector de regreso la divisara desde la en sangrentada sección de sucesos. Llegado a esta última página podría montarse en ella y escapar todo el domingo. ¿En qué lugar del cerebro estarán almacenadas las sonrisas diarias? Esa nube no e s una alfombra mágica, Es sólo la convicción de que este mundo está hecho en seis días con los pufios de Mike Tysson pero que, a pesar de todo, las tostadas que el lector va a tomar en el desayuno tienen prioridad absoluta frente a cualquier titular del pe riódico. Yo las suelo tomar de pan de centeno mientras oigo música de Irving Berlin o boleros de Benny Moré. ¿En qué lugar del cerebro estará el esenciero que contiene nuestras pequeñas lágrimas?

VANGUARDIAS

Vanguardias
MANUEL VICENT 16/02/1997

Algunas personas poseen el don del silencio inteligente.Cuando no entienden una cosa se limitan a mirar, a escuchar y a callar, pero saben, dotar a su rostro de una expresión neutral sólo iluminada con una mirada pensativa que sirve para todo. El interlocutor rara vez se da cuenta de que se halla frente a un analfabeto. No obstante, hay gente que está absolutamente incapacitada para esta clase de impostura. Uno de los juegos más divertidos de hoy consiste en analizar la cara que ponen algunas autoridades de la derecha, incluido el Rey de España, cuando por razón de su cargo tienen que inaugurar o asistir a una muestra de arte contemporáneo. Hasta hace poco cualquier tendencia artística innovadora provocaba en muchos políticos de derechas auténticos ataques de risa o de cólera, que a veces llegaban hasta la congestión pulmonar. Aunque están realizando un gran esfuerzo por alcanzar esa neutralidad del rostro delante de cualquier vanguardia artística, algunas autoridades de la derecha no han aprendido a ocultar todavía una última sonrisa maliciosa. Ante cualquier cuadro que no entienden siguen pensando que el artista es un cínico que les toma el pelo. En este asunto la izquierda siempre ha sido más artera. Si alguien suelta en la conversación el nombre de un creador desconocido o de un nuevo movimiento estético que ignora, la gente de izquierdas recibe la noticia con una estudiada naturalidad, sin mover una ceja. La cara que ponen algunos políticos de derechas cuando contemplan las últimas creaciones del arte es el mejor cuadro que puede exhibirse en la feria de' Arco. Sorprender el rostro impostado del presidente del Gobierno y de la ministra de Cultura ante los cuadros de Picasso es algo que le llena a uno de ternura. No entienden, les da risa toda esta basura del arte contemporáneo; creen que esas mamarrachadas las pinta mejor su hijo y a pesar de todo ahí los tienes cortando las cintas con la cara adusta y el ceño cruzado como si les gustara. Esta gente de derechas está haciendo un gran sacrificio espiritual.

CARNAVAL

Carnaval
MANUEL VICENT 09/02/1997

Jacques desapareció en pleno carnaval de Río. Un torbellino humano lo había arrastrado ha cia una bocacalle por donde bajaban otras comparsas bailando y allí se formó un remolino que se tragó a Jacques, un joven francés de poca salud. Su novia vio cómo se perdía en medio de un círculo de máscaras que primero lo rodeó bajo el estruendo de los tambores y a continuación se lo fue llevando hacia un callejón de forma inexorable. Por encima de las cabezas enmascaradas Jacques agitaba los brazos y gritaba. Su novia también gritaba agarrada a una verja sobre la tumultuosa corriente de los danzantes, hasta que ambos se perdieron de vista. La chica pensó que su novio acudiría al hotel cuando lograra deshacerse del fregado, pero esa noche Jacques no apareció. El carnaval de Río no había hecho más que empezar. Siguieron varios días confusos y carnales en creciente agitación y llegó el martes grande sin que el joven diera señales de vida. Todo el tiempo de carnaval la chica lo empleó en buscar a su novio por las comisarías, hospitales y depósitos de cadáveres. Cuando los barrenderos de Río ya se habían llevado con la escoba todos los disfraces y también los tambores habían callado, de pronto una mañana apareció Jacques en el hotel muy pálido arrastrando los pies hasta caer desvanecido en brazos de su novia. Ella descubrió enseguida una rudimentaria cicatriz que traía detrás bajo la camisa. A Jacques le habían extirpado un riñón. Se lo habían robado. En cuanto pudo hablar el joven explicó que aquel grupo de máscaras lo había arrastrado bailando hacia una furgoneta y poco después de camino lo habían anestesiado. Recordaba la nebulosa de un quirófano desde donde se oía música de samba mientras lo abría en canal un cirujano disfrazado de arlequín. Todos los días se roban riñones, es bien sabido, pero este caso es distinto. Jacques estaba en lista de espera para un trasplante de riñón en, París. Le habían prometido uno del mercado negro, de gran calidad, procedente de Río de Janeiro.

miércoles, 18 de junio de 2008

NOCHE DE PAZ

Noche de paz
MANUEL VICENT 24/12/1995

Aquellas canciones de Navidad que llenaron de sentimiento nuestra niñez fluían sobre el caballó de cartón, el patinete; los boniatos, los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín, los lápices Alpino, la muñeca Mariquita Pérez, los cigarrillos Ideales, las bicicletas Orbea, los coches con gasógeno, los pantalones bombachos. Son las mismas canciones de Navidad que ahora adornan sentimentalmente el Internet, los últimos modelos de Armani, las colonias varoniles, los automóviles con chicas carnales, las impresoras láser, los ordenadores, las angulas, los centollos, los viajes a la nieve austriaca. En nuestras vidas cambian las mercancías, pero los villancicos permanecen. La música de Jingle bells, Noche de paz o Adeste fidelis también hará llorar de emoción a los niños de hoy cuando sean viejos mañana. Esas melodías les traerán dulces recuerdos de marcas Sony, Macintosh, Canon, Motorola unidos a sabores de comida basura, ketchup, hamburguesas, margarina requemada. Todos esos materiales un día serán nostalgia, humo de la memoria. Las agendas digitales y los primeros teléfonos móviles junto con los nombres de deportistas y cantantes famosos formarán el lecho de la antigua Navidad para los habitantes de¡ futuro cuando la canción Noche de paz resbale sobre nuevos objetos de consumo. Los mercados centrales de frutas y verduras son como las estaciones de trenes. Cada olor es un convoy. A bordo de diversos perfumes uno puede viajar a regiones muy remotas. Mientras las canciones de Navidad llueven con sentimiento sobre montones de berenjenas, escarolas, alcachofas y tomates, de pronto el aroma de los salazones o tal vez el dulce sabor de un caqui invade ese bulbo del cerebro donde permanece intacta la niñez. Para mi generación allí duermen el caballo de cartón, los cromos, el aro. Para los jóvenes consumidores de hoy allí estará el software, un compact-disc, algunos vídeos, el Windows 95 sin que puedan separarse de las caricias de mamá. Sobre su recuerdo llorarán cuando suene Noche de paz.

HÉROE

Héroe
MANUEL VICENT 17/12/1995

Han sido necesarios millones de años para que los hombres dejaran de andar a cuatro patas. Es la primera cota estratégica que la humanidad conquistó. Algunas personas, llevan esa categoría en el fondo del espíritu: la simple dignidad de estar de pie. Por eso los españoles hemos agradecido al general Gutiérrez Mellado que no lo tumbaran. A los soldados el valor se les supone. Sus actos de heroísmo suelen acontecer en los desiertos, en alta mar o en la profundidad de los barrancos. Luego los cronistas, de guerra nos cuentan sus batallas. No todos les creen. Pero la buena estrella le deparó al general Gutiérrez Mellado un lance de oro: demostrar en directo a través de la televisión cómo se comportan los héroes. El asalto al Congreso corrió a cargo de unos cuatreros que llevaban la guerrera desabrochada y frente a ellos el general se mantuvo derecho y en jarras. No se permitió siquiera un reflejo condicionado cuando las balas a su espalda le silbaron por la oreja. Ese vídeo hoy es el mejor spot publicitario de la dignidad personal. Con el tiempo se convertirá en la versión moderna de los antiguos cantares de gesta: formas de transmitir viejas hazanas a las nuevas generaciones. Esas imágenes, del valor de un hombre se pasarán infinitas veces por televisión mezcladas con anuncios de detergentes, colonias varoniles, cremas y pastas: junto con otras mercancías entrarán a formar parte de la conciencia colectiva. Era uno de esos militares con diseño anglosajón que en los países altamente tecnificados acuden al despacho en traje gris con paraguas y que no acostumbran a perder ninguna guerra. Desde la época de Esparta se sabe que cualquier nación regida por su propio Ejército es una nación militarmente débil. Por eso Gutiérrez Mellado jugaba al bridge. Pero nunca olvidó que la primera hazaña que el ser humano realizó fue ponerse en pie y que esa cota nunca había que perderla, puesto que costó millones de años conquistarla. Gracias, general, por no haber sido tumbado. Esa fue, sin duda, nuestra gran victoria.

ENTROPÍA

Entropía
MANUEL VICENT 10/12/1995

Los malditos no deben hacerse muchas ilusiones: después de todo el infierno no es gran cosa. Allí también opera la entropía, una de las leyes de la termodinámica. El universo tiende hacia el polvo, el fuego del infierno tiende hacia la ceniza. Para que el corazón de esa hoguera eterna no se extinga los humanos tienen que hacer un esfuerzo continuo. La uniformidad absoluta es el final de todos los caminos. Si uno abandona su casa de campo, con los años se va desmoronando lentamente hasta diluirse por completo en el paisaje. Si uno abandona el propio cuerpo, cuando intenta regresar a él, lo encuentra ya derruido como un viejo armario. No existe terror que pueda compararse a la ley de la entropía aplicada a la belleza. Los senos de la Venus de Milo, aunque sean todavía de mármol, se derrumbarán; las dunas de Claudia Schiffer un día se fundirán con la llanura infinita del barre: los músculos del auriga de Delfos o de Silvester Stallone no serán sino esa fórmula de gelatina que precede a las algas podridas. El rostro más bello fluye hacia la máscara terrible de la vejez; en cambio, los monstruos con la edad dulcifican su perfil hasta hacerse agradables. La bella y la bestia siempre se cruzan en un punto atendidas por el mismo peluquero o cirujano plástico. Sucede lo mismo con las ideas, con la política, con el arte. La energía que se requiere para no caer en la degradación es cada vez más tenue, de modo que la uniformidad, que en física equivale al caos, va adquiriendo un carácter posmoderno. Todas las ideas son ya intercambiables, todas las políticas son similares, todo el arte es ya impersonal. La mundialización de la economía va a coincidir con una existencia absolutamente banal, con el sometimiento de la cultura a los medios masivos de comunicación, con la exaltación del consumo de productos infinitamente seriados. Lo mismo que a Bogart y a Ingrid Bergman siempre les quedó París, cuando aquí todo sea anodino e incluso el infierno se haya apagado, a algunos aún nos quedará la crema de habas tiernas.

INQUISIDOR

Inquisidor
MANUEL VICENT 03/12/1995

Savonarola fue un predicador fogoso y un político pesimista que se ganó el fervor del público de Florencia gracias al terror de su palabra. Eran los tiempos de Lorenzo el Magnífico y de Borgia el Venenoso, una edad de oro para la maldad y la inteligencia. Este dominico austero comenzó condenando ferozmente el pecado y la corrupción; después fustigó las costumbres y los placeres; finalmente atacó con gran saña el arte y los libros. Sus sermones atraían el fuego. Mientras en la plaza de Florencia ardían cuadros y manuscritos, las iglesias s llenaban de gente excitada por las catástrofes que el fraile anunciaba con el látigo de su lengua. Lorenzo el Magnífico no quiso castigar sus ataques desmedidos por no manchar la propia imagen de esteta; en cambio, el papa Borgia le mandó desde Roma un primer aviso para que se calmara, pero Savonarola se negó a reducir su cólera. Se sentía destinado a purificar la política y los vicios de la sociedad. Para esa labor no encontró mejor arma que el apocalipsis. Después de cargar la atmósfera con amenazas y malos presagios, su fanatismo logró dividir a la opinión pública: a unos les despertó la ira contra los políticos, a otros simplemente les hizo aflorar los tiempos pasados y tanto los airados como los plañideros necesitaban que hubiera cada día una nueva corrupción para poder excitarse escuchando las sobrecogedoras desgracias con que el inquisidor pretendía combatirla. El papa Borgia era inteligente y taimado. Sabía que el pesimismo que Savonarola aumentaba con la furia de las palabras nacía sólo de la propia vanidad. El papa Borgia también estaba interesado en evitar las catástrofes para los fieles. Su gran lalento encontró una fórmula sencilla. Puesto que Savonarola clamaba contra la corrupción con las desgracias y el fuego unitariamente, el Papa mandó que lo quemaran en una hoguera en medio de la plaza para acabar al mismo tiempo con su enernigo y con los cataclismos que anunciaba. En esta ocasión ardió el inquisidor. Sus cenizas esparcidas se confundieron con la paz.

LA FICCIÓN

La ficción
MANUEL VICENT 12/11/1995

En el museo arqueológico de Atenas sobre una banqueta, al pie de la escultura de Poseidón, tal vez un visitante español ha olvidado el periódico. En medio de esta inaccesible belleza leo los titulares. Comparo la convulsa basura que traen con la armonía que me rodea y no me escandalizo. Este almacén está lleno de torsos de dioses, de filósofos y legisladores esculpidos por Fideas o Praxiteles. Son de mármol muy puro, pero en su tiempo algunos de ellos no fueron sino gentuza. Si vivieran hoy algún juez estrella también los mandaría a Alcalá-Meco. Y otros estarían en busca y captura. A la sombra de este Poseidón medito un momento. Cualquier Estado se funda sobre un asesinato. Y también sobre la ficción de que ese asesinato no ha existido nunca. Este principio político sirve para Babilonia, Menphis, Atenas, la antigua Roma y el País Vasco. Si algún día Euskadi alcanzara la forma de Estado todos los vascos estarían obligados a fingir que los crímenes de ETA no se han producido. Otro Fideas vendría a esculpir en mármol al colectivo Artapalo. El terrible maleficio se produce cuando esa ficción se quiebra. Desde ese momento el Estado se convierte en una asociación de malhechores y la lógica macabra entra en acción: ya no es posible detenerse hasta que todo el Estado se desmorona. Entonces comienza el gran auto de fe. Pero en esa hoguera el protagonista es el fuego, no el hereje. Este va cambiando de pelaje mientras no se agote la leña. Primero arde el Gobierno, después la oposición, luego las instituciones. Finalmente se ven brillar dentro de las llamas algunos fajines, medallas, togas, polainas, mitras y coronas. Cuando el vientre del Estado se abre hay que operar hasta el fondo y no es, posible cerrarlo dejando el bisturí dentro. Cuando la hoguera se apaga hay que comenzar a fingir de nuevo. En este museo arqueológico de Atenas todos los dioses y héroes de la antigüedad tienen la nariz rota y los genitales des, trozados. No obstante, simbolizan el esplendor y la belleza. Otra ficción.

MÁS CEMENTO

Más cemento
MANUEL VICENT 29/10/1995

En la vida hay muchos delitos de sangre. Se cometen siempre fuera de la ley. En la cultura hay muchos delitos de cemento armado. Se cometen normalmente dentro de las ordenanzas. Durante la ex pansión económica de los años sesenta se produjo en España el abrazo del fascismo con la es peculación, cuya euforia dejó asoladas a la mayoría de las ciudades bajo una convulsión de la drillos. Entre otras cosas aquella codicia bombardeó con hormigón todo el litoral mediterráneo hasta quitarle el alma. Creíamos que la democracia traería una cierta racionalidad capaz de controlar el apetito desmedido de los especuladores. No fue así. Creíamos que los socialistas impondrían el interés colectivo o al menos el buen gusto sobre la voracidad de algunas empresas privadas. Tampoco ha sido así. Lo es tán pagando muy caro. Cual quier paisaje tiene una deidad secreta. Se puede edificar asesinándola vilmente o ayudándola a crecer con armonía. Esta disyuntiva se ha planteado ahora en Valencia una vez más. Sobre uno de sus perfiles seculares la es peculación se propone levantar tres torres de 20 pisos junto al Jardín Botánico. Se trata de una agresión salvaje cuya ignominia se verá desde más lejos a medida que esos edificios sean más altos. En Valencia hubo algunos casos famosos de sangre: el crimen de la envenenadora, el crimen del cine Oriente. De ahora en adelante, a estas tres cuchilladas de cemento que va a recibir Valen cia en pleno rostro las llamaremos el crimen del Botánico. En este caso no hay que hablar de ordenanzas municipales sino de la falta de amor. Quienes van a perpetrar ese asesinato no aman a Valencia. Puede que ostenten cargos, medallas, cochazos e incluso honores, pero no tienen amor a su ciudad. De ella tampoco esperan amor, sino sólo dinero. Lo van a recoger a espuertas junto con el desprecio de los valencianos sensibles, de hoy y de mañana. Cada ciudad tiene un alma colectiva disuelta en su paisaje. Cuando unos especuladores la aniquilan, también subyugan el alma de cada uno de sus habitantes.

DECADENCIA

Decadencia
MANUEL VICENT 22/10/1995

Realmente uno muere cuando ya no comprende nada y eso suele suceder mucho antes de que el alma abandone el cuerpo. Hay síntomas graves. Muchos de aquellos países pintados cada uno de un color en los mapas de la escuela han desaparecido. Tienen otras fronteras, otros nombres. Si te niegas a aprender la nueva geografía que todos los años engendran las guerras, ya estás muerto. El cuerpo de aquella mujer que amaste tanto tenía varios lunares estratégicos; si en el sueño ya no recuerdas dónde estaban ni cuántos eran, ya estás muerto. Ves cruzar un grupo de jovenzuelos con la cara pintarrajeada emitiendo aullidos salvajes. Si muestras una repulsa instintiva y no reconoces que en otro tiempo tú eras uno de ellos que hacía cosas parecidas, ya estás muerto. De pronto puedes aspirar el aroma de un lápiz Alpino, probar un potaje semejante al que hacía tu madre, descubrir en el trastero los restos de la bicicleta en la que, siendo adolescente, ibas a la playa, escuchar una suavísima melodía de Tommy Dorsey, encontrar una hoja de hierbaluisa entre las páginas del libro que te regaló ella; si al sentirte herido por todo eso experimentas sólo nostalgia y no una melancolía llena de estética que te ayude a crear nuevas sensaciones placenteras, ya estás muerto. Cambian las formas de la pintura, de la danza, de la música, de las palabras; cada una de las bellas artes constituye un río de Heráclito que discurre paralelo al de la ciencia y todo son afluentes del gran río que arrastra innumerables licores y sustancias hechas para olvidar la vida. Si sientes un rechazo natural por el cambio de formas, de alimentos, de vestidos, de pelo, de signos, de sexo, de política, de espectáculos, de materiales, entonces ya estás muerto. El gusto es infinito, pero hay un terrible momento en que cada uno pronuncia su propia defunción: ese en que reconoces que ya no entiendes nada de lo que pasa. Esta muerte puede ser violenta o dulce, según tú vayas circulando por la calle durante años lleno de ira o de resignación.

REGALO

Regalo
MANUEL VICENT 08/10/1995

Un joven artista recién llegado de Italia me ha traído de regalo un queso parmesano, una botella de aceite y un tarro de miel. El aceite procede de unos olivos de Viterbo, que están arraigados desde siempre sobre ruinas etruscas: debajo de sus raíces hay tumbas, gradas de teatro y arcillas de dioses sonrientes. Cada año toda esa cultura milenaria da una cosecha, y cuando uno derrama su zumo por la mañana sobre una rebanada de pan candeal acabada de tostar, no está sino elaborando una plegaria que hará soportables todos los crímenes que sucederán a lo largo del día. Este joven artista llegará muy lejos. Ha ido por primera vez a Italia a ver a su novia, que tiene un abuelo campesino de 90 años en Anzio y no se ha molestado en visitar Roma ni tampoco se ha acercado a Florencia. Desechando a Botticelli, Da Vinci, Miguel Ángel y Bernini, ha comenzado por iniciarse en la sabiduría que está debajo de estos grandes creadores. El joven artista ha pasado su primer viaje a Italia sin salir de casa, escuchando a un campesino muy viejo que estaba haciendo todavía las mismas cosas naturales que hacía Virgilio. En Roma, en Florencia y en Venecia sólo había un gentío con mochilas y chancletas, pero él tenía alrededor los olivos, las ovejas, las colmenas que dieron sustancia a los primitivos héroes. Hay que empezar por el principio. No es posible degustar la perfección de una Virgen de Rafael si uno previamente no se ha extasiado ante el sabor del queso parmesano. No se puede admirar la profundidad de cualquier carne de Tiziano si no se comprende la luz condensada que se haya capturada en el interior de una gota de aceite o de miel. Los cinco sentidos son vasos comunicantes: junto confluyen en esa cúspide que es la inteligencia sensible. Mientras en el agosto ferruginoso de Italia las manadas de turistas sudados se reproducían en las escalinatas, este joven artista estaba sentado en el tronco de un olivo de Viterbo, en cuyas raíces había dioses con ojos de aceite. He aceptado el regalo como una lección.

LOS GALGOS

Los galgos
MANUEL VICENT 10/09/1995

Vivir en soledad junto al Mediterráneo simplifica mucho las cosas. Llega un momento en que sólo se te ocurren pensamientos ,esenciales: el mar es azul, el cielo es azul, las palmeras son verdes, las sardinas son de plata. Uno no sabe siesta simplicidad es una conquista muy ardua de la intelígencia o si se trata más bien de una caída inexorable hacia la imbecilidad. Estoy alarmado. Cada día tengo menos ideas y éstas a su vez suelen llegar confundidas con pequeñas sensaciones corporales sin que pueda rescatarlas del sentido de culpa que las envuelve. ¿Qué hace uno aquí solo en el Mediterráneo viendo pasar las primeras grullas cuando en Madrid se hunde el Estado? Todas las mañanas se superpone al sonido del mar el estruendo de la jauría radiofónica y, periodística que ya le va pisando los talones al presidente del Gobierno. Media Es paña apuesta contra otra media en esta carrera de galgos, si bien la liebre ya está políticamente sentenciada. Este juicio forma parte del paisaje. Me pregunto si es intelectualmente lícito permanecer inmóvil bajo una parra de moscatel con los pies dentro de un lebrillo y jugar a, ser feliz e imparcial pelando boquerones mientras desfila un conglomera do de cadáveres y policías, espias, políticos y asesinos por el interior de la conciencia nacional. Desde la soledad del mar estos estertores del Gobierno socialista a veces pueden parecer otra movida ma drileña. En aquella coyuntura es tética reinaba Almodávar. En este aquelarre judicial impera el juez Garzón. El mar es azul. El cielo es azul, ¿pero Felipe González es culpable? Este interrógante se ha incorporado, al esplendor de la naturaleza. Como un gancho de carnicería lo veo colgado del algarrobo por la mañana cuando me levanto. Debajo de cada palmera también hay un juez y la cal de las paredes del Mediterráneo me recuerda a un determinado número de fiambres mal enterrados. El mar es azul. El cielo es azul. Las sardinas son de plata. Se. requiere un esfuerzo intelectual sobrehumano para formular estos pensamientos desligados de la culpa.

LA PALANCA

La palanca
MANUEL VICENT 20/08/1995

No existe la inteligencia ni la bondad ni la justicia. Sólo existen algunas personas inteligentes, bondadosas o justas. Los valores universales son meras abstracciones, unos conceptos que los filósofos clavan en la pared como coleópteros disecados. Tampoco existe la muerte, sino los muertos. Cuando se extingue una persona inteligente desaparece igualmente una parte de la inteligencia universal. No existe la humanidad. Sólo existen tantos miles de millones de seres humanos concretos y entre ellos están los que el azar ha colocado a tu lado y también los que has elegido a través de sus obras o de su talante para ser admirados. En un mismo día se han ido de este mundo dos seres que uno necesitaba para creer que España no era un territorio absolutamente miserable. Han muerto Luis Burón y Julio Caro Baroja, un fiscal y un sabio, dos personas inteligentes y honradas en las que podía apoyar la palanca cualquiera que tratara de vivir con un mínimo de dignidad. Yo así lo hacía. En estos tiempos de basura convulsa me bastaba con pensar cada mañana que ellos aún existían para creer que no todo estaba perdido. A Caro Baroja lo recordaba de aquella tertulia de viejos republicanos en los bajos de la cafetería Fuencisla de Madrid, donde él zanjaba cada cuestión con un juicio insobornable y preciso. A Luis Burón lo veía pasar cada tarde junto a mi mesa en el café Gijón, con su ceño adusto de labrador calderoniano cuando se iba a jugar la partida de dominó después de haber juzgado. Siempre se suele decir lo mismo: eran los últimos ejemplares de otra época, tipos de los que ya no quedan, pero no es así. Se trataba simplemente de dos hombres que encarnaban unos valores universales, aunque uno pudiera tomar café con ellos. No existe la muerte, sino los muertos. A partir de ahora tendré que buscar un punto de apoyo en otro ser inteligente, justo e incorruptible para vivir confiadamente, alguien en quien apoyar la palanca. Ignoro si esa persona existe en medio de tanta miseria moral. Si no existe habrá que imaginarla.

NUCLEAR

Nuclear
MANUEL VICENT 23/07/1995

Más que una categoría geopolítica la unidad del planeta es una conquista de la mente. Y no sólo eso. La unidad del planeta también es una forma de amor e incluso puede convertirse en una cima de la mística moderna para quien sea capaz de sentir los latidos que da la Tierra mientras navega por el universo. Ya no existen mares ni países lejanos. Cualquier atolón del Pacífico pertenece a la intimidad de todos los jóvenes del mundo. Con una labor muy ardua se ha ido imponiendo esta nueva conciencia en nuestra cultura: saber que la limpieza de corazón hoy coincide con la limpieza de los ríos, valles y montes allí donde quiera que se hallen. Realizar una prueba nuclear es un crimen contra la humanidad. En las escuelas, de Francia se enseña a los niños a no tirar papeles en el suelo. Allí los políticos también advierten a os ciu a anos del peligro de usar aerosoles y de no controlar las pilas del transistor ya usadas. Siguiendo esta consigna, los niños franceses no tiran papeles en el suelo, pero Chirac puede tirar una bomba atómica. en el atolón de Mururoa. Para todos los jóvenes que sienten el planeta como una unidad de la mente, esa explosión se ha producido en su sala de estar. La bomba atómica es una antigualla antiestética y a ella se ha adherido Aznar en un alarde de complaciente inferioridad en las escalinatas del Elíseo. Después de una prolongada corrupción unida a unos crímenes de Estado, los socialistas han perdido tres millones de votos. Antes de llegar al poder Aznar puede echar a la basura el voto de todos los jóvenes sólo con una frase desgraciada. Su amor repentino por la bomba atómica es algo impúdico y anticuado que va a causar estragos entre la gente sensible que quiere un mundo limpio empezando por las cloacas del Ministerio del Interior y terminando por las aguas cristalinas al sur del Pacífico. ¿De modo que yo no puedo fumigarme la axila con un desodorante por no perjudicar la capa de ozono y Aznar es partidario de llenar de ponzoña nuclear el planeta?

EL ARCANO

El arcano
MANUEL VICENT 02/07/1995

El secreto es para el Estado lo que el misterio es para la religión: una zona inaccesible que rodea a Dios y que protege a los príncipes. Sólo mediante ciertos ritos algunos elegidos pueden penetrar en ese arcano. Se requieren juramentos, vestiduras, ungüentos y palabras esotéricas para celebrar la ceremonia de iniciación, pero apenas franqueado el interior del arcano los iniciados se dan cuenta de que ese espacio sagrado está lleno de golfos. Como en las películas de gánsteres, en que de pronto, en el fondo de una funeraria, se abre una puerta y aparece un ruidoso casino de juego rebosante de alcohol, del mismo modo los neófitos se encontraban en la trasera del lacrado tabernáculo de los templos de Tebas a una pandila de sacerdotes borrachos bebiéndose el vino y devorando los terneros del sacrificio. Dios no sería nada sin el misterio. En las logias del Vaticano algunos cardenales renacentistas esparcían avellanas por el suelo de mármol y las princesas romanas debían recogerlas a gatas con los labios mientras los purpurados ejercían sobre ellas de macho cabrío, y, no obstante, Dios estaba protegido por el rigor de la liturgia. El Estado tampoco sería nada sin sus secretos, que son una forma laica heredada del antiguo arcano divino. Atraviesa uno con el ánimo suspendido el palacio del Gobierno, los salones del Banco de España, el hemiciclo del Congreso, las tarimas de los altos tribunales entre óleos, cornucopias, uniformes y cortinajes, y al final de ese laberinto del poder las gruesas alfombras te conducen hasta un asador de Navalcarnero donde un ministro y varios funcionarios de la seguridad del Estado se están repartiendo los fondos reservados entre carcajadas. Dios necesita herejes para pervivir en su sustancia. El Estado necesita generar conjuras, traiciones y enigmas para preservar su propia miseria. También Drácula necesita la oscuridad para poder gobernar sobre algunas gargantas, pero el sol desintegra a los vampiros. Lo mismo le sucede con la luz a los políticos y a los servidores de todos los tabernáculos.

EL ODIO

El odio

MANUEL VICENT 25/06/1995

Puede que estemos en vísperas de una nueva guerra civil y no por eso dejaré de comprarme un sombrero de paja. Lo sustancial de una guerra civil no es la pólvora sino el odio y éste comienza a estar muy bien repartido en nuestro solar. No es necesario pegar tiros. Basta con seguir disparando ciertas palabras. A pesar de todo, en medio de la guerra pienso tomar frutas y granizados en las noches caliginosas de este verano escuchando paso dobles de mucho metal. Ignoro si esto que llamo odio no será tan sólo el putrefacto calor de la canícula, dentro de la cual todas las avispas son reinas. En este país el sol de Justicia suele confundirse con la sed de venganza. Evidentemente esto no es julio del 36 porque entonces Caín y Abel llevaban alpargatas de esparto y culeras en los pantalones. Hoy los fratricidas se visten en Versace o en Arman¡. Tampoco se oye cantar a Estrellita Castro. El frente está en cada semáforo y los contendientes llegan a las trincheras vestidos de lino. Luciendo ese tejido uno puede odiar hasta el fondo de los huesos a otro adversario político en las terrazas, en las redacciones de los periódicos,- en las heladerías, en, los pasillos del Congreso, en los taxis, en los pasos de cebra, en el corredor de los hospitales. El odio contamina. Es una atmósfera. El espacio radioeléctrico está saturado de insultos como balas, delaciones y sospechas: a eso se le sigue llamando política todavía. El odio huele. Está compuesto de una mezcla de azufre, sudor de verano y esa humedad que precede a las tormentas. No se necesita un escáner para detectarlo. Basta con la simple nariz. ¿Libramos del odio? Tal vez nuestra democracia contaminada aún podría salvarse si sl1 llamara a Christo, que no es Dios sino un artista búlgaro americano el que acaba de entoldar el Reichstag, para que hiciera lo mismo con el palacio de la Moncloa hasta que caiga el Gobierno. Forrado de tela y atado como un fardo se con vertiría en una obra de arte y uno podría contemplarlo sin odio tomando granizados bajo el sombrero de paja.

SOBRE EL FANGO

MANUEL VICENT 18/06/1995

Es uno de los mitos clásicos: cuando la caja de Pandora se abre, ya no se puede cerrar. En esa caja duermen las serpientes formando el nudo que cohesiona la esencia del poder. Si un revolucionario o un traidor libera a las serpientes, el poder se diluye y el Estado desaparece. Mucho más hermética que la olla de una central nuclear debería de haber sido la caja de Pandora que se guardaba en las cámara blindadas del Cesid. Una fuga nuclear envenena mortalmente la atmósfera. Una fuga masiva de la información secreta del Estado destruye cualquier ficción en la que se fundamenta el poder. Conociendo la degradación que puede alcanzar el Gobierno socialista después de haber entrado a saco en el Estado, confieso que no me ha causado tanto escándalo la bellaquería moral de haber captado, grabado y conservado conversaciones privadas de ciudadanos corrientes como su ineptitud para controlar toda esa basura. Estamos en malas manos. Unos espían y graban nuestra miseria mas íntima, otros comercian con ella, otros la publican, otros se refocilan, y, mientras la ola de escándalo golpea de forma metódica, cada lunes todos caminamos con la sensación de estar pisando un suelo Muy blando sin saber si debajo habrá finalmente un núcleo duro en que apoyarse. Ignoro quién tiene la culpa: si el Gobierno por no largarse de una vez o la oposición que utiliza esa clase de es tiércol para engordar. ¿Cesará de repente toda esta inmundicia cuando la derecha llegue al poder? No lo creo. En las veras de la Inquisición hubo un, momento en que lo esencial ya no era el hereje, sino el propio fuego que marcaba las reglas. En la época actual también sucede que la mierda se ha convertido en un método y no ce sará de alimentarse a sí misma hasta que las serpientes vuelvan al cofre. Es necesario que esta cloaca se limpie profundamente antes de que la oposición consiga el poder. Deben hacerlo los socialistas por simple patriotismo. De lo contra rio, este país jamás podrá ser gobernado democráticamente, sino sobre un fango indefinido.

ESCRITORES

MANUEL VICENT 11/06/1995

Las casetas de la Feria del Libro se dividen en dos: las que tienen bicho dentro y las que no lo tienen. Cada año que pasa el espectáculo se vuelve más siniestro. Ese bicho es escritor y se le puede ver sentado detrás de una barricada de libros en la caseta bajo un cartel que anuncia su propio nombre. Está allí para firmar sus obras. Mientras el río de la gente discurre por el recinto de la feria los altavoces van repitiendo la lista de todos los escritores que en ese momento compiten entre sí frente al público. Hoy los escritores se dividen en tres: los que firman mucho, los que firman poco y los que no firman nada. La crueldad del mercado ha añadido una prueba más al alma lacerada de los creadores. Antes los celos, el odio o la frustración eran un asunto privado que el escritor cocía en la intimidad. Sólo los libros luchaban ferozmente entre ellos por sobrevivir en la mesa de novedades. Pero ahora al escritor se le obliga a acudir en persona cada año en companía de sus colegas resentidos, envidiosos o envidiados a medir el éxito o el fracaso directamente ante los lectores, libreros y edito res. Ya no existen escritores de culto, aquellos cuya gloria consistía en tener unos devotos reducidos y fanáticos. Hoy el que no vende no existe y esta durísima ley se establece en una competición física cada año. Dispépsicos, ansiosos y angustiados, los escritores esperan el veredicto del público y éste ejerce sobre ellos un juicio sumarísimo: a unos los rodea con calor, a otros los deja en una soledad miserable. Cualquiera puede ver el rostro resplandeciente de los triunfadores; cual quiera puede descubrir el resentimiento en la mirada de los que no firman un solo ejemplar. Éstos no están pensando en Faulkner o en James Joyce sino en la estupidez oportunista que tendrán que es cribir la próxima vez para tener frente a la caseta una cola como la que en ese momento se extiende ante un supuesto cretino o un advenedizo que ha elaborado un bodrio político, culinario, deportivo o televisivo. ¿Habrá que acuchillar a alguien para tener éxito? Ése es el próximo paso.

REY DESNUDO

MANUEL VICENT 21/05/1995

Siempre se ha sabido que los soberanos trabajan mucho: tienen que cambiarse de ropa una docena de veces. Un pijama de seda bordado con la corona real en la tetilla, un uniforme para las audiencias de la mañana y otro para inaugurar un congreso al mediodía, equipo de monta a caballo antes de comer, traje de etiqueta para un banquete, equipo de polo o tal vez de cazador de pichones a media tarde, chaqué o esmoquín para la cena de gala, distintos atavíos de tenista, motorista, regatista, esquiador o jugador de bridge. Ejercer el poder consiste en cambiarse de ropa muchas veces al día, ya que la autoridad no es más que un reflejo de las vestiduras. Hay paños de gran prestigio, el terciopelo, el armiño, que están unidos de forma indisoluble a la jerarquía. También existen aditamentos de oro que los poderosos se colocan en la cabeza para que su fuerza sea distinguida de lejos. Estas prótesis craneales se derivan, de las cornamentas de los ciervos o de los cebúes. La tiara del Papa, la mitra de los obispos, la corona de los reyes son residuos de las astas del buey Apis según distintos modelos. Los cuernos invisten. A un chimpancé le colocas una gorra de plato comienza a mandar, o al menos te abre el coche con suma dignidad. Un inteligente ministro de Exteriores le contestó al rey Juan Carlos, que se quejaba de haber sido fotografiado desnudo: "Señor, sólo hay una forma de evitarlo, y es no estar desnudo". Cuando el ministro Fernández Ordóñez me contó este lance, pensé: un rey desnudo no es rey. Lo pensé mientras trinchaba un solomillo que estaba igualmente desnudo y que ya no se parecía nada al buey de donde había salido. La monarquía se basa en una ficción: imaginar que debajo de las vestiduras reales no existe un cuerpo físico, sino otra ficción que se va reflejando hasta el infinito en el espejo de las vestiduras. La desnudez siempre tiene un significado de inocencia. Ningún poder resistiría esa prueba. Si un rey se desnuda al sol, alguien lo trinchará como si fuera sólo una carne bien pasada.