miércoles, 2 de abril de 2008

2001

2001
MANUEL VICENT 31/12/2000

En el principio fue la Acción la que se hizo pensamiento y no el Verbo el que se hizo carne. Gracias a que hubo un mono curioso cuyo dedo pulgar hacía de pinza con el resto de la mano este antepasado nuestro comenzó a jugar con un palo manipulándolo de mil formas durante miles de años hasta que esta experiencia acabó por insertarle el germen de la lógica en el fondo del cerebro. La ciencia universal se inició con este silogismo: "Le pego un garrotazo a mi enemigo, luego queda eliminado; hago palanca con el palo, luego la piedra se mueve con más facilidad; así lo haré en adelante". El resto ha sido una ráfaga de la inteligencia que nos ha llevado hasta la bomba atómica y la clonación. El mono se hizo sabio mediante un infinito ejercicio de dedos sobre la materia, pero se tardaría un millón de años a llamar a esto cultura digital. Internet es hoy el cerebro de la humanidad. Se trata de un organismo vivo, aunque ya no carbónico, que condensa electrónicamente todo cuanto el cerebro de las personas vierte en él hasta formar la gran amalgama de la nueva inteligencia humana. Como sucedió en el inicio de la cultura también este cerebro universal es excitado sólo con los dedos sobre un teclado sin que en esta acción intervenga todavía el principio de causalidad. Ante cualquier dificultad con el ordenador se oye la voz del maestro pidiendo ayuda: que venga el niño. Y el niño de cinco años se sienta ante el aparato y comienza a realizar el mismo juego con las teclas que el primer monosabio ejecutaba con el palo. El niño se limita a improvisar variados impulsos nerviosos con las yemas sin pensamiento alguno. Como tiene ya una conciencia nueva que es sólo digital sabe que el ordenador al final acabará obedeciendo a sus deseos a medida que lo vaya excitando con los dedos hasta insertar en sus bulbos microscópicos el principio de causalidad. El tercer milenio de nuestra era se inicia con este regreso a la acción de la mano como germen de la inteligencia, solo que el cerebro al que hay que excitar ya es electrónico y universal. La selva virgen la forma ahora la Red manipulada por tiernos monos albinos que ya son felices bajo los modernos cocoteros. La conciencia digital es el último estadio del espíritu: pensar con los dedos, amar con los dedos, ser juzgado con los dedos. Y así hasta que el teclado de Internet establezca definitivamente en el mundo el nuevo pensamiento metálico. Feliz milenio.

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