martes, 17 de junio de 2008

GAVIOTAS

Gaviotas
MANUEL VICENT 01/10/1995

La gente de la mar sabe muy bien que en el momento de elegir entre un banco de caballas y sardinas plateadas que bulle a flor de agua o un estercolero de la orilla repleto de cuellos de pollo y residuos de hamburguesas, la gaviota, ese pájaro que tanto gusta a los poetas, escoge siempre la basura posculinaria, que ha expulsado el cuerpo humano por arriba o por abajo. Una gaviota con sus alas desplegadas es el símbolo que ha elegido el partido de la derecha para fomentar los suelos de la ciudadanía. En el anagrama se la ve despegar sobre nuestras cabezas y desde la altura de su vuelo se supone que divisa toda clase de alimentos. Es muy significativo lo que pasa. Hoy la derecha española sólo crece y engorda a base del detritus socialista.. Parece que no tiene otro proyecto de nutrición que picotear obsesivamente día y noche, en ese basurero que nos ha dejado en herencia este Gobierno. No hay nada que cree más adicción que la mierda. Este principio puede aplicarse también a los intelectuales, periodistas, comentaristas radiofónicos, moralistas y sociólogos, sin excluir al obispado. La oposición sube de nivel a medida que la cloaca del partido socialista desde abajo la va empujando a la superficie. Me pregunto si la corrupción ha sido necesaria para dar prestigio a la derecha. Si esto fuera así, en el futuro todos pagaremos un precio muy duro. El Partido Popular puede gobernar mañana mismo. Mientras arremete, como es su obligación, contra tanta basura, ¿no podría su gaviota alimentarse alguna vez de caballas y sardinas plateadas? Imagino que tendrá proyectos maravillosos para desarrollar la inteligencia, las artes, la economía y el bienestar. De lo contrario habrá que soportar dentro de poco a esos políticos que sólo han engordado con el detritus del adversario hasta hacer de esa práctica una escuela perenne de gastronomía. Esto es lo que nunca se le podrá perdonar al Gobierno socialista. Que hasta los poetas más insignes se hayan hecho especialistas, como las gaviotas, en los vertederos de la orilla.

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