miércoles, 18 de junio de 2008

HÉROE

Héroe
MANUEL VICENT 17/12/1995

Han sido necesarios millones de años para que los hombres dejaran de andar a cuatro patas. Es la primera cota estratégica que la humanidad conquistó. Algunas personas, llevan esa categoría en el fondo del espíritu: la simple dignidad de estar de pie. Por eso los españoles hemos agradecido al general Gutiérrez Mellado que no lo tumbaran. A los soldados el valor se les supone. Sus actos de heroísmo suelen acontecer en los desiertos, en alta mar o en la profundidad de los barrancos. Luego los cronistas, de guerra nos cuentan sus batallas. No todos les creen. Pero la buena estrella le deparó al general Gutiérrez Mellado un lance de oro: demostrar en directo a través de la televisión cómo se comportan los héroes. El asalto al Congreso corrió a cargo de unos cuatreros que llevaban la guerrera desabrochada y frente a ellos el general se mantuvo derecho y en jarras. No se permitió siquiera un reflejo condicionado cuando las balas a su espalda le silbaron por la oreja. Ese vídeo hoy es el mejor spot publicitario de la dignidad personal. Con el tiempo se convertirá en la versión moderna de los antiguos cantares de gesta: formas de transmitir viejas hazanas a las nuevas generaciones. Esas imágenes, del valor de un hombre se pasarán infinitas veces por televisión mezcladas con anuncios de detergentes, colonias varoniles, cremas y pastas: junto con otras mercancías entrarán a formar parte de la conciencia colectiva. Era uno de esos militares con diseño anglosajón que en los países altamente tecnificados acuden al despacho en traje gris con paraguas y que no acostumbran a perder ninguna guerra. Desde la época de Esparta se sabe que cualquier nación regida por su propio Ejército es una nación militarmente débil. Por eso Gutiérrez Mellado jugaba al bridge. Pero nunca olvidó que la primera hazaña que el ser humano realizó fue ponerse en pie y que esa cota nunca había que perderla, puesto que costó millones de años conquistarla. Gracias, general, por no haber sido tumbado. Esa fue, sin duda, nuestra gran victoria.

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