viernes, 11 de julio de 2008

LOS GIRASOLES

Los girasoles
MANUEL VICENT 19/06/1994
Ahora que el Partido Popular le ha doblado por primera vez la muñeca a Felipe González hay que prepararse para contemplar un gran espectáculo del alma humana. Los girasoles están orientados ya hacia la derecha y en esa misma dirección pronto pasará por encima de nuestras cabezas una nueva migración de intelectuales, cómicos, poetas, técnicos, asesores, decoradores, escritores, interioristas, sociólogos, periodistas, maquilladores, diseñadores y otras aves que buscan siempre las zonas templadas de cual quier sur, allí donde esté. Se ha repetido muchas veces que la derecha en este país carece de apoyo intelectual o de aura estética. No debe preocuparse por eso. En el galgódromo político las apuestas están a su favor. Dentro de poco al Partido Popular le sobrarán conversos, logreros y advenedizos de renombre: con ellos podrá formar una masa cerebral. Cuando la derecha esté en el poder llegarán las aves migratorias, los nuevos buscadores de oro, a la planta quinta de los ministerios, y ninguno de ellos tendrá conciencia de haber mudado de ideología, puesto que el viaje se habrá producido dentro del cambio de luz que hace rotar de un modo natural a los girasoles. Veremos a algunos cantantes duros, a muchos artistas rebeldes y abstractos, a ciertos feroces estetas, a cineastas marginales, a los poetas cáusticos, a los lánguidos camiseros de la posmodernidad, pelearse entre ellos para ver quién es más de derechas, y esta lucha se prolongará contra quienes han defendido las almenas del Partido Popular desde dentro y muchos de éstos serán desbancados por los recién llegados. En medio de este aluvión de intelectuales, técnicos, asesores y artistas que van a invadir el territorio de la derecha, sólo hay que esperar que el Partido Popular tenga más tino o suerte a la hora de elegir que el que tuvo el partido socialista cuando en 1982 se produjo la migración contraria hacia su abrevadero. Entre aquellas aves de entonces volaba Roldán. Volaban todos los que ven el Boletín Oficial del Estado como una mina de El Dorado.

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